...sintió que el aire se le iba. Sofía despertó acelerada. Todo había sido un sueño. Sofía estaba en casa, durmiendo. El campamento. Gabriela. El bizarro ritual. Parecía que solo había sido un sueño. Sofía suspiro. "Se sintió muy real" pensó, y se alivió que todo había acabado. Pensó en lo raro que había sido todo, así como también realmente sintió arrepentimiento por sus recuerdos con Gabriela. Pero ahora estaba a salvo. Tenía una rara sensación por lo que había sentido hacía Gabriela. Sentía algo de culpa por haber sentido algo por Gabriela, pero la lógica de su sueño le hacía reír. La chica a la cual molesto y humillo de manera brutal en su adolescencia, había cobrado venganza y había consagrado a Sofía como parte de la Iglesia Satánica. Demasiado absurdo para ser real. Se había sentido real, pero seguía resultando absurdo.
Sofía se estiró. La luz del sol entraba por su ventana. Tal vez era hora de ir de despertarse. El sueño le había provocado un impacto extraño a su alma, por lo que pretendería estar enferma para ser consentida por su padre. Volteó para tomar su celular de la mesa de noche, pero no lo encontró... de hecho no había mesa de noche. Miró su mano. Había algo diferente en ella. Se notaba diferente. Las luces estaban apagadas, por lo que no llego a distinguir mucho. Pudo notar forrado rosado alrededor de su habitación. No recordaba tener eso. Sofía se giró y vio que la mesa de noche ahora se encontraba del otro lado de su cama. Se balanceó para tomarlo. Se detuvo. Sintió algo raro mientras se movía. La cama había tronado, y se sentía diferente. Pensó por unos segundos. Tal vez el sueño le había afectado un poco y eso era todo. Tenía un poco de hambre, pero lo ignoro y se dirigió a su celular. Encendió la pantalla de este y pudo ver sus manos. Lucían algo diferentes, y de hecho se sentían un poco más suaves de lo que ella recordaba.
La iluminación de su celular le permitió ver una hamburguesa bastante grande en la mesa de noche, así como una gran Coca-Cola. Supuso que había estado ebria y había subido esas cosas, lo que de cierta manera justificaba el extraño sueño. Sofía vio la hora. Eran las dos de la tarde. Definitivamente se había emborrachado. Su fondo de celular era la imagen de una chica gorda y rubia dando la espalda agachada y tomando pizza de una caja en el suelo. No reconoció esa silueta, pero dio una pequeña risa ahogada. Un extraño sonido salió cuando reía. Era algo en la garganta. Agacho ligeramente la cabeza y sintió algo raro bajo su cuello. Sintió que tenía un poco hinchado el cuello, y lo toco con sus manos para verificar su anchura. Era más suave ahora, y se sentía más gordo. Tal vez tuvo una reacción alérgica a algo durante la noche.
Sofía se alarmo. Trató de levantarse, pero se sentía pesada. Sentía algo que le impedía levantarse. Tras hacer un segundo esfuerzo logro levantarse. La cama trono, y ella se sentía un poco agotada de levantarse. Su respiración se hizo más pesada. Vio para abajo en la oscuridad. No podía ver sus pies. Algo en su campo de visión lo impedía. Sofía se apresuró a buscar la luz, pero se encontró primero con la puerta del baño de su habitación. No estaba donde ella recordaba, pero estaba ahí. Lentamente abrió la puerta y prendió la luz. El baño era diferente. Se veía más grande de como ella lo recordaba, y había una extraña bascula justo al lado de lo que parecía ser una tina bastante grande. Sofía lo miró, y sonriendo desvió su mirada al espejo. Su rostro se horrorizo cuando lo vio. No pudo contenerse y dio un grito de terror gigantesco. Había ocurrido. Sofía era gorda.
Asustada cayó al suelo. Estaba tendida y no parecía caber. Miro el tamaño de sus senos entre sus brazos. Eran gigantescos. Se levantó recargándose en la rodilla y llorando se miró al espejo. Se tocó el rostro. Se dio una bofetada. Era real, la del espejo era una Sofía gorda. Observó su rostro. Era redondo y gozaba de mucha carne en las mejillas. Su cuello era visible, pero colgaba una papada de su barbilla. Su cuerpo estaba oculto en una especie de pijama roja de cuerpo completo. Nerviosa se desvistió por completo y vio su cuerpo. Era una chica gorda. Tenía una panza grande, y sus lonjas eran gigantescas. Cada movimiento hacía que toda su consistencia corporal se moviera como la de una gelatina. Sus piernas eran ahora gigantescos bloques de carne llenos de estrías, así como su culo era una granja de celulitis. Esa persona en el espejo no era ella. No podía ser ella. Ella era perfecta. Ella era hermosa.
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El Relato De Sofía (Un Manifiesto Fetichista)
FantasySofia era una hermosa y popular chica con un pasado algo extraño y oscuro. Trás una serie de extraños sucesos, Sofía se ve a si misma atrapada en el cuerpo, y en la vida, de una chica gorda, por lo que buscara respuestas y se descubrira a si misma. ...