Capitulo 46

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—¿Podemos contar con tu discreción o correrás a informar a Jack? —Bella suspiró, y miró amenazadoramente al hombre.
—Eso depende de adónde crean que van —Reynolds se aclaró la garganta.
—Lo que tenemos aquí, señor mío, es una damisela en apuros —Marley siguió hacia delante—. Una muy embarazada damisela en apuros. Necesita pasar un día en el spa. Ya sabes, ese lugar en el que hacemos esas cosas de chicas que tanto miedo os dan.
—Bueno —Reynolds palideció ligeramente—. Siempre que sea eso y no un lugar inapropiado.
—Jamás me permitirás volver a ese club de striptease, ¿verdad? —Bella lo miró furiosa mientras se dirigían al coche.
—¿Club de striptease? —preguntó ____(tn)—. Quiero conocer los detalles.
—Y te lo contaré todo en cuanto estemos envueltas en barro de pies a cabeza —dijo Bella mientras se sentaba en el coche y se inclinaba hacia Reynolds, acomodado en el asiento delantero—. Y una cosa más, Reynolds. Todo este asunto es secreto. No has visto a ____(tn), no sabes quién es, no la has visto en tu vida, ¿vale?
—¿A quién? —Reynolds sonrió con solemnidad.
—Es un tipo bastante majo —Bella sonrió satisfecha—, siempre que no tema por su trasero.
—Lo he oído —dijo Reynolds.
—Muy bien, chicas —Bella rió—. Vamos a pasar el día en el spa. Después llevaremos a ____(tn) al aeropuerto para que pueda volar a Miami.

Justin contempló pensativo las olas, con las manos hundidas en los bolsillos del pantalón. Unos pantalones que no se había cambiado en tres días. Parecía, y se sentía, como si llevara un mes de resaca. No se había duchado ni afeitado. Los empleados lo evitaban como la peste y, cuando no podían evitar relacionarse con él, lo miraban con desaprobación. Como si hubiera sido el culpable de su marcha.
Y en cierto modo lo era. No le había facilitado las cosas para que se quedara. No es que le hubiera pedido que se marchara, pero ¿qué mujer se quedaría junto a un hombre que se hubiera mostrado tan cruel, tan despreciativo?
Cerró los ojos y respiró el aire del mar que ____(tn) tanto adoraba. Ella amaba el mar tanto como él la amaba a ella. Apasionadamente.
Se suponía que el amor debía carecer de barreras ni condiciones. Pero nunca le había ofrecido tanto a ____(tn). Ni siquiera le había ofrecido su apoyo incondicional. Le había exigido, y ella había concedido. Había tomado y ella había ofrecido.
Era un bastardo.
¿Cómo iba a contarle la verdad si no la dejaba? Desde el principio le había dejado prácticamente claro que la echaría de casa si descubría que le había mentido.
Aunque lo cierto era que no le importaba.
Se había dado cuenta al descubrir su marcha. No le importaba si el bebé era biológicamente suyo o no. Estaba casado con ____(tn), y eso significaba que madre y bebé le pertenecían. Sería el padre del bebé porque ése era el deseo de ____(tn). Porque ése era su propio deseo.
Su amor por Eric no había disminuido al saber que no era su hijo biológico. Amaba a su hija, y nada podría cambiarlo. Había arruinado su oportunidad de tener una familia. Una esposa y una hija. Y todo porque había estado convencido de que ____(tn) era otra Joanna.
____(tn) tenía razón. Había esperado que cayera, que le diera las armas que necesitaba para destruirla porque no soportaba ser destruido por segunda vez. Y también tenía razón en otra cosa, algo que no le había llevado mucho tiempo descubrir. Había destruido un tesoro.
—Te amo, yineka mou —susurró—. No merezco tu amor, pero puedo ofrecerte el mío. Puedo intentar compensarte por el daño que te he hecho. Por favor, perdóname.
Las palabras que había jurado no volver a decirle a una mujer liberaron algo enterrado en su alma. Respiró hondo mientras el dolor del pasado desaparecía, arrastrado por el viento, mar adentro. Había permitido que la amargura y la ira lo gobernaran demasiado tiempo. Había llegado la hora de dejarlas ir y de abrazar el futuro junto a ____(tn).

Una Aventura ClandestinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora