Capítulo 5

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Al día siguiente, James continuaba en el hospital.

Se había quedado dormido, tras la espera que Taylor y Joan apareciesen. Pero eso no sucedió durante toda la noche.

Su teléfono móvil comenzó a sonar y el despertó de pronto.

Cuando observó que era González quien le estaba llamando, enseguida lo cogió:

―¿En qué puedo ayudarte González? ―preguntó.

―Por ahora en nada.

―Entonces, ¿a qué debo tu llamada?

―Te tengo noticias de Joan.

―¿Qué cosa?

―Al parecer ayer estuvo en la ciudad. He rastreado todos vuestros teléfonos y el de la novia de Allan recibió ayer una llamada desde un número que es privado y oculto. Por la tarde, en el departamento de Joan se hizo una llamada. Supongo que estaría telefoneando para algún tipo de tregua con sus negociantes.

―¡Joan estuvo en la ciudad!

―Al parecer sí. Pero quien lo sabe es Clare. Debes de preguntárselo a ella.

―Lo haré.

Después ambos colgaron el teléfono y James fue hasta Clare.

Él cogió a Clare por el brazo y Allan les siguió:

―¿Qué ocurre James? ―preguntó Allan.

―Nada. Salvo que Clare recibió una llamada por número oculto ayer y después Joan estuvo en la ciudad.

―¿Qué quieres decir?

―Que Clare ha ocultado que Joan estuvo por la ciudad.

―Es cierto ―dijo ella―. Pero las cosas no han sucedido como piensas James.

―¡Entonces como!

―Me llamó por que quería verte y me negué a ello. Pero me amenazó con ir a buscarme aunque tuviese que arriesgarse a sí mismo. Por eso fui. Cuando me llamaste estaba con él y fue a despedirse. Iba a llevarse a Taylor lejos.

―Va a llevarse a Taylor, sabiendo que su padre está entre la vida y la muerte en la sala de un hospital ―dijo James―. Si se la lleva y este hombre muere, pienso matarle con mis propias manos.

―Dudo que Joan se crea capaz de llevársela, sabiendo lo mucho que Taylor quiere a su padre y que eso pudiese conseguir que le odiase más que lo odia.

―Esperemos que eso no ocurra. Que ocurra un milagro para que no se la lleve y la traiga para que vea a su padre.

―Eso esperemos.

Después de un largo silencio, todos volvieron con la señora Parker. Ya que el médico estaba con ella. Solo que el médico salió para decirles, que tenían que operar a George por que se había complicado las cosas.

Clare pensó por unos instantes que hacer y solo esperó para ver si el teléfono móvil de Joan le daba señal alguna.

Joan entraba en la habitación con el desayuno para su esposa.

Taylor comenzó a despertar por el olor que el café desprendía y supo que algo iba mal. Que algo le haría su esposo.

―Buenos días ―dijo su esposo.

―He hecho algo mal ―dijo ella.

―No. ¿Por qué lo preguntas?

―Por saber.

―Tranquila, no voy a hacerte nada. Salvo entregarte algo que compre ayer en la ciudad.

―¿Estuviste en la ciudad?

Cuarenta Días de Dominación (Una Noche en Verona II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora