QUISIERA ALEJARME. {Paulo Dybala}

29.

El día de la final de la copa del mundo entré a twitter y vi una noticia que me revolvió el estómago.

"Antonella Cavalieri fue vista en el aeropuerto de Moscú, rumores dicen que ha retomado su relación con Paulo Dybala y están más felices que nunca".

Debajo del tweet había una foto de Antonella y efectivamente estaba en el aeropuerto de Moscú. ¿Paulo la había invitado?

Tenía muchísimas ganas de vomitar.

De repente había entendido todo. Paulo todavía quería a su ex (¿o ya no era más su ex?) y seguramente por eso me había mandado ese mensaje y me había bloqueado. Me había asegurado que ya no quería a Antonella y me había mentido, me había ilusionado para después volver con ella en cuanto tuvo la oportunidad. Que estúpida había sido.

Al menos lo había hecho rápido, hubiera sido mucho peor si hubiese esperado más tiempo y yo me hubiera encariñado con él. Paulo había seguido a su corazón y por lo menos intentó no ilusionarme por mucho tiempo más.

•••

Fuimos al estadio temprano, como 3 horas antes del partido, nos dejaron entrar porque éramos familia.

Vi a mi hermano y lo abracé en seguida.

— Kiarita — sonrió Gonzalo abrazándome en uno de los pasillos del estadio —. Te extrañé terremoto.

— ¿Sí? — pregunté yo.

— Te juro.

— Felicitaciones, por todo — sonreí yo.

— Estás tierna, veo — se rió él.

— Estoy feliz, esto es impresionante — dije mirando a mi alrededor, estábamos en un estadio enorme y Argentina iba a jugar una final de un mundial —. ¿Estás nervioso?

— Estoy tratando de no ponerme nervioso — dijo él.

— ¿Lara y Alma? — preguntó mi mamá.

— Seguramente llegarán en un rato, van a estar en un palco por la bebé y todo eso — respondió Gonzalo.

En ese momento vi por detrás de mi hermano a la sombra del cobarde de Paulo Dybala que volvió a desaparecer en cuestión de segundos. Momentos después vi pasar a Antonella por el mismo lugar, todo pasó muy rápido pero yo lo había visto. Ella estaba ahí, visitándolo antes del partido más importante de su vida.

Tragué saliva, Gonzalo giró la cabeza al ver en donde se enfocaba mi mirada pero la pareja ya no estaba ahí hace ya un rato.

— Ah sí, Kiari te iba a preguntar — me miró él, yo lo miré y traté de sonreír, no debían haber ningún tipo de distracción en la cabeza de mi hermano —. Sé que, mientras estabas en Buenos Aires, Paulo y vos se hablaban por videollamada y se seguían hablando. Pero hoy vi a la ex llegar al estadio... no tuve tiempo de hablarlo con él pero... ¿está todo bien? Porque cuando hablé con él en un principio parecía que... que él quería estar con vos en serio. No sé, capaz entendí todo mal pero...

— Tranquilo Gonza, está todo bien — dije yo —. Estuvimos de acuerdo con ni siquiera intentar tener ese tipo de relación ya que vivimos muy lejos el uno del otro y bueno... lo de Antonella ni idea, capaz nunca dejó de amarla. Pero bueno, a mí no me afecta.

— Ah bueno, que lástima igual — se lamentó mi hermano — me re gustaba la idea de Paulito y mi hermanita juntos.

— Nunca hubiera funcionado — dije yo y me forcé a sonreír.

La verdad es que era todo una mierda, yo me había ilusionado por un breve momento en Rusia hacía unas semanas, y Paulo me había dejado hacerlo.

•••

Argentina había perdido 3-0 contra Croacia hacía 3 semanas y 3 días. Era la hora de la revancha.

Por su lado, durante la fase eliminatoria, Croacia, además de haber salido primero en el grupo D, había vencido a Dinamarca, Rusia e Inglaterra. Todos sus partidos habían tenido alargue y habían pasado por dos sets de penales.

Argentina había vencido a Francia después de un alargue 5–4, habíamos vencido a Uruguay 1–0 y a Bélgica 2–1. No habíamos tenido que llegar a los penales, todavía.

Habíamos empezado mal, casi nos habíamos quedado afuera después de nuestro segundo partido del mundial. Por un milagro Nigeria nos había abierto una ventana inmensa y pudimos pasar a octavos. Contra Francia había costado pero mientras más avanzaba la competencia el equipo se había unido más y más. Y quizá ahora realmente podíamos ser una amenaza para Croacia, una amenaza para cualquiera. Estábamos en la final.