Mi rostro

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No tengo ni idea del tiempo que llevamos igual, sigo con las rodillas a cada lado de su cadera, en ese sofá negro. Sus manos están apretadas en mis costados, las mías en su cuello y lo más importante, nuestras bocas fundiéndose con la tranquilidad que no suele haber en ese tipo de situaciones. Puedo notar el rápido latir en el pecho, con cada roce de su lengua en mis dientes y con las efímeras caricias sobre mi camiseta.

Nunca se me ha pasado por la cabeza estar en tal situación con Ravi, y eso es lo mejor, todo es nuevo, perfecto y me muero por continuar descubriendo esta etapa. Llega un momento en el que nos detenemos para poder coger aire, ha apoyado su frente sobre la mía y ha cerrado los ojos detrás del antifaz, nuestros alientos se mezclan, ambos intentamos controlar la respiración, luego lo escucho tragar fuerte.

- Tengo que... hacer un cambio... -Dice de repente.

Son suma delicadeza me deja en un lado del asiento y se levanta, camina hasta la mesa y veo como escribe algo en el papel, luego me lo tiende junto con el bolígrafo. El contrato está como siempre, pero me llaman la atención las letras escritas en azul, en ellas se puede leer con claridad como los besos siguen prohibidos, pero solo en los labios. Frunzo el ceño extrañado, no entiendo el motivo, si hace escasos segundos él era dueño de mi boca.

- Debo seguir como siempre, pero contigo voy a hacer esta excepción. – Lo veo sonreír. – Espero que no te importe.

- No me importa, pero no comprendo porqué...

- Creo que un beso en los labios es algo muy personal. Te parecerá tonto, pero no podría hacerlo delante de una cámara.

Y la manera en la que dice algo así me parece adorable y, a pesar del antifaz y la luz tenue, puedo ver que está un poco sonrojado, sonrío sin querer. Un chico con esta profesión peculiar, aparentemente alguien rudo por sus múltiples tatuajes, es tímido a la hora de dar un beso y un maestro del sexo delante de miles de seguidores.

Todos mis pensamientos negativos han desaparecido, me levanto del sofá, con el papel y el boli en una mano y me acerco a él, que sigue de pie, estoy tan feliz que le doy un último beso rápido en los labios, le dedico una mirada de agradecimiento y le guiño un ojo antes de dirigirme a la mesa, luego firmo sin pensarlo dos veces. Aunque no haya contacto en la boca, lo puede haber en el resto del cuerpo, y eso me fascina, me siento atrevido y capaz de todo, por eso soy el primero en quitarme la camiseta, colocarme el antifaz, y atacar su cuello.

- Ves con calma, my boy, aún no he puesto a grabar las cámaras. – Me acaricia los brazos, y me separa de él, luego me susurra en el oído. - ¿Por qué no te vas preparando tú mismo? Quiero ver lo que hiciste ayer al otro lado del teléfono.

Solo con su voz profunda, ya hace que me convierta en su marioneta, mi cuerpo y mente necesitan hacerle caso, asiento mientras lo veo ir al ordenador y encender las bombillas rojas que me informan que ya ha comenzado el rodaje. Aun no me he movido del sitio, Ravi se sienta en el sofá y se quita los pantalones, quedándose en bóxer, puedo ver lo apretados que están, aunque yo sé que aún le queda por rellenarlos.

Me quedo en las mismas condiciones en cuanto a ropa, me arrodillo delante de él y me toco para que vea que le hice caso, poco a poco me deshago de mi ropa interior, luego veo que me tiende el famoso bote azul, la entrada a un nuevo juego que estoy deseando comenzar.

Ravi no se mueve, veo que disfruta de la vista mientras yo me empapo los dedos, y me embisto empezando con dos, me conozco y sé que no hay problema. No puedo evitar mis gemidos a la vez que me dilato, y hacerlo mirando sus ojos solo me excita el doble, me gusta ver cómo crece el bulto que quiere salir de su escondite.

Me acerco a él mucho más, no he sacado mis dedos en ningún momento, incluso me atrevo a introducir otro para estar más que listo, luego veo como al fin se saca su dureza, la tengo a milímetros de la cara, me la ofrece suculenta, yo solo me relamo.

Boy 23 (Navi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora