- Capítulo 2 -

200 14 1
                                    

°
Es hora de hablar

Bastiam

Dejo salir una respiración cansada, días de demasiado trabajo y estrés acumulado que el día de hoy finalizan con la gala de la fundación. Admito que no me vendría nada mal una siesta de varias horas pero al ser dueño de una gran empresa y mover las acciones cada segundo, no puedo darme tal lujo; por ahora. Alen asegura necesitarme urgentemente así que dejaré todo en manos del gerente general de Hardford Company, un amigo de confianza, pero estaré al tanto de cualquier problema en los próximos ocho meses en Los Ángeles, mi amigo se ha encargado de comunicarme que mi estadía debe ser considerable.

Sigo en mi pequeño espacio de paz que he mantenido durante todo el vuelo. En una hora llegaremos a tierra justo como la azafata me lo confirma, mantengo los ojos cerrados por un momento ansiando llegar y ver después de tantos años a la pequeña de los Bale, Alen gracias al trabajo ha viajado unas pocas veces a Nueva York y hemos coincidido, pero no he tenido la misma suerte con Carter. Después de siete años de ausencia volveré a Los Ángeles y aprovecharé al máximo a la pequeña Cart, solo no espero que al estar allá me encuentre con una chica arrogante que vive de compras y fiestas, como muchas lo son a esa edad.

Decido que es tiempo de vestirme correctamente para la gala, porque el traje que uso en estos momentos es exclusivo para hacer negocios, negocios como el que cerré hoy con mi viejo socio Dorian Livingstone, para después y sin descanso subir al Jet. En la pequeña habitación personal me despojo del pantalón de vestir y la camisa abotonada para vestirme con un discreto esmoquin que solo representa formalidad y etiqueta. Unos golpes en la puerta corrediza que se encuentra cerrada me sacan de mis pensamientos.

—¿Señor Hardford? Estamos a unos minutos de nuestro destino, por favor tome asiento para el aterrizaje.

No necesito responder para que la chica se aleje a lo que deduzco, la cabina. Pasados algunos minutos, vuelvo a mi lugar para sentarme a esperar el aterrizaje y con un cordial recibimiento del personal del aeropuerto donde llegamos bajo los ligeros escalones del vehículo aéreo, siento la cálida brisa que me golpea en el rostro. Algunas personas se encargan de llevar mi equipaje al auto que me espera antes de introducirme en él e ir al Four Seasons para la gala.

—¿Cómo estuvo el viaje señor Hardford? —El chófer cordialmente me recibe.

—Bien, un poco cansado pero no hay nada más importante que esta gala —Asiente comprendiendo y dejamos estancada ahí la conversación.

Mis guardaespaldas me siguen en un auto tras nosotros.

Admiro el pasar de enormes mansiones y edificios lujosos que resaltan por la noche de agosto en California, años de ausencia por aquí donde no me había dado el tiempo de regresar a disfrutar.

El edificio se muestra imponente con diversos autos y personas saliendo o entrando para el evento, personas adineradas que están ya sea por la subasta o solamente para apoyar a la causa, todos amaban a Diana, y eso es algo que se recuerda cada año en esta noche. También resulta un lugar para cerrar o comenzar tratos entre magnates que solo quieren expandir su imperio, pero nada del otro mundo.

—¡Señor Hardford!

—California TV, ¿Podría responder algunas preguntas?

—¿Será un éxito la subasta?

Demasiados reporteros y paparazzi se juntan frente a mí, cegando mi rostro con flashes y camaras, por suerte el chófer se hace cargo de hacerlos a un lado. Ignoro sonriendo lo que cuestionan para no parecer un engreído apático, que es como lo pinta la prensa cuando rechazas a sus reporteros que solo invaden el espacio personal. Subo los escalones en la acera siendo seguido por esas personas y no es hasta que estoy dentro del hotel cuando dejo de escuchar sus gritos y preguntas, un leve bullicio por parte de los asistentes a la gala me recibe al atravesar las puertas y comienzo a saludar a cada conocido que no he visto en años.

Older [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora