El Jardinero(COMPLETA)

Capítulo Diecisiete

Estaba segura de que mis gritos podían escucharse en todo el edificio pero no es algo que me importase demasiado porque era la única forma en la que podía soportar el dolor que traer a mi hijo al mundo, me estaba produciendo.

-Adri, debes mantener la calma-Jace trataba de tranquilizarme sin mucho éxito-. La matrona está a punto de llegar.

Había decidido parir en casa porque me parecía la forma menos violenta de hacerlo incluso había elegido personalmente a la profesional que me atendería pero creo que, hiciésemos lo que hiciésemos, las mujeres estábamos condenadas a sufrir por ser madres. Cuando al fin llegó la encargada de hacer salir a mi niño a la luz, estaba tan dolorida que me daba la sensación de haber recibido una paliza el día antes.

-Bueno, señora Conte, parece que está a punto de conocer al pequeño Dante-dijo después de examinarme-. Antes de una hora, tendrá a su hijo en brazos.

-¿Una hora más sufriendo?

-Sólo si usted quiere. Respire como le enseñé en las clases prenatales y el dolor se atenuará, no luche contra las contracciones y verá que es una sensación diferente.

Atendí pacientemente a sus consejos e instrucciones mientras sostenía la mano de Jace que a esas alturas ya debía de estar magullada, destrozada o con los huesos hechos polvo. Ambos fueron cariñosos y atentos conmigo a pesar de lo borde que yo había sido con ellos y me animaron hasta que al fin ví la carita de mi bebé. Al final la experiencia resultó ser bonita a pesar del dolor y sostener en brazos a mi precioso Dante fue la perfecta recompensa. Lo miré embelesada. Durante muchos años me había preguntado porqué motivo la gente tenía hijos y ahora entendía el motivo. Sentir la clase de amor más pura que existía en el Universo, era algo que no podía llegar a describirse. No importaba lo que fuera de mayor porque siempre lo amaría.

-Gracias, Adrienna por regalarme un día como este.

-¿Con gritos y amenezas?.

-No, boba, con amor e ilusión por ver crecer a este pequeñajo juntos.

Ahora sí la vida era perfecta.

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Desde que Dante nació, no había sido capaz de dormir más de cuatro horas seguidas. Hacía un par de meses desde que había dado a luz y las ojeras ya formaban parte de mi rostro en las mañanas aunque la experiencia se compensara con la alegría que me daba verlo patalear cada día, creciendo a pasos agigantados y pareciéndose cada día más a su padre. Dante era el vivo retrato de Jace al menos físicamente porque el carácter era mío:guerrero al máximo y me gustaba que así fuese.

-He pensado que esta noche podríamos salir a cenar a little India-me sugirió Jace una mañana-.

-¿Con el niño?-pregunté-.

-No, solos los dos. Podríamos contratar a una canguro para esta noche.

-¿Conoces a alguna de la cual fiarte?-era evidente que no-.

-Bueno, quizás tú seas extranjera en esta ciudad y no conozcas a casi nadie pero te recuerdo que yo me crié aquí-¡Mierda!. Había olvidado ese pequeño detalle-. He ido a mi antiguo jardín de infancia a preguntar y me han recomendado a una chica. Podrías conocerla antes si así lo deseas.

-¿No crees qué es precipitado?-le pregunté-.

-Podrías comer butter chicken-comentó haciéndose el inocente aunque sabía que era una baza muy poderosa. Desde que probé aquel platillo se habia convertido en uno de mis preferidos-.

-¿Me estás comprando con comida?.

-Podría ser pero lo cierto es que ansío pasar unas horas contigo a solas. Adoro a nuestro niño pero creo que te tiene demasiado agotada.