Kubo tomaba aquel tren porque le resultaba llegar más rápido a la Universidad, sin embargo todos los días se encontraba con él...
Era un muchacho delgado, de piel morena y cabello semilargo castaño.Siempre escogían asiento frente al otro, y disfrutaban de la compañía del otro hasta que el chico llegaba a su destino. A Kubo le gustaba su aroma a pan y sus ojos color chocolate; no se atrevía a hablarle porque no sentía ser lo suficientemente especial, listo o guapo para él.
Ese jueves era especial, llevaba uno de sus mejores atuendos como siempre, tenía una presentación importante de Shamizen en la escuela, el cual cargaba en un estuche tras su espalda.
Subió al vagón, con la sorpresa de que él ya se encontraba en su interior y le había apartado un asiento.El nipón lo tomó sonrojado, cuando el chico retiro su mochila un cuaderno cayó de ésta a los pies del japonés sin que el otro lo notara, lo tomó temblando, era un libro de cocina con su nombre escrito en una esquina. ¿Acaso sería una señal divina para que le hablara?
-¿L-Leo?-el chico volteó sonriendo-Creo que se te calló...
-Gracias-respondio con una hermosa voz que hizo que le temblara el alma a Kubo mientras tomaba el libro de las manos del nipón.
El chico tomó aire, era ahora o nunca-Soy Kubo Tsukishima,un gusto-dijo tendiendole la mano, el chico moreno se la aceptó estrechandola-El gusto es mío. ¿Eres de aquí?
-¿De Nueva York?- dijo confundido Kubo-No, soy de Sapporo, en Japón. Estudio música-señalo su estuche- ¿Y tú?
-Soy de Puebla,en México-dijo el moreno con orgullo-Estudio gastronomía.Pasaron varios minutos sin saber que decir, hasta que...-No hablas mucho ¿Verdad?- dijo el mexicano.
Kubo tragó saliva-¿Por qué lo dices?-preguntó.
-Bueno-dijo el moreno pasando una mano por su cabello-Te veo a diario y nunca me habías dirigido la palabra.
-Yo... No sabía cómo hablarte- respondió sonrojado.El chico se rió -Es curioso... Yo rechazó el directo a dónde voy por verte...-despues de eso se sonrojo y pasó una mano por su nuca-Aunque tampoco sabía cómo hablarte...
El japonés se sonrojo aún más "Mierda, mierda, ¿que se supone debería hacer?" Pensó.
-Te ves lindo sonrojado...- dijo el mexicano, el japonés escondió su rostro con su suéter.-No te escondas.-dijo entre risas Leo.Pasaron la mayor parte del trayecto así, charlando, bromeando, pero sobre todo diciendo de formas sutiles aquello que sus corazones callaban sobre el otro.
Kubo casi por un acto reflejo, volteó hacia la ventana, faltaba poco para que llegaran a la estación en donde se separarían, el roce de una mano tomando la suya y entrelazando sus dedos lo saco de su pensar -¿Qué dices si después de tu presentación te invitó un café?-dijo el chico sin soltar su mano.
-¿Es una...?-preguntó tímido el japonés siendo interrumpido por el mexicano-Sí, es una cita.Entraron a un túnel, ya le parecía que podía ver la otra estación del otro lado, sin embargo, un ruido estremecedor y un corte de luz, sembraron confusión en los pasajeros, Kubo abrazo con fuerza a Leo.
Todo parecía en calma "Debe ser una falla en el sistema de luz"pensó Leo para después sentir un golpe bastante fuerte a lo largo del tren que dejó a un muy malherido Kubo y a un herido Leo. -Leo...-susurro Kubo buscando el rostro del mexicano.
-Shh... No gastes fuerzas...-dijo Leo intentando tranquilizarlo entre sus brazos, no podía, no debía morirse, no ahora.El nipón tosió dejando al descubierto un hilo de sangre de sus labios, estaba muy mal, una parte del Shamizen lo había dañado y tenía varios fragmentos de vidrio incrustados en diversas zonas de su cuerpo.
-Leo...-susurro el nipón con sus pocas fuerzas-Besame...
El mexicano asintió con lágrimas en los ojos y junto sus labios con los del chico, era un beso dulce y suave, que fue interrumpido al ya no sentir el calor del japonés.-Kubo...-lo sacudió un poco el moreno-Kubo, porfavor...-Las lágrimas bajaban a ríos por sus mejillas-Kubo, amor...
Era inútil, se había ido...
ESTÁS LEYENDO
Kuban One shots
FanficPasele, pasele, tenemos de todo un poco de esta linda ship. Algunos están inspirados en Hamilton, Heathers y alguna que otra estupidez mía.