Serenata

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-¿Seguro que es buena idea?-dijo Miguel temblando mientras abrazaba su guitarra-Es que la mera verdad, me da miedo el abuelo de tu vato, wey.

Eso es cierto-Lo secundó Gaspar o Gapo como lo llamaban todos- ¿Lo has visto? Dicen que tiene una katana, pendejo. Esa madre te hace pedacitos si quiere...
-Ya cállense, par de idiotas.-dijo irritado el poblano. Llegaron a la casa del nipón. -La que ensayamos, muchachos.
-Diosito apiadate del alma de este baboso-murmuro Miguel dando inicio a los primeros acordes.

La melodía comenzó, era un viejo bolero de la época del cine de oro *reproduzcan multimedia*.
Las luces de una habitación e encendieron, acelerando el corazón de los tres jóvenes, Gapo y Miguel rezaban por no ser asesinados por Don Raiden, Leo solo aguardaba la visión de su adorado niño.

La delgada figura del nipón, se dibujo a contraluz, realmente no esperaba el detalle del poblano, se recargo en el marco de la ventana para tener mejor visión de los tres improvisados músicos.

Una sonrisa se dibujo no la cara de ambos enamorados, el tiempo parecía efímero y eterno al mismo tiempo, casi son darse cuenta, Leo comenzó a escalar la enredadera hacia el cuarto del chico.
Al llegar a su lado, abrazo al menor y le dió un dulce beso en los labios-Feliz Cumpleaños, amor-susurro Leo contra los labios de Kubo.

-LEO, CORRE PENDEJO. -gritó Miguel desde abajo interrumpiendo el momento-EL DON NOS ACABA DE CACHAR Y NO LUCE MUY FELIZ-completo Gapo.
El nipón sonrió y dejó un beso más antes de que el moreno bajara corriendo detrás de sus amigos.

Kuban One shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora