Mi incumbencia

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Llego a la oficina cuando aún me faltan diez minutos para entrar, en las manos llevo café para mis compañeros, se están portando tan bien conmigo que esto es lo mínimo que puedo hacer por ellos. Entro sonriente, algunos han llegado incluso más temprano que yo y me saludan con energía. Charlo un rato con ellos mientras el resto aparecen poco a poco, unos con la cara de miércoles y otros con un extraño ánimo, aun así todos me agradecen el detalle de la cafeína.

El día pasa de lo más normal hasta la hora del descanso, donde uno de nuestros compañeros nos anuncia con vergüenza que está saliendo con una chica. Escuchamos su historia con atención, y reímos con todas las anécdotas, la afortunada es una clienta que viene casi a diario al banco para hacer las gestiones de su trabajo, y de ahí que todo surgiera.

La cara del chico cada vez que la menciona es digna de ver, tiene un brillo especial en los ojos que nos dice sin palabras lo mucho que le gusta, y pienso si yo tengo la misma, cada vez que un chico sin rostro aparece en mi cabeza. Porque el beso que me dedicó antes de salir de su casa el sábado era digno de cualquier película americana, uno de esos que te deja con ganas de más, y que me hace pensar en la posibilidad de que me pueda gustar alguien que no conozco.

No tengo ni idea si lo que yo siento por Ravi es exactamente algo relacionado con el romanticismo o simple atracción sexual, pero está claro que si es esa segunda opción, no tendría tantas ganas de saber quién es, conocer al muchacho tras la máscara y cumplir esas escenas que mi mente creaba prácticamente desde hacía poco.

Decido centrarme de nuevo en el trabajo, reconozco que hay veces en las que simplemente tengo ganas de llamarlo y preguntarle por nuestro siguiente encuentro, pero eso me distrae lo suficiente como para recibir alguna que otra regañina por parte de mis superiores. Les digo que no volverá a pasar, y sigo con lo mío después de mirar la hora, ha pasado el día volando, solo me queda media hora.

Los treinta minutos avanzan enseguida, he terminado mis tareas, así que recojo mis cosas y me dispongo a irme. Hongbin a mi lado repite mis acciones, hablamos animadamente sobre el curioso cliente que ha venido vestido de oso a causa de su trabajo, y ello nos lleva a otros temas, cuando nos damos cuenta, caminamos en la misma dirección hasta la parada del autobús, es la misma aunque ambos cogemos números diferentes.

Pasamos por delante del restaurante donde hicimos mi cena de bienvenida, no puedo evitar mirar de reojo a su interior y buscar sin querer a Wonsik. Lo encuentro a la primera, está atendiendo a una mesa mientras sonríe, y ambas chicas parecen felices de que lo haga, pero es normal, ese chico es extremadamente guapo.

Y si es Ravi sería perfecto.

Pero no lo es, aunque mi mente quiere pensar lo contrario, así que también incluye la parte de las teorías, esas que me dicen que hoy en día un tatuaje es fácil de maquillar o incluso existen esas mangas para taparlos. Pero no me quiero hacer ilusiones para luego caer, por que como ya planteé en su momento, si realmente fuera él nunca me atrevería a preguntárselo, a no ser que fuera el mismo Wonsik quien diera el primer paso.

Las chicas de la mesa lo miran descaradas aunque esté en otra mesa, las veo reír y repasarlo de arriba abajo, como si se tratara de un trozo de carne, por un momento me entra algo de ira, pero la dejo pasar por que no es de mi incumbencia.

- ¿Te apetece venir?

Me sabe mal no haber escuchado de lo que habla Hongbin a mi lado, así que me disculpo y él sonriente me vuelve a repetir que mañana es su cumpleaños y que si aceptaba su invitación a comer. No se lo niego, reconozco que ese chico ha hecho muy amenos mis días en el trabajo, y es todo un detalle su ofrecimiento, así que quedamos en venir juntos al restaurante que ahora tenemos en frente.

Doy un último vistazo, Wonsik está ahors en la caja de la entrada, cobrando a las mismas chicas de antes, se despide de ellas con una sonrisa que me sigue pareciendo demasiado familiar, y por un instante levanta la vista. Nuestros ojos se encuentran unas milésimas de segundo, aunque está algo lejos, no puedo evitar ver la misma mirada intensa del chico que tanto placer me da. Luego se gira, y continua con su trabajo, yo por mi parte presto atención a Hongbin hasta que viene el autobús.

👀 👀 👀

En cuanto llego a casa me pongo lo más cómodo que encuentro, cocino el ramen que tanto me gusta mientras busco el último capítulo de mi serie por internet, hoy me siento cansado así que decido irme a dormir cuando termine. Me acomodo en la silla con el tazón caliente entre mis manos, es agradable al tacto por el frío que está comenzando a hacer en la calle, debido a la reciente llegada del otoño.

Sonrío al ver al protagonista colocarse la mano en el corazón, confirmando así que está enamorado de la chica aunque no lo quiere admitir, es divertido pensar lo real que puede llegar a ser eso aunque en las series siempre lo exageren. A mí mismo me pasó con mi ex novio, aunque ahora no lo quiera ni ver, recuerdo que los primero momentos con él sí que fueron tal cual lo pintan los dramas.

De nuevo vuelvo a pensar en Ravi, pues si nuestra relación realmente se convirtiera en algo más, nuestra propia historia sería de lo más curiosa, porque nunca nos conocimos a través de un amigo, como me pasó con mi antigua relación, y tampoco es un encuentro casual en un restaurante o en un banco; ni siquiera se ha convertido accidentalmente en mi vecino como le sucede al actor de la serie, si no que nuestros caminos se cruzaron a través de un atrevimiento mío, y todos nuestros ardientes momentos, aunque solo sean por dinero.

Sonrío al imaginarnos contando nuestra historia a amigos, conocidos e incluso a familiares, lo más seguro es que inventariamos algo para no enrojecer con ello. Pero lo más increíble es que me siento a gusto pensando en una situación como aquella, pues tendríamos la suficiente confianza como para hablar del tema, y tal vez terminaríamos en la cama discutiendo que hacer o besándonos en el sofá. De nuevo me sorprende la capacidad que tiene mi cabeza para crear historias como esas, y no estaría nada mal que fueran ciertas.

Abro mis redes sociales para comprobar si me ha enviado algún mensaje, cada vez tengo más claro que necesito hablar con él de lo que estoy comenzando a sentir, aunque parezca raro, aunque no lo conozca, Ravi se ha ganado un pedacito de mi corazón. Tengo ganas de contárselo a pesar de las consecuencias, porque sé lo que puede pasar, y me aterra perder esa felicidad que me ha proporcionado estos días, pero estoy dispuesto a asumir el riesgo.

Por desgracia sigo con la bandeja de entrada vacía, no hay ninguna notificación pero sí algo que me llama la atención por su parte, algo que no debería sorprenderme pero que por alguna razón me duele. Sé que es normal, Ravi debe seguir con su trabajo, recuerdo que después de nuestra primera vez, hubo dos chicos más, así que no es de mi incumbencia que acabe de subir un video titulado The boy 26.

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Este finde estaré liada, dadme tregua hasta el lunes🙇🏼‍♀️

Besitos😘 y todxs a felicitar a nuestro visual perfecto!!💕🏃‍♀️🏃‍♂️
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Boy 23 (Navi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora