Capitulo 30: Captura

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El pánico se apoderó del personal nocturno en The Mount Sinai hospital. La irrupción de Krolk con sus soldados armados, no presagiaba nada bueno para estos. Los dos vigilantes del centro no pudieron oponer resistencia, pues era evidente que les superaban en numero y en armas.

—¡Dispersaos, buscad planta por planta hasta dar con Ixara. No puede escapársenos de las manos — Ordenó al puñado de aurianos que le seguían!
— La recepcionista discretamente, hizo una llamada a la policía cuando los asaltantes habían empezado a inspeccionar el hospital y habían subido a las plantas superiores. Los gritos de terror de los pacientes y sus acompañantes se hizo evidente a medida que los soldados entraban atropelladamente por todas las habitaciones, en busca de la hija de Krolk.
En pocos minutos la policía hizo acto de presencia.
Rápidamente el hospital se había convertido en un campo de batalla. Pero la balanza pronto se decantó hacia los Aurianos, pues estos tenían armas mucho más efectivas.
  Pero a medida que Ixara se alejaba cada vez más del hospital junto a Pablo y Sergey, Krolk empezó a percibir que ya no se encontraba en aquel lugar.
— ¡Rápido, vayamos de aquí! Mi hija ya no se encuentra en el hospital. — Dijo Krolk a sus soldados. El localizador que tenía, perdía intensidad, por lo que era evidente que tenía que buscar a Ixara en otro lugar.
Obedeciendo sus órdenes abandonaron el centro hospitalario, para buscar en las proximidades.
Poco después llegaron más agentes de la policía, así como también varios efectivos del ejército que se movilizaron en apoyo, habiendo sido avisados por uno de los pocos policías supervivientes de la matanza.  Al llegar pudieron percatarse por ellos mismos de la magnitud de la tragedia, al observar numerosos cuerpos sin vida de agentes fallecidos.
— ¡No eran atacantes normales, las armas que poseían eran muy superiores a nuestras pistolas convencionales! Parecían armas provenientes del futuro. — Les explicó el policía con voz temblorosa aún consternado por los sucesos acaecidos.
— ¿Cuántos hombres eran? — Preguntó el capitán del ejército.
— Serían una veintena aproximadamente. — Dijo en respuesta.
— Vayamos en su búsqueda. Tenemos que atrapar a esos malditos. — Ordenó el Capitán a todos los hombres
viendo como los atacantes habían abandonado el lugar. Tras eso se pusieron a rastrear todas las inmediaciones del lugar en busca de los responsables de la masacre.

— Dejadme aquí. Soy un lastre para vosotros. No os podéis permitir el lujo de seguir empujándome en esta silla de ruedas. No llegaréis muy lejos así. Tenéis que salvar vuestras vidas. Huid lo más lejos posible. Yo por mi parte, intentaré refugiarme en ese hotel cercano. No os preocupéis por mi. Las heridas de los Conectores, se curan más rápidamente de lo habitual que en cualquier otro ser humano. Pronto estaré mejor. Dispongo de algo de efectivo aquí, y por tanto puedo estar dos o tres días mientras me acabo de recuperar. — Les dijo Sergey intentando no ser un estorbo para ellos.
— ¿Y si te ven... y si te encuentran? ¿Cómo te las apañaras? Tendrás que salir para comer, al menos. — Respondió Ixara, no queriendo abandonar a su amigo.
—Espero que no me encuentren. No voy a salir de la habitación, incluso pediré que me suban la comida. Pero será mejor que no perdáis más tiempo y os vayáis lo más lejos posible. Tratar de buscar un lugar seguro para refugiaros, al menos durante un buen tiempo. Estaremos en contacto. — Tras eso les dió una tarjeta con una dirección y un número de teléfono, donde vivía su hermana. — Me comunicaré con mi hermana y ella os mantendrá informados sobre mi, la podéis llamar de  aquí unos días. — Tras esas palabras  procedió a entrar en la recepción del hotel. Ahora hizo un gesto con su mano, indicando que se fueran ya de una vez mientras ellos seguían mirando tras las puertas de cristal de la entrada.
Poco se imaginaba Sergey que sería imposible para Ixara esconderse de su padre.
—¡Venga, Vámonos! Aquí ya no tenemos nada más que hacer.— Instó Pablo a su amiga, agarrándola del brazo.

Cuando se disponían a buscar un taxi, cosa complicada pues a esas horas había menos tránsito, oyeron el chirriar de los frenos de un coche.
— ¡Vamos subid! — Ordenó el conductor.
Al mirar pudieron comprobar con un suspiro de alivio que era Jaume. Sin pensárselo dos veces se apresuraron a subir al coche.
— ¿Cómo has conseguido un coche ? — Le preguntó Ixara con extrañeza.
— Mejor no preguntes,— Dijo Jaume sonriendo.
Aunque no dijo nada más era evidente que la necesidad había hecho que  hubiera conseguido el auto por medios no demasiado legales.
— Tenemos que volver a recoger a Sergey. Se ha refugiado en ese hotel. — Dijo Pablo preocupado por el hombre.
— Creo que no hay tiempo. — Dijo Jaume al percibir que un auto se acercaba a gran velocidad. Tras eso, arrancó el coche de manera brusca y acelerada, intentando huir de ese vehiculo, que al parecer quería darles alcance.
— ¡Menudo piloto estás hecho! — Dijo Ixara entusiasmada al ver la habilidad en la conducción de Jaume...
— He practicado bastante con coches de carreras, desde hace algún tiempo. Es uno de mis hobbies.— Contestó él con orgullo.

— ¡Maldita sea! Se nos escapa. — Dijo Krolk irritado al ver que el coche al que perseguían cada vez estaba más lejos. Era evidente que los aurianos no eran tan expertos en el manejo de esos vehículos que se conducían de forma tan manual a diferencia de los medios de transporte aurianos que estaban muchísimo más automatizados.
  
— Hemos observado pasar numerosos coches conduciendo a elevada velocidad. — Informó uno de los policías a sus súperiores en un puesto de control al lado de la carretera, proporcionando la ubicación de la carretera en que habían sido avistados.

— Deben de ser los mismos sujetos que han atacado The Mount Sinaí hospital. Gracias agente, iremos para ese lugar todas las unidades de policía, así como los miembros del ejército que están acudiendo en nuestro apoyo.

Después de alejarse bastante de la ciudad, y percatándose que el depósito de gasolina, estaba llegando a su fin, decidieron bajar del auto y buscar refugio en el bosque que estaba próximo a la carretera.
     Tras eso empezaron la ascensión por la montaña, teniendo que ayudar al lastimado Pablo.
   Al cabo de un rato de ir ascendiendo vieron un refugio de montaña a la distancia, al que llegaron tras un extenuante esfuerzo.
— Podemos encender fuego, y hay algo de comida que podemos calentar.— Dijo Pablo al ver unas latas de comida en uno de los estantes.
— Muy buena idea. — Contestaron sus acompañantes al unísono.
— Así que tú eres Jaume. ¿Cuántos años tienes?— Dijo Ixara, fascinada de ver a un Jaume tan joven.
— Pronto cumpliré veintiuno. — Contestó él.
— Es increíble. ¡Tengo la misma edad que tú!— Dijo riendo ella, y al mismo tiempo alucinada de pensar que estaba viendo al mismo Jaume que ella conocia, un Jaume que tenía sobre algo más de noventa años, cuando lo conoció por primera vez.
Él a su vez estaba impresionado a medida que la chica le iba narrando toda su historia así como numerosos sucesos futuros que aún no habían tenido lugar en el momento actual.
— ¿Creéis que este giro de acontecimientos, al haber viajado Ixara al pasado, puede alterar el curso de la historia que aún está por venir? — Preguntó Pablo, reconociendo para si mismo que el era el único normal de los tres que estaban en el refugio.
— No hay forma de saberlo por ahora. Tendremos que llegar al tiempo que nos cuenta Ixara y ver si realmente suceden las cosas de igual manera.

Mientras tanto, los autos perseguidores que conducían los Aurianos habían llegado al lugar donde estaba el coche sin gasolina  que había abandonado Jaume y sus acompañantes, a un lado de la carretera.
  Casi al momento también llegaron los vehículos de la policía que trataban de darles caza a ellos.
  Mientras que se escuchaba el sonido de los helicópteros  del ejército acercándose al lugar e iluminando con sus potentes luces la carretera a esas horas de la noche.
  En pocos minutos se desató una batalla campal entre ambos bandos.
— No vamos a participar en la lucha esta vez. Tenemos que atrapar a mi hija, está en esta montaña, lo percibo dentro de mi cabeza.  Acompáñenme. — Dijo Krolk a los dos hombres que se bajaron del vehículo con él, y emprendieron la subida a la montaña.
— Estoy inquieta, algo me dice que estamos en peligro. — Dijo Ixara preocupada. La cercana presencia de su padre alteró sus emociones, sin saber ella porqué.
— Allí está. Preparaos— Dijo Krolk a sus hombres al observar a la distancia el refugio de montaña en la que se encontraba su hija.
Tras eso Krolk sacó de entre sus pertenencias que llevaba dentro de su pequeña mochila, una pequeña arma cargada de potente somnífero para capturar a su hija viva.
— Alguien se acerca.  — Dijo Jaume al asomarse un poco tras la pequeña abertura que había en la pared. Su vista nocturna le ayudó a percatarse del peligro.
El refugio al que habían acudido se había convertido en una trampa sin salida a menos que...

Espero que os haya gustado este nuevo capítulo de "Los Conectores: La resistencia"

 
 

Los Conectores 2: La ResistenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora