- Capítulo 8 -

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Beso

Bastiam

¿Qué acabo de hacer?

Salgo al pasillo con la respiración agitada pensando en lo que ha pasado. Con las palmas de mis manos recargo mi peso en la pared frente a la puerta de la habitación de Carter. Sigo analizando lo que acabo de hacer y aunque quiero sentirme culpable, no me arrepiento de nada.

Y ese es el problema. Que no me arrepiento de absolutamente nada.

Después que nos separamos no pude verla a los ojos, ella se encuentra en un estado ebrio y esto se puede malinterpretar de muchas maneras. Algo dentro de mí se siente eufórico y feliz por el repentino beso, y quiero ocultarlo, callarlo. Tomo largas respiraciones tratando de disipar esta exitación que creció gracias a las caricias que Carter cometió inconscientemente.

Niego con la cabeza deseando que así estos pensamientos salgan. En un acto de adrenalina golpeo la pared y salgo del pasillo para bajar las escaleras, paso por la puerta de entrada y me introduzco a mi auto. Arranco a una velocidad prudente y me adentro en la autopista.

La manera en cómo sus labios se juntaban con los míos en sincronía, sus delicadas manos pasándose del cuello de mi camisa a mi pecho, no puedo negar lo bien que se sintió, no puedo negar que aún deseo más, y no puedo negar que; es Carter, hija de Alen.

Cierro con fuerza mis párpados tratando de borrar esas imágenes de hace unos minutos atrás que se reproducen en mi mente. Con la conciencia atormentada llego al sector de departamentos dónde vivo, bajo rápidamente del auto y lo primero que hago al llegar arriba, es meterme a la ducha. Un buen baño frío logrará que aclare mis pensamientos.

Siento el agua recorrer mi cuerpo, perdiéndose en el suelo por el alcantarillado, permanezco unos minutos con el agua directo hacia mi rostro y aunque me logra relajar un poco no me tranquiliza ante la situación. Necesito algo para distraerme para dejar de darle demasiadas vueltas al asunto, no quiero seguir con esto. Envuelvo una toalla a mi torso y salgo aún un poco húmedo hacia mi habitación.

Me siento estúpido.

No puedo dejar de pensar en Carter. Me encontraba en la cocina tomando un vaso de agua antes de regresar al departamento, ya que estaba por salir escuché ruidos provenientes del recibidor, me extrañó que alguien llegara a casa a estas horas por lo que pensé que se trataba de un desconocido o algo por el estilo. Me sorprendió bastante ver a Carter en un estado de ebriedad subir por las escaleras en una risa escandalosa. No voy a decir que su atuendo no me distrajo unos segundos, porque siendo sincero lucía realmente hermosa.

Me visto con un pantalón chandal y camino a la sala de estar tomando asiento en el sofá, paso mis antebrazos por los lados de éste dejando caer la cabeza hacia atrás en el respaldo. Observo el control remoto del televisor a unos cuantos pasos de mí y me resulta tentadora la manera en la que puedo distraerme.

Enciendo el televisor y selecciono el programador de Netflix, me encuentro con una película titulada The Oranges, y al parecer el destino quiere jugarme una mala broma con su descripción:

"Un hombre se enamora de la hija de un amigo de la familia, haciendo la vida un poco incómoda para él y la familia".

Dejo salir una maldición enderezando mi posición en el sofá, coloco mis antebrazos sobre mis rodillas pasando las manos por mi cabello. Esto no puede seguir así, todo a escalado a niveles gigantescos en un momento, lo que creí que solo eran pensamientos recurrentes se convirtieron en algo físico.

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