8.

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— ¿Qué onda con Dybala? — me preguntó Paloma. Estaba sentada a mi lado en un avión camino a Rusia, estábamos yendo allí por el mundial que se venía.

— ¿Qué? — pregunté yo.

— No te hagas la boluda, que vi que te comentaba las fotos y te ponía me gusta.

— Ahh sí, pero nada — dije —. Hablamos por instagram, y a veces jugamos al fortnite y ahí también hablamos, pero de nada serio. Es rarísimo, es como si fueramos amigos.

— ¿Amigos?

— Sí.

— ¿Nada más?

— No, ojalá — me reí —. Él es tan lindo, te juro, y nos reimos un montón cuando jugamos al fortnite.

— No puedo creer que jueguen al fortnite, son dos nenes — se rió mi hermana —. Bueno a lo mejor él también piensa que sos linda.

— Ay callate — le dije.

— ¿Por qué no lo pensaría? Si sos linda.

— Pero él es Paulo Dybala, puede tener a cualquier chica que quiera.

Ella no dijo nada, me miro y se puso los auriculares en los oídos, después cerró los ojos y en cuestión de minutos estaba dormida.

Yo me quedé pensando en él, era una persona tan especial que me hubiera encantado tener en mi vida. ¿Qué habría pasado entre Antonella y él para que ella lo dejara ir?

Llegamos a Rusia a las 7 de la tarde, lo primero que hicimos fue ir al hotel en donde también se quedaba la selección. Fuimos a nuestra habitación que compartíamos y lo primero que hice fue tirarme en mi cama, estaba agotada.

— Extrañabas compartir habitación conmigo ¿no? — le pregunté a Palo mientras ella miraba por la ventana la hermosa vista que teníamos de Rusia.

— ¿Si extrañaba tu desorden, que pusieras la tele a un volumen altísimo y no me dejaras dormir y que siempre jodieras llamando a recepción para que te traigan comida a toda hora? — me preguntó sarcástica.

— Bue perdón, cierto que a vos te gustaría compartir habitación con Sergio ¿no? — la jodí —. Si querés hacemos el arreglo y me lo traen a Leo acá y vos te vas con tu Kun.

— Callate, ¿qué sabrás vos pendeja?

— Nada, porque no me contas — admití —. Pero sé que el Kun es re copado ¿sabes cómo? Porque últimamente me trata re bien, casi como si le quisiera caer bien a la familia de la novia.

— ¿Qué novia?

— Seguís haciéndote la boluda, pero ahora que nos estamos quedando en el mismo hotel que él, ya no van a poder esconderse por mucho tiempo.

— Igual no es mi novio — dijo ella, todavía sin mirarme, yo puse los ojos en blanco.

— ¿Querés salir? — le pregunté cambiando de tema.

— ¿No habías jodido todo el viaje del aeropuerto hasta acá con que estabas cansada?

— Ya se me pasó — dije levantándome de la cama —. ¿Qué querés que hagamos?

— Yo nada, ahora que soy la fotógrafa oficial de la selección tengo que descansar y asegurarme de que no me echen mañana.

— Que aburrida. Bueno yo me voy, de paso te dejo sola por si querés invitar a alguien a la habitación — le dije guiñando un ojo, ella se mordió los labios y puso los ojos en blanco.

Bajé por el ascensor hasta la recepción. El hotel era hermoso, tenía como 20 pisos y estaba re iluminado. Caminé hasta unos sillones y me senté un rato a usar el wifi, y a ver qué se podía hacer en Rusia a la noche.

QUISIERA ALEJARME. {Paulo Dybala}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora