Capítulo 4

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Trixie

—¿Tú eres imbécil?

Mi mejor amiga llamada Hermione, nombre que al parecer le fascinó a sus padres, ya que le encantan las películas de Harry Potter; el caso era que ella casi me daba una cachetada de lo impresionada y molesta que estaba conmigo. No siempre estábamos de acuerdo, y era lógico, no todos pensaban de la misma forma.

No soy de esas que le gustan los chicos sólo porque son lindos. Sí, es normal que le parezca lindo un chico cuando en realidad sí lo es. Pero estar encima de él sólo porque es lindo me parece tonto. 

Convivir con los nuevos me parece muy común, pero este chico no parece querer llevarse bien con los demás. Claro que es atractivo, por favor, cabello negro negro lacio, gran peinado de hecho, lo hace aparentar muy masculino. Ojos grises hermosos, nada mal para sus progenitores, piel clara, ni tan clara, era un tono de crema claro, y si tenía unos brazos muy desarrollados para su edad. 

Atractivo o no, aún así me cae mal. Ni que fuera la gran cosa.

Miré a Hermione con ironía.

—Cálmate. ¿Estás enamorada?

—No te pongas cómica, ese hombre es bello.

—Que feo sonó eso —malinterpretó sorprendida. Luego ambas comenzaron a reír —. Ese hombre tiene nombre, y ni siquiera es hombre, es sólo un chico nuevo que no tenemos ni idea de como sea. Y estás loca si crees que me voy acercar a hablarle sólo porque es bello —la rubia teñida suspiró, de verdad que se llevaban la contraria —. Se ve odioso.

—Está hablando con Luis, deberíamos aprovechar. Además, estás juzgando sólo por aparentar.

—Si juzgo es porque tengo mis razones. No quiero a un amargado como amigo, ni siquiera como compañero.

Puede que esté juzgando, ¿pero y si en realidad es odioso?. Prefiero no tener problemas con nadie, por mi bien y por la de él no trataré de llevarme con él.

Ayer no vine, y según lo que me dijo Hermione, su nombre es Nigel y tiene 17 años. Al parecer ayer también hicieron la clase de deporte, y que según él hacía de todo un poco, era de esos niños atletas con carácter tranquilo y seco, y que parecía reservado.

No me cae bien.

Como aparenta es introvertido. Y los introvertidos son algo delicados con respecto a su carácter. Pero es misterioso y siento una energía de pesadez; me conviene alejarme de él.

—¡Amiga es lindo! —Trixie la miró ya con irritación, por dentro estaba estallando de la rabia. Era el segundo día de clases y ya estaba fastidiosa, a veces se ponía tan intensa que la castaña la dejaba hablando sola —. Por Dios, sólo míralo. Es... —Suspiró encantada —. Perfecto.

—¡Hay ya! —le dijo obstinada —que es lindo, que es sexy, que es inteligente, que esto, que es aquello, ¡El único perfecto es Dios!, no él.

—Cálmate que la mayoría nos está viendo —le dijo tratando de no mirar a sus alrededores, le molestaba llamar la atención de los demás. Y era cierto, algunos las veían con confusión y extrañes, y otros simplemente ignoraban

—¡Que nos vean! —alzó la voz —¿no querías llamar la atención del nuevo?. Bueno ya la tienes.

—No te soportas ni a ti misma.

Me senté en una banca ya tratando de calmar mis emociones. Tenía ganas de gritarle a cualquiera que se me atravesara en el camino, ya no podía ni respirar. Cuando algo me molesta o cuando algo me parecía estresante, simplemente gritaba; claro, no era que de verdad iba a gritar aquí.

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