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El próximo partido de la Juve fue contra el Benevento, el equipo tuvo que salir de Turín para el encuentro así que yo lo vi en la televisión de la habitación de hotel que me estaba pagando mi hermano.

El resultado fue bueno: 4-2 a favor de la Juventus, tres goles de Dybala y uno de Douglas Costa, ninguno del 9.

Parecía ser que la joya estaba de vuelta después de su expulsión en la Champions.

El 11 de Abril llegó rapidamente y eso significaba que era hora de la vuelta de los cuartos de final contra el Real Madrid. Esta vez se jugaba en Madrid.

Insistí en ir a España, tenía muchas ganas de ver el partido y apoyar a mi hermano (aunque no tantas como las que tenía de estar en MADRID).

Al principio Gonzalo dijo que no, pero termino accediendo. La verdad es que no había planeado quedarme en Italia durante tanto tiempo, mi hermana se había tomado un vuelo a Buenos Aires hacía unos días y entonces me encontraba yo sola en una gran habitación de hotel.

Mi hermano me dijo que me vaya a quedar a su casa ya que sin Paloma no tenía sentido quedarme en un hotel, y yo estaba siempre aburrida así que le dije que sí. Estaba quedándome con él y con Lara, quien tenía dentro de ella a mi sobrinita Alma.

Cuando faltaban unos pocos días para que Gonzalo tuviera que viajar a Madrid con su equipo empecé a joderlo con que me dejara ir, aceptó porque le hinché mucho las bolas, y porque, aunque sea muy en el fondo, yo sé que le gusta hacerme feliz.

— ¿Viajas en el avión de la Juventus con el equipo? — me preguntó un día mientras cenábamos en su casa.

— ¿Me estás hablando en serio? — le pregunté. Él asintió serio y yo no lo podía creer.

No lo pude creer hasta que estuve ahí arriba en un asiento en una de las últimas filas del avión de la Juventus F.C.

Al principio mi hermano se había sentado a mi lado pero después de un rato se fue a charlar y joder con sus compañeros. Yo me puse los auriculares e intenté dormir un rato.

Después de un rato sin poder quedarme dormida me paré de mi asiento y fui a buscar comida a algún lado. Ni sabía en dónde habría algo para comer pero lo iba a averigüar.

Bajé al primer piso del avión y pasé por un pasillo hasta encontrar una habitación en donde había una mesa llena de comida. Me acerqué, no sabía si agarrar un pedazo de brownie o una galletita. Estaba intentando decidir cuando sentí a alguien detrás de mí. Me di vuelta, era Dybala.

— ¿Vos también andabas con hambre? — me preguntó.

— Jaja sí — dije, no sabía qué decir o cómo hablar en frente de él.

— ¿Quedaste bien del pelotazo el otro día? — preguntó después de unos segundos de silencio incómodo. Viéndolo de tan cerca era todavía más lindo.

— Sí, se me pasó enseguida el dolor, ¿y vos quedaste bien del codazo?

— No, me duele un montón todavía — respondió tocándose la cara.

— Ay ¿en serio?

Él se empezó a reir — Obvio que no, fue hace un montón, te estoy cargando.

— Ah ¿no serás muy chistoso capo? — dije yo.

— Me llamo Paulo — respondio él extendiéndome la mano.

— Sí ya sé, obvio. Yo soy Kiara — dije, inmediatamente me arrepentí ¿CÓMO VOY A DECIR "SÍ YA SÉ, OBVIO"? ¡QUE IDIOTA SOS KIARA!

— ¿Por qué tan obvio? — preguntó frunciendo el ceño — Ahhh, cierto que vos sos mi fan número uno ¿no? — se cruzó de brazos.

Me acordé de cuando mi hermano me había presentado a Dybala, que vergüenza, seguro estaba toda roja.

QUISIERA ALEJARME. {Paulo Dybala}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora