Nigel
Me levanté con el sonido de mi despertador. Con pesadez lo apagué. Obviamente ese sonido me molestaba, pero era lo único que me despertaba en la mañana, a menos de que me diera una ducha bien fría.
Toda mi vida era un rollo.
El segundo día de clases era tan aburrido como el primero. Tanto así como el año completo. Gracias a mis padres que me cambiaban en cada año, y no podía adaptarme. Pues tanto como mi hermana yo, somos de esos tranquilos que tienen buen comportamiento y excelentes notas; aunque lo hacíamos por obligación de nuestros padres.
«¡Tienes que ser excelente!». Pensé al recordar a mi padre tan intenso y estricto. ¿Acaso tengo que ser perfecto en todo?, cualquiera puede cometer un error, además, todos sabemos que nadie es perfecto, cada quien tiene sus fallas...
Y yo las tengo.
—Ni —una chica entrando a su habitación con sigilo pronunció nai, llamando su atención por completo —. Alístate antes de que sean las 6.
Suspiré.
Me trataban como un niño pequeño. —Recuerda comportarte. Sé firme. Nada de inseguridad en ti. Demuestra tu inteligencia. Nada de rebeldía o llamados de atención. Sé maduro. Y último y menos importante, no me decepciones.
Mi padre era de sociedad, aún así toda mi familia lo era. No sólo eramos refinados y de cierto sentido orgullosos, debíamos ser admirados por todos; o eso decía mi padre.
Me bañé y arreglé lo más rápido posible. Y con serenidad salí de mi habitación. Y en seguida me dirijo a la cocina a desayunar, ya que todos estaban en la mesa esperándome para comer juntos como siempre. No podíamos comer antes o después que los demás, era una especie de respeto y tradición familiar.
—Buenos días —saludó a sus padres y se sentó de una vez. En su plato había unos panqueques con huevo revuelto y tocino, y a la zona izquierda superior tenía una taza de café —. Gracias por el desayuno.
—Provecho.
Y al terminar de desayunar y hablar de cosas triviales con mi familia, salimos de casa mi hermana y yo. El chófer nos llevaría como siempre, ya que papá iría a trabajar y mamá se quedaría en casa a descansar, al parecer el embarazo no le sentaba bien.
Miré a Helena con intriga. Mi hermana menor, quien miraba hacia un costado media sonriente...
— ¿Se podría saber en que piensas? —esta volteó a mirarlo extrañada, ¿había estado sonriendo sin haberlo notado?. Sus emociones la traicionaban —. ¿Hay un motivo por el cual sonrías?
—Mis compañeros de clases.
—¿Y? —alzó una ceja buscando una respuesta que completara la anterior
—Que ya tengo amigos —Nigel negó confundido por las ilusiones de su hermana menor—. Debes conocerlos, son muy amables, aunque podría decirse que son algo corruptos.
—Seguramente gente sin clase. Gente que solamente piensa en la diversión, cuando literalmente deben pensar más en la educación y el respeto que deberían de tener —su hermana bajó la mirada desconcertada —. Recuerda a lo que vinimos, a exigirnos y a ser excelentes para nuestro gran futuro, como dice papá. Mejor piensa en lo que te beneficiaría más, ¿sí?
Me gustaría divertirme, claro que sí. Pero no puedo distraerme de mis obligaciones, más cuando mi padre espera mejor de mí. Hay que demostrarle que podemos hacer más de lo que él piensa que podemos hacer.
—El año pasado fue horrible para mí. Sabes que mis únicos amigos son Kevin y Simón, no me gustaría perderlos. Además, ni que papá y mamá fueran a conocerlos, ellos no sabrán nada sobre que me junto con personas alocadas, porque eso son, divertidos y cómicos.

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Lo Trivial
RomanceMi vida es diferente a la tuya, y la tuya es diferente a la de él, y la de él a la de los de ellos, y la de ellos a la de los demás; no todos vivimos del mismo modo. Para mi la vida es confusa, para ti es horrible, para él es lo mejor, para ellos es...