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En la semana solía estudiar a la mañana (todavía estaba estudiando aunque tuviera la obra) y los jueves, viernes y sábados teníamos funciones. Los últimos dos días, más que nada, el teatro se llenaba. Era un sentimiento indescriptible, sentía que cada vez las cosas me salían mejor y se me hacía tan fácil meterme en la piel de Amelia que sentía que podría haberlo hecho por el resto de mi vida.

Después de la noche de estreno (había sido un Viernes, como excepción), apenas terminó la obra mi hermano Gonzalo y mi hermana y el Kun se habían vuelto enseguida a Inglaterra, tenían responsabilidades que cumplir en sus respectivas ciudades, pero el resto de mi familia se había quedado unos días más.

Eventualmente también se habían ido, dejándome en Madrid actuando en frente de distintas variedades de desconocidos 3 noches a la semana.

Era un miércoles a la tarde, a principios de Febrero, hacía mucho frío en Madrid y Cami y yo habíamos salido de nuestras clases hacía un par de horas y ahora estábamos paseando por el centro de Madrid.

Mi amiga viajaba bastante a Sevilla los fines de semana, cuando no habían clases, y volvía antes de la primera clase del lunes, para ver a Giovani.

Yo, mientras ella estaba allá, me había acercado bastante  a mi compañera de reparto de "Tormenta Perfecta", Mora, quien interpretaba a la protagonista. Nos juntábamos a ver películas, tomar un café e incluso habíamos salido un par de veces a comprar ropa juntas. Era bastante copada y me caía bien, teníamos un gusto parecido en casi todo: ropa, comida, pelis...

No solo ella me caía de maravilla sino que el resto de los actores también eran lo más. Estaba León, que era divino, era medio tímido pero hacía los comentarios más graciosos en los momentos más inesperados, interpretaba al interés romántico de Juliette (Mora) en la obra: Lorenzo.

Después estaban Magalí y Guadalupe, otras dos actrices del elenco, y Enrique, mi maquillador. Él era realmente lo más, era muy bueno maquillando pero sobre todas las cosas era dulce y buena persona. Le gustaba el fútbol y siempre me hacía algún comentario sobre mi hermano y cómo jugaba en el Chelsea.

Solo había un par de personas bastante desagradables: Lena y Augusto. No tenía muy clara la razón de por qué eran como eran, por ahí les hablaba y ni me respondían, o si cometía un error (por más pequeño que fuera) me lo hacían saber de una manera muy descortés. Los demás me decían que seguramente fuera por envidia, pero bueno, solo podía intentar ignorarlos.

Volviendo a aquel día de febrero, Cami y yo entramos a una cafetería ya que empezaba a hacer bastante frío y buscábamos un poco de calor.

— La puta madre, hace demasiado frío — me quejé.

— Y bueno, es invierno — contestó Camila. Nos sentamos en una mesa, en el lugar había poca gente, había una televisión encendida en el canal de noticias y se hablaba del clima, parecía que esa semana iba a llover bastante.

— En Argentina debe hacer un calor, verano en Buenos Aires te la regalo, la humedad de mierda y... — iba a seguir quejándome cuando me di cuenta de que en la tele ya no se hablaba de la lluvia, sino que había una imágen de Mora y yo en el teatro, junto a una foto más chica de mi hermano Gonzalo.

— El director José Navarro es muy bueno, su trabajo es ejemplar y la obra tiene muy buenas críticas — se escucha decir a un periodista.

Aunque están diciendo cosas buenas, intento prepararme mentalmente para oir lo peor. Quizás fuera por años de escuchar periodistas matar a mi hermano, tenía miedo de caer en un destino parecido, de alguna manera, aunque nunca me había imaginado que iba a salir en la tele. Obvio lo había soñado mil veces, pero de ahí a tener la bizarra imágen en frente de mis ojos había una GALAXIA de diferencia.

QUISIERA ALEJARME. {Paulo Dybala}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora