Capítulo 21: Persecución

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Sergey Vasiliev, Ixara y Pablo habían salido a toda velocidad de la casa, y tras bajar por la escalera de incendios ahora se encontraban en la calle.
Sus perseguidores habían conseguido tirar la puerta abajo del piso de Ixara. Ahora descubrieron que no había allí nadie, pero se percataron de la ventana abierta, por la que habían salido.
—¡ Rápido corred!— Instó Sergey a los dos jóvenes.
Se notaba que era un hombre bien preparado físicamente, casi se podía decir que era un atleta, pues no había quien pudiera seguir su ritmo. Pero como conector humano que era, tenía esas cualidades que le distinguían de cualquier persona corriente.
El caso de Pablo era muy diferente, rápidamente su boca se le llenó de saliva, el corazón le latía a toda velocidad, y el pulso acelerado le martilleaba las sienes. En poco tiempo tuvo que detenerse, jadeando, apoyando su mano derecha contra una pared de un muro de la calle.
Ixara que le había sacado ventaja en la frenética carrera, al ver que no la seguía, se detuvo un segundo y empezó a mirar hacia atrás. A la distancia vio a su amigo parado, y se percató de que a este le costaba respirar, pues lo vio agachado hacia delante con la cabeza mirando al suelo y con ambas manos apoyadas en sus muslos. También vio aun más atrás, a los perseguidores, corriendo.
— ¡Corre, Pablo, por Dios, corre!— Gritaba desesperadamente Ixara a su amigo.
De pronto un auto se detuvo, al lado de Ixara, chirriando sus ruedas por el frenazo.
— ¡Sube Ixara, rápido, sube! — Ella distinguió a Sergey que le hablaba tras  la ventanilla bajada del coche.
— No podemos abandonar a Pablo. — Gritó la muchacha al hombre.
— De momento sube, deprisa, o nos mataran a todos. — Le instó el hombre de forma apresurada.
Tras eso ella puso su mano en el tirador de la manilla de la puerta del coche para abrirla, y a continuación se sentó en uno de los asientos traseros del auto.
A la distancia pudieron ver qué Pablo había sido apresado por los hombres que les seguían. Y una lluvia de balas empezó ahora a lloverles  en su dirección.
Tras una hábil maniobra, Sergey dio la vuelta al vehículo y empezó a correr en dirección contraria, alejándose a toda velocidad del lugar.
Parte de la luna del cristal delantero, se rompió  por el impacto de las balas. Y un pequeño fragmento se incrustó en la frente de Sergey, haciendo brotar un  hilo de sangre que bajaba por ella.
— ¡ No podemos dejar a Pablo, hemos de volver a por él.— Gritaba histérica Ixara.
— ¿ Quieres acaso que nos maten a todos? —Le respondió Sergey levantando el tono de voz, mientras que con el dorso de la mano, intentaba secarse la sangre, que estaba a punto de entrar en uno de sus ojos.
Haciendo caso omiso de la joven condujo
por varios minutos más dirigiéndose a la ciudad más cercana. De pronto vieron como apareciendo de la nada, a un auto que surgía y se ponía a la altura de ellos,  cuyo conductor estaba sujetando con la mano que le quedaba libre del volante, una pistola que apuntaba a Sergey directamente.
— Esto va a ser divertido, sujétate fuerte—Dijo Sergey a Ixara mientras pegaba un fuerte frenazo y hacia que el coche perseguidor se pasará de largo.
El humo salía de las ruedas, tras el frenazo. Tras eso puso la marcha atrás y pisó el acelerador a fondo, conduciendo hacia atrás a toda velocidad mientras Ixara, gritaba aterrada.
Con un giro rápido de volante, enderezó el vehículo y dió la vuelta al auto conduciendo ahora en  sentido contrario.
El vehículo perseguidor después de reaccionar, también hizo la misma maniobra arriesgada,  y todos los vehículos que venían de frente, no paraban de tocar el claxón, y hacer extrañas maniobras para evitar chocar contra ellos.

— Agárrate fuerte — Le aconsejó Sergey a Ixara, tras lo cual traspasó la mediana de grava sin asfaltar que separaba ambos carriles contrarios de la carretera, haciendo brincar el coche y produciendo que la chica saltará de su asiento, golpeándose en la cabeza.

El coche perseguidor repitió también la misma maniobra, por tanto ambos vehículos quedaron ahora en la dirección correcta de la carretera.

La aguja del cuentakilómetros marcaba la velocidad máxima, estando en el  carril de mayor velocidad, y a punto de envestir al camion que les precedía. No había tiempo de frenar, así que volvieron a invadir la mediana de grava, para adelantar a tal vehículo.

El coche que intentaba darles caza solo vio desaparecer al vehículo de Sergey por la izquierda, para encontrarse frente al camión, que ahora tenia delante suyo. Pero ya no  pudo  reaccionar a tiempo para frenar o esquivarlo, tras lo cual se impactó violentamente contra este.
El choque fue demoledor, haciendo que la cabina del conductor, quedará empotrada en la parte trasera del camión, produciéndose a continuación una fuerte explosión.
 
Una columna de humo podía verse por el espejo retrovisor del vehículo que conducía Sergey, indicándole que se había terminado la  persecución. Así que dada la nueva situación, se detuvo lo antes posible al arcén de la carretera para intentar curarse con el botiquín de emergencia del auto, la herida producida por el cristal impactado en la frente, y también  poder evaluar la decisión que tenían que tomar para intentar ayudar a Pablo.

Mientras el prisionero ya lo habían trasladado y encerrado en un sótano oscuro y húmedo. Algunas ratas merodeaban el lugar.
A medida que recobraba la conciencia tras haber sufrido un duro golpe en la cabeza por parte de sus captores, el chico empezaba a plantearse la pregunta de cuando y como podría salir de aquel  insalubre lugar...

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Espero que os haya gustado este capítulo con buena dosis de adrenalina. Agradeceré vuestros comentarios como siempre.

Los Conectores 2: La ResistenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora