Capítulo 1

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Sara

«¡Qué emoción!» Pensé entre nerviosa y entusiasmada. Primer día de clases, Nuevo año, nuevo salón, nuevo profesor guía, nuevos amigos, nuevos problemas para ser llamados a dirección, exámenes sorpresas, y seguro me le declararía a Scott. Bueno, estaba lista para lo que sea, a excepción de los exámenes sorpresas.

De paso que iba a llegar tarde, a menos de que me apresurara en arreglarme. El caso era que mi mejor amigo Nat, me esperaría en la plaza como siempre para irnos juntos; casi siempre era así, o por lo menos vamos juntos los primeros días a clase, o cuando nos ponemos de acuerdo. Me iba sola cuando Nathaniel me dejaba plantada, como casi siempre.

Mamá empezó a pegar gritos. Ya estaba lista para bajar a desayunar. Tomaría algo más ligero y rápido para irme de una vez.

—Mamá, llevaré unas galletas para el camino.

Ya sé, eso no es para nada ligero. Guardé un paquete de galletas en mi bolso, ya que Nat llevaba la mantequilla de maní. Siempre hacíamos esto cuando nos íbamos juntos, y lo bueno era que mi organismo no me dejaba engordar, me encanta ser yo.

Al salir rápidamente de mi casa, empecé a pensar en las posibilidades cosas que podrían pasar hoy. No veía a mi amigos desde el mes anterior, gracias a que nos metimos en un bar donde se metió la policía, sólo por buscar a un estafador, nos llevaron con ellos a dejarnos en nuestras casas, y casualidad era que uno de esos policías era el padre de Scott. Lo tonto fue decirle a mis padres que me quedaría a dormir en casa de Isa, quien era mi mejor amiga, y ella de casualidad dijo a sus padres que se quedaría en mi casa, y los demás dieron motivos diferentes.

Gran plan ¿no?. Claro, nos confiamos demasiado aquel día, nada puede fallar, aún recuerdo esas palabras salir de la boca de Nat. Jamás creeríamos que algo como eso nos pasaría, y más ser castigados sin salir y sin vernos las caras durante un mes.

Suspiré.

Que Gran castigo, y que gran mes de no hacer absolutamente nada. Ni siquiera computadora, o celular, aún pregunto como sobreviví ese mes, fue tan largo y deprimente.

— ¡Amiga! —llamó con alegría un chico rubio desde lejos. Genial, ese era Nathaniel, o como ella le decía, Nat. Rubio, de un tono dorado algo suave con un fleco liso, llevaba unos túneles de un mm en sus orejas de color azul metalizado, los cuales combinaban con sus ojos azules, y como lo hacía tan perfecto y atractivo ese tono de piel clara intermedia. Tenía una gran capacidad para meterse en problemas, y era demasiado alegre, a menos de que lo bajaran de esa nube. Y como era tarado, eso si, su cerebro no le daba para mucho, lo único bueno que salía de él era el deporte, que era su fuerte. La matemática, la historia, la geografía, nada de eso se le daba en realidad, a menos de que se aplicara con unas buenas clases particulares —. Hermana te extrañé un montón.

Ahí estaba él. Haciendo un gran escándalo como siempre, y la gente nos veía. ¡Qué pena!. Al acercarme a él lo miré con indignación.

—Ya veo que no estás feliz de verme —dijo nada sorprendido. De su mochila sacó lo que era un frasco de mantequilla con maní —. Vámonos antes de que se nos haga tarde.

—Hablas como si fueras el más puntual —la castaña sacó el paquete de galletas. Al abrirlo agarró una llevándola directamente al frasco de mantequilla con maní. Después de eso la mordisqueó —. Jamás nos cansaremos de esto.

—Jamás.

—Oye —llamó la atención del rubio —. ¿y Scott y los demás?. ¿Acaso ya están en el instituto?

— Conociéndolos, es probable. Ojalá y este año decidas aventarte le a Scott.

Scott es el chico de mis sueños, es atractivo, sexy y ¡lo amo!. Es más que perfecto. Siento más que química cuando estoy con él, lamentablemente tiene novia, y ella estudia un año más adelantado que nosotros. El me quiere más como una mejor amiga; seguro.

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