Capítulo nueve

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No sé cómo, creo que de mucha adrenalina logre abrir la puerta y vi al pelinegro sentado en el frio suelo del baño. Mire alrededor de la habitación y no había nada fuera de lo común, solo el espejo del lavabo que estaba trizado. Me senté junto a Logan y me apoyé en su hombro pasando mi brazo tras su espalda dándole un abrazo.

 ––Tranquila––dijo con suavidad rompiendo el sereno silencio que inundaba la habitación ––. No podría dejarte sola, ni tampoco a Jane; no sería capaz de hacerle algo así.

Jane era los ojos de Logan, amaba a su hermana, ella había cambiado su vida desde el momento en que supo que sería hermano mayor.

 ––Mas te vale de no atreverte a dejarnos––rió––. Logan... sé que estás cansado y lamento no haberme preocupado por ti...

 ––Tranquila––sonrió a medias.

 ––No te guardes lo que sientes.

 ––No lo hare...

 ––Logan tu mano––le advertí al notar que esta estaba ensangrentada.

 ––No es nada.

 ––Ven.

Lo obligue a sentarse en su cama mientras yo curaba su mano. Intente ser cuidadosa al pasar el suave algodón sobre su blanca piel.

Coloque con cuidado la venda sobre su mano y había terminado.

Baje junto al pelinegro a mi lado. Prepararíamos la cena ya que sus padres llegarían algo tarde y Jane se quedaría en la casa de una de sus amigas. El timbre sonó logrando que me sobresaltara mientras rebanaba las verduras. Camine hacia la puerta y me lleve una gran sorpresa al ver al castaño parado frente a mí con su enorme y deslumbrante sonrisa.

 ––Alex––sonreí.

 ––Keith––dijo caballerosamente.

 –– ¿A qué se debe tu visita?

 –– ¿No te alegra verme?––enarco una ceja.

 ––C-claro––un calor se apodero de inmediato de mis mejillas.

Por dios Alex, por favor deja de sonreír.

 ––Pasaba por aquí y me preguntaba si te gustaría ir a caminar––su elegante sonrisa me estaba volviendo loca.

 ––Me encantaría––sonreí pero al mirar hacia atrás pude ver a Logan cantar mientras cocinaba, eso me causo gracia––. Pero ya tengo planes para hoy––hice una mueca.

 ––Ya veo...––bajo la mirada––. De todas formas... quería invitarte a que nos escucharas a mi banda y a mí.

 ––Claro––dije entusiasta.

 ––Mañana paso por ti a las cuatro.

 ––De acuerdo––sonreí.

 ––Nos vemos entonces––dije mientras él se alejaba poco a poco si dejar de sonreír y de dirigirme la mirada.



Media noche. Un corte de luz había afectado al sector provocando que la calefacción no funcionara. Mi cuerpo bajo las sabanas estaba entumido. Temblaba sin parar mientras abrazaba mis piernas intentando entrar en calor. La enorme sudadera junto a mi pijama de Iron man no lograban mantenerme caliente. No dejaba de pensar en mi hogar, que podrían estar haciendo mis padres o Brig. La idea de que debí quedarme en silencio no dejaba de rondar en mi cabeza, pero por otro lado, no podía aguantar un segundo más sin decir algo, era suficiente.

Mi Ángel GuardiánDonde viven las historias. Descúbrelo ahora