La Chica Fatal

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Sofía caminaba a través de los pasillos de la pequeña cabaña que le habían asignado. Había tres literas, y muy poco espacio para caminar entre estas. Ella había elegido una litera superior, la cual daba perfectamente con la parte superior de una de las ventanas de la cabaña. El lugar no era tan rural, ni tan feo como ella lo imaginaba, así como el ambiente tampoco era tan aburrido como ella presentía.

Para este punto del día todos se encontraban en el comedor, pero Sofía se sentía un poco mal del estómago, por lo que había preferido quedarse en la cabaña. Le agradaba el olor de la madera de esta, y realmente le calmaba mucho las náuseas que el dolor de estómago le causaba. No tenía idea de que le había provocado ese dolor de estómago, pero prefería preocuparse por las causas que por las consecuencias.

Sofía seguía dando vueltas, y entonces recordó que llevaba una cajetilla de cigarrillos en su mochila. Tal vez un cigarrillo le calmaría el dolor de estómago. Recordó que una de las reglas del campamento era no fumar, pero el bosque era grande y sabía que podría encontrar un lugar en donde fumar sin que nadie le dijera algo. Apresurada sacó la cajetilla de su mochila y salió de la cabaña.

Era una mañana limpia y bella. Llevaba dos días en el campamento, y algo en ella lo estaba disfrutando. Había un par de chicos guapos en el lugar, y a pesar de que eran algo raros, tenían lo necesario para que Sofía se fijara en ellos. Uno de ellos se le había acercado a hablar tras una competencia de natación, pero ella se había hecho la difícil para evitar que este se ilusionara o algo así. A pesar de esto ella no era muy comunicativa, y evitaba un poco el hablar con otros del campamento. Ella y Gabriela eran las únicas personas que aún no se integraban del todo. Y también era entre las que más tensión parecía haber.

Tras haberse encontrado por primera vez con Gabriela, el universo constantemente le regresaba a la presencia de esta. Primero las habían instalado en la misma cabaña, y luego las habían unido en las diversas actividades en dúos que el campamento planeaba. Gabriela pidió permiso para no estar en la misma cabaña, ya que había notado que las literas eran algo frágiles y no soportarían su peso. Sofía recordó esto, y mientras caminaba hacía el bosque tuvo una pequeña risa ahogada. Sabía que estaba algo mal burlarse de Gabriela y su gordura, y mucho más cuando tenía un pasado algo turbio con ella, pero nadie la estaba viendo, podía hacer lo que quisiera.

Sofía corría e intentaba que nadie la volteara a ver. Si la encontraban fumando la expulsarían del lugar y haría enojar a su padre. No quería ver enojada a su padre, pero tampoco quería desperdiciar un momento libre dando vueltas en una cabaña apretada. Cuando encontró un pequeño lugar alejado, pero cercano, sacó la cajetilla de cigarrillos, unos cerillos que guardaba en su bolsillo –que había obtenido por una fogata que se había hecho un día antes- y puso el cigarrillo en sus labios. Se visualizó con el cigarrillo en los labios. Estaba segura que se veía hermosa, y por unos segundos recordó como algunos tipos raros en el internet le pedían fotos desnuda y fumando. Hay muchos fetiches raros en el mundo, y Sofía tenía la mala suerte de ser acosada por muchas personas practicantes de estos. A pesar de que era raro, le causaba un tanto de gracia. La gente fetichista usualmente es única y bastante extraña. Pero no conocía en nadie en persona que practicara algún...

- ¿Qué estás haciendo? – dijo una voz detrás de ella. Sofía se paralizo. Por un segundo pensó que era la voz de la líder campista, y visualizo el rostro de decepción y de enojo que su padre tendría cuando le hablaran y le dijeran acerca de la expulsión - ¡Boba! ¡Hey! – era Gabriela, no era ninguna autoridad importante. Sólo era esa gorda que le había molestado desde que había llegado.

- Me asustaste, creí que eras Andrea – dijo Sofía volteando y mirando a Gabriela. Llevaba puesto el mismo uniforme de campista que Sofía traía. A diferencia de Sofía, quien lucía asombrosa con ese conjunto, Gabriela lucía más gorda en esa ropa. La parte superior del atuendo le quedaba apretado y dejaba ver su panza y sus estrías, así como la falda que traían le quedaba demasiado corta y dejaba lucir sus gordas piernas.

El Relato De Sofía (Un Manifiesto Fetichista)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora