🍌 ;; 0 0 4 .

4.9K 467 44
                                    

   —¿Has estado en medio de esos sueños en los que, por más que lo desees, no puedes defenderte de ninguna forma? ¿Has formado parte de esos sueños en los que sientes que te ahogas, y las posibilidades de despertar se vuelven casi nulas? —interrogó el japonés en un susurro. Tanto él como su adverso sabían que ninguna palabra más escaparía de sus labios, puesto que los titubeos, bajo esas circunstancias, eran una tortura para Eiji. 

   Ash se limitó a bajar la mirada, como si de esa manera pudiera evitar cualquier tipo de pregunta, y en el fondo era exactamente lo que quería; no responder a nada. Estaba al borde de un colapso, creía que hasta el más ligero roce en su hombro lo haría reaccionar de la peor forma, y él no quería actuar así con la persona que tanto apreciaba. Con la persona que tanto amaba.

   —De esa forma me siento todos los días, Ash. Siento que soy incapaz de hacer algo, y que el más mínimo esfuerzo sería un regalo para quienes intentan borrarnos —la voz del de mayor edad sonaba vacilante, mas, estaba completamente seguro de lo que decía. Sus manos viajaron en dirección a las pálidas del individuo al que sus palabras iban dirigidas, sin preámbulos las tomó, para seguidamente obligar que sus miradas chocaran: sentía que hablaba con la nada misma si no veía aquellos vivaces ojos de color esmeralda—. ¿Qué te impulsa a seguir protegiéndome?, ¿no te das cuenta que en cualquier momento las cosas se estropearán por mi culpa? Por favor... Piensa, recapacita todo lo que ha pasado y también podría pasar, es lo único que te pido. 

   Si había algo que al de cabellos claros le hacía poner los ojos en la realidad, era ver cómo la desesperación opacaba la característica positividad que el de menor estatura, por naturaleza, parecía tener. Levantó su mirada, definitivamente cometió un grave error, se percató de ello luego de ver las lágrimas brotar de los oscuros orbes contrarios, discretas, silenciosas, pareciera ser que aquellas se escondían de él. 

   —Eiji, yo... —la oración que tanto tardó en formular no podía salir de su boca, un nudo en la garganta le prohibía hablar y le dificultaba respirar con normalidad. Había pasado por tantas cosas, que le costaba asimilar cómo la angustia le daba una mala jugada, pero él era fuerte, él podía hablar sin mostrar debilidad—. Lo lamento. Lamento que por mi culpa te sientas así, yo sólo quería protegerte, pero veo que lo único que logro es ponerte peor. Pero, ¿sabes? Por más que te desee todo el bien del mundo, no quiero que te vayas de mi lado —por obvias razones, aquello siquiera se pudo oír, Ash murmuraba, titubeaba y pensaba cada una de sus palabras, buscando las más adecuadas para la situación—. Y no quiero que te vayas en un tiempo, por el contrario, quiero que te quedes aquí, junto a mí para siempre.

   Eiji no tenía nada por decir, la sorpresa fue tal que las lágrimas no dejaron de escurrir, la única diferencia era la razón de su aparición: esta vez era de completa felicidad. Sabía cuánto le costaba al de ojos esmeraldas decir tales cosas, tal vez era por vergüenza, por rechazo, o por simple poca costumbre, de cualquier modo, conservaba esas frases en su mente. Los brazos del japonés rodearon el cuerpo del joven que tenía en frente, aferrándose a él con todas sus fuerzas, con ello lograba calmar tanto sus miedos como los ajenos, conocía el dato de antemano.

   —Tú mejor que nadie sabes que no me iré, te prometí que jamás lo haría, y ya sabes que los japoneses somos hombres de palabra. 

   Y sin más, ambos sonrieron, olvidando el mal rato que, por culpa de un malentendido, tuvieron que soportar. 

   Dejo este one-shot todo feo, no me hago responsable de los posibles cólicos que podría llegar a provocar. :(

ASHEI STUFF ─── banana fish.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora