La final, parte 1.

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Las finales son especiales, son una gran celebración, se juegan en los mejores estadios, las entradas se venden mucho más rápido en comparación a otros partidos y las hinchadas siempre están mucho más eufóricas.

Ese día la ciudad de Moscú estaba teñida de celeste y blanco.

Las finales son especiales, y Argentina ya había perdido demasiadas. Había que cambiar la historia de una vez por todas.

•••

Una hora y media antes del partido despedí a mi hermano. En mi espalda yo llevaba el número de su camiseta.

— Éxitos Gonza — lo abracé —. Concentrate, dejá todo en la cancha, te amo. Esta es tuya.

— Voy a hacerlo, yo también te amo — respondió él.

Toda mi familia llevaba el 9 en sus espaldas excepto mi hermana que llevaba el 19.

Paloma y el Kun se despedían a mí lado.

— Se viene la revancha — le dije yo a Sergio, interrumpiendo a los novios.

— Es la final perri — sonrió él.

— A Modrić rompele una pierna y a Rakitić los dos brazos, a Mario Mandžukić no me lo toques porque juega en la juve y es re copado — le dije.

— Bue, si lo hago tengo que hacerlo bien. O los matamos a todos los croatas o a ninguno — jodió el Kun.

— Ninguno, por favor — le dijo Palo mientras lo abrazaba de costado.

— Claro, por el fairplay — respondió el Kun.

— Y porque si te expulsan y nos quedamos con un jugador menos en una final de la copa del mundo me mato y después te mato a vos — dijo Palo.

Era la hora de que todos los jugadores se fueran, ya los estaban llamando.

— Te amo — dijo el Kun y le dió a mi hermana un beso en la frente.

— Yo te amo a vos, éxitos — respondió ella, le dió un pico y él finalmente se fue. Así lo hizo también Gonzalo después de tirarle besos a toda su familia.

•••

En el lugar en el estadio reservado para las familias de los jugadores me encontraba sentada al lado de Paloma a mi izquierda y mi hermano Nicolás a mi derecha.

Dos filas atrás se encontraba Antonella Cavalieri sentada con la familia de Paulo.

•••

El himno sonaba tres veces más fuerte de lo que lo había escuchado jamás. Incluso más fuerte que en Brasil hacía 4 años. Los argentinos gritaban la melodía con todas sus fuerzas, a mí se me puso la piel de gallina.

Entre los titulares estaban Messi, Higuaín, Pavón, Di María, Lo Celso, Banega, Salvio, Mascherano, Otamendi, Tagliafico y Armani.

Después de un rato, a las 6 en punto, el partido comenzó. Yo estaba nerviosa, pero no era el mismo sentimiento que había tenido cuando Argentina y Croacia se enfrentaron la primera vez. Durante la final me sentía llena de esperanzas.

Los últimos 3 mundiales nos había eliminado Alemania, la última vez lo habían hecho llevándose la copa. Esta vez no había alemán a la vista, ojalá eso fuera una buena señal.

Los gritos no paraban, habían bastantes croatas alentando pero no se comparaba con la cantidad de argentinos que se encontraban ahí cantando las canciones típicas de hinchada argentina.

Argentina se veía mucho mejor parada que la última vez, la tenencia de la pelota estaba bastante peleada. A Croacia le gustaba tenerla todo el tiempo, pero a nosotros también. En el mediocampo nosotros robábamos bastantes pelotas. El partido solo había empezado hacía 12 minutos y Gio ya había aparecido bastante y estaba jugando muy bien.

En el minuto 15 en un ataque argentino Lionel le pasó la pelota a Pavón y este le pegó en dirección al arco desde afuera del área. Esta salió disparada a la tribuna por unos pocos metros y se había escuchado a los hinchas gritando con euforia con la jugada que muchos pensaban que iba a terminar en gol. Toda mi familia se había parado y luego se había vuelto a sentar decepcionada.

Unos 7 minutos después en un contraataque croata Perisić y Mandžukić corrían a toda velocidad a nuestro arco. Otamendi y Masche los seguían por atrás pero no los alcanzaban. Perisić se la pasó a Mario poco antes de llegar al área, este y Franco Armani se encontraban en un 1 a 1. El croata definió poco después de recibir la pelota pero el argentino puso su rodilla en el camino y la disparó al corner.

A mí casi me agarró un infarto.
En el minuto 31 Messi recibió un pase hermoso de Giovani, pero cuandó la pateó al arco esta rebotó en el palo izquierdo y un defensor croata la recuperó.

Era el minuto 42 cuando Rakitić recibió la pelota de parte Modrić, se la pasó a Perisić y este la empujó con su pie derecho al palo contrario de Armani.

Gol de Croacia.

Y unos pocos minutos después llegó el entretiempo.

Recibir un gol en una final de un mundial no era un sentimiento muy lindo, pero yo rezaba a dios (y a d10s) que todo estuviera bien. Teníamos que ganar ese partido y todavía quedaban 45 minutos.

Los mejores jugadores argentinos del partido hasta ahora habían sido Lo Celso, Otamendi, que había defendido bastante bien al igual que Tagliafico, Armani, y Messi había dado unos pases muy buenos. El 10 había frenado y acelerado un par de veces y cada vez que lo hacía y esquivaba a los defensores croatas era algo hermoso de ver.

Necesitaba que mi hermano apareciera. Hasta ahora había jugado bien, pero necesitaba más de él.

Necesitaba que Argentina ganara aquel partido, y también lo hacían otras 40 millones de personas. El segundo tiempo tenía que ser nuestro.

QUISIERA ALEJARME. {Paulo Dybala}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora