Capitulo 2

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[Las palabras que tengan asterisco (*) seran traducidas al final]

Justin andaba de un lado a otro de la habitación, poco acostumbrado a la inquietud que lo consumía desde que se había separado de la explosiva rubia. Por tercera vez, consultó el reloj.

¿Aparecería?

La deseaba. La había deseado desde el instante en que la había visto a la puerta del hotel. Se había sentido hechizado por su imagen. Era alta y delgada, con unas bien torneadas piernas, una cintura de avispa y unos pechos altos y turgentes. Sus cabellos caían como la seda sobre los hombros y la espalda. Ardía en deseo de hundirse en esos cabellos y devorar sus carnosos labios. Nunca había reaccionado con tanta fuerza hacia una mujer.

Los suaves golpes de unos nudillos contra la puerta le pusieron en alerta. Al abrir, la encontró allí, deliciosamente tímida, mirándole con sus ojos, extraña mezcla entre esmeraldas y zafiros.

—Ya sé que me diste una llave —susurró ella—, pero no me pareció correcto entrar aquí sin más.

—Me alegra que hayas venido —dijo él cuando al fin recuperó la voz.

En cuanto estuvo dentro de la suite, la rodeó con sus brazos y sintió cómo la mujer se estremecía suavemente contra él.

Incapaz de resistirse, agachó la cabeza hasta que sus bocas se juntaron. Quería saborearla una vez más. Sólo una vez. Pero cuando sus labios se fundieron, olvidó su intención.

Ella reaccionó con ardor y le rodeó con sus brazos. Las femeninas manos quemaban contra la masculina piel a través de la camisa. La deseaba desnuda. Deseaba estar desnudo contra ella.

La idea de seducirla poco a poco se esfumó mientras se impregnaba de la femenina dulzura. No estaba muy seguro de quién seducía a quién, pero en aquellos momentos tampoco importaba.

Los labios del hombre dibujaron un rastro por el cuello de ella mientras los dedos tiraban impacientes del cierre del vestido. Una piel suave y cremosa se hizo visible y la boca se dirigió impulsivamente hacia la piel desnuda.

Ella gruñó suavemente y tembló mientras la lengua de él se deslizaba por la curvatura de su hombro. El vestido cayó al suelo y ella quedó vestida sólo con una diminuta pieza de lencería.

Él se quedó sin aliento al contemplar la redondez de los senos. Los turgentes pezones parecían llamarlo a gritos. Jugueteó con ellos antes de tomar un pecho en la mano y agachar la cabeza para besar la areola color melocotón.

El sabor de ____(tn) le explotó en la boca. Dulce. Delicado como una flor. Femenino. Perfecto. Theos*, esa mujer lo volvía loco. Le hacía reaccionar como si hiciera el amor por primera vez.

Finesse*. Debía ir con calma. Primero la volvería loca, y sólo entonces la haría suya.

____(tn) sintió que sus rodillas desfallecían y se agarró a los atléticos hombros. Aunque no tendría que haberse preocupado por ello, ya que él la tomó en sus brazos y la llevó al dormitorio.

La tumbó sobre la cama y empezó a quitarse la ropa. Los negros ojos le quemaban la piel.

Lo primero que se quitó fue la camisa, revelando unos atléticos hombros, un robusto pecho y una cintura cuya musculatura sugería que no se trataba de un ocioso hombre de negocios. El vello salpicaba el torso y se extendía hasta los pezones, y luego se espesaba a medida que descendía hacia el ombligo hasta extenderse justo por encima de la cinturilla del pantalón.

Ella contempló con deseo cómo se desabrochaba el pantalón, que él deslizó hasta el suelo junto con los calzoncillos. La erección quedó, al fin, liberada en medio de un oscuro nido velludo. Los ojos de ____(tn) se abrieron maravillados ante la imposible curvatura ascendente.

Una Aventura ClandestinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora