23.

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Ahora nos tocaba Uruguay. Se venía el clásico rioplatense, la primera final de un mundial había sido entre Argentina y Uruguay, y ahora íbamos a tener un nuevo encuentro. No era un clásico tan grande mundialmente como Argentina y Brasil, pero era como mínimo bastante interesante.

Además se iban a enfrentar Leo Messi y Luis Suárez, el gran dúo culé, los amigos se convertirían en rivales en una copa del mundo.

El día siguiente después del partido contra Francia era para descansar. A las 10 de la mañana estábamos con mi hermana en nuestra habitación viendo una película cuando alguien tocó la puerta. Me paré a abrir la puerta, era el Kun.

— Acá está la chica más solicitada — se rió él cuando me vio.

— Callate Kun — respondí yo. Él pasó al cuarto y fue directo a saludar a Paloma con un beso. Nosotras estábamos mirando la peli desde mi cama, él se acostó allí al lado de Palo robándome el lugar.

— ¿Qué hacían? — preguntó él.

— Ese es mi lugar boludo, rajá de acá — le dije yo.

— Veíamos esta peli — señaló Palo, con el mentón, a la televisión.

— Uhh ¿está buena? — preguntó el Kun ignorándome.

— Muy buena — respondió Palo.

— Sergio salí de mi lugar — dije tirándole de una pierna con mis manos, pero él no se movía.

— El que se fue a la villa perdió su silla — dijo él.

— De la villa viniste vos pajero — dije enojada.

— Bue, ¿qué te hacés la mala Kiari? — preguntó él —. Creo que vi a Gio en el pasillo, andá con tu novio.

— No es mi novio.

— Ahh ¿era Paulo tu novio entonces? — se rió él.

— No me banco a nadie, chau, los odio — dije dejando la habitación con un portazo.

Cuando salí al pasillo me di cuenta de que el Kun no lo decía por joder y que efectivamente Gio estaba ahí.

— Kiara — dijo él cuando me vio. Yo quería volver a meterme a la habitación pero no podía hacer eso, mi amigo ya me había visto.

— Gio — dije yo —. Ehh ¿todo bien?

— Tenés que dejar de preguntar eso cuando sabés que está todo mal — sonrió él.

— Sí, no, tenés razón — dije yo cruzándome de brazos, apoyando mi espalda contra la pared —. Bueno... felicitaciones por pasar a cuartos.

Él se apoyó en la pared contraria a la que me había apoyado yo, estábamos cara a cara. No había nadie más cerca de nosotros.

— Yo no hice nada... ni jugué.

— Uh, sí, perdón, tema delicado.

— Sos una boluda Kiara — se rió él —. Gracias, igual.

Nos quedamos en silencio por un rato, no sabía qué decirle.

— Seguro escuchaste lo que pasó en el colectivo — dijo Gio nervioso.

— Sí — admití yo —, escuché algo.

— Yo... no tendría que haberle hablado a Paulo desde un principio, fui un idiota.

— Un poco idiota fuiste Gio... los dos fueron idiotas — respondí yo.

— Te pido perdón, yo estaba ahí cuando Sampaoli le dijo al Pipa que lo mejor era que te vuelvas a Buenos Aires, y... bueno, casi te vas por mi culpa. Yo sé lo importante que es para vos estar acá en Rusia, perdón.

QUISIERA ALEJARME. {Paulo Dybala}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora