Capítulo Siete

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Cuando ví a Adrienna vestida para la boda con ese espectacular vestido creí que se me paraban el corazón y hasta los sentidos. Jamás una mujer me había hecho albergar tantos sentimientos buenos dentro de mi ser.

-Estás, preciosa, Adri.

-Gio me dijo que era el vestido idóneo para enamorarte-me miró divertida-.

Si ella supiera que no hacía falta ningún vestido para enamorarme de ella, que ya había caído en las garras de su amor desde prácticamente el primer momento en que la ví en la puerta de su casa pidiéndome disculpas.

Saqué de mi maleta una caja de terciopelo que había comprado el día anterior para ella.

-Gio también me dijo que estarias preciosa con esto-le dí la cajita-.

-Jace, no tenías porque regalarme nada.

-Todo para tí es poco, linda Adrienna.

Cuando vio lo que había  en su interior, se quedó parada durante unos segundos. Después volvió a cerrar la caja.

-No puedo aceptarlo-me dijo avergonzada-.

-Sí que puedes-insistí-.

-Jace, sé lo que cuesta esto y, aunque me avergüenza decírtelo, no creo que lo que te paga mi comunidad como jardinero te permita pagar estas cosas. No quiero que lo pases mal por mi culpa.

La miré a los ojos. Adrienna tenía una forma de ser tan humilde que sabía que se estaba muriendo de vergüenza por decirme aquello. Lo que ella no sabía es que yo no sólo era jardinero y aunque ardía en deseos de contarle aquel secreto, por el momento, debía quedar relegado en el baúl de mi corazón.

-Adri, hazme el honor de llevar hoy esta gargantilla-le acaricié los mechones de pelo que se le escapaban por la frente y la hacían muy dulce y muy sexy a la vez-. Para mí este símbolo es muy importante y quiero que tú lo luzcas como nadie.

-¿Una libélula?.

-Sí, al igual que tú, también tengo recuerdos y estos insectos me recuerdan a mi nonna. Siempre estaban presentes en su jardín aunque a todas luces fuese imposible.

Me sonrió y me acerqué a ella para ponerle aquella cadena de oro blanco con una libélula de diamantes en su cuello. Estaba preciosa.

-Gracias por aceptarla, Adri.

-Todo por la nonna-se rió-. ¿Nos vamos entonces? Tenemos una boda pendiente.

-Que así sea.

Salimos por la recepción del hotel para ir a buscar mi coche. Todo el mundo miraba a Adrienna. Era sexy, guapa, arrebatadora.... Nunca le había dado la mano antes mientras caminábamos juntos pero aquel momento me pareció idóneo para empezar una nueva costumbre. Le cogí su suave mano y ví como me miraba sonriente. Era para mí un orgullo pasear cogido a la mujer a la que todo el mundo observaba,que todo el mundo admiraba, a la única mujer que había sido capaz de enamorarme. Adrienna Grimaldi, la mujer a cual yo amaba. Grimaldi. De todos los apellidos, ¿Por què este?.

 De todos los apellidos, ¿Por què este?

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**Vestido de Adrienna**

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**Vestido de Adrienna**

**Vestido de Adrienna**

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**Jace**

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**Jace**

El Jardinero(COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora