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Hyungwon llevaba 8 días en aquella enorme casa, sin salir y sin comunicación con el mundo exterior, la única persona con la que pasaba el tiempo era con Chenle, aquel esclavo de risa graciosa y comentarios divertidos. Hyungwon había intentado ya varios métodos para escapar  pero ninguno con éxito, y a veces creía que iba a volverse loco ante la incertidumbre de no saber que había pasado con sus amigos, Minhyuk podría rastrearlo para saber su ubicación y luego ellos podrían venir por él y rescatarlo, pero nadie había venido, incluso le había preguntado a Chenle si alguien había intentado ingresar sin éxito a la casa o había escuchado de algún revuelo, pero nada, o de verdad estaban muertos o lo habían abandonado, y a Hyungwon le dolía ambas opciones.

Miró por la ventana de su habitación, entre los láseres que la protegían se podía identificar los guardas vigilando esa zona del jardín y el atardecer púrpura. Estaba tan aburrido y triste, ya no sabía que hacer, los extrañaba a todos, sus tonterías y todo el bullicio que siempre había en la casa, hasta extrañaba los regaños de Kihyun.

Hyungwon ya había pasado toda la tarde tirado en su cama y al final decidió salir un momento, encontrando el pasillo vacío de su habitación, casi siempre estaba así, pero eso solo era una ilusión de libertad, de todas formas seguía encerrado, la seguridad estaba reforzada y muy fuerte en todas las entradas haciendo imposible la tarea de salir.

Cuando llegó al salón principal visualizó a Chenle con otros dos jóvenes caminando casi desnudos hacia el otro lado, estuvo a punto de llamarlo, sin embargo el saber hacia donde iban esos chicos y lo que iban a hacer le hizo detenerse y pensarlo. Si no los dejaba ir donde su padre, luego ellos iban a ser castigados.

Se les quedó mirando, sus pobres cuerpos delgados apenas eran cubiertos por ropa interior y caminaban descalzos, y entonces Chenle se giró a ver en su dirección y levantó una mano para saludarle, alejándose de los otros dos para venir directo hacia él. 

—¿Otra vez anda triste?

—Eres bastante bueno leyendo el estado de ánimo de las personas. —Hyungwon le sonrió levemente.

—Es que es muy expresivo, es fácil saber como se encuentra. —Chenle explicó sonriendo. —¿Ya comió?

—No, aún no. 

—Puedo ir por algo para usted a la cocina.

—No es necesario, ve y haz tu trabajo.

—Ya no tengo ganas, me quedaré con usted. —Chenle sonreía tan tranquilo, Hyungwon siempre se preguntaba como podía permanecer así, sabía lo desagradable que era terminar trabajando en esta casa, pero era como si Chenle simplemente hubiera aceptado su destino a tan corta edad.

—¿No te castigan luego si no vas?

—No creo hacerle mucha falta, no soy de sus favoritos.

Hyungwon pensó en aquel momento que quizá no sería tan malo, al menos le evitaba al chico pasar un mal rato por ahora. —¿Cómo que no eres de sus favoritos?

El chico de cabellos púrpuras se le acercó al oído y se puso en puntitas para susurrarle. —Su padre tiene gustos muy particulares y yo no cumplo con algunos de ellos.

Hyungwon no comprendió a que podría referirse pero tampoco quería indagar más profundo al respecto, definitivamente no quería saber sobre los gustos de su padre. El menor solo se separó sonriendo, se giró para ver en dirección a sus compañeros y les avisó que siguieran sin él. El rubio se quedó mirando las múltiples argollas que perforaban la espalda del chico, dos hileras a cada lado de la columna vertebral, unas 10 a cada lado, y entre ellas una cinta negra se cruzaba, terminando en un moño en la espalda baja, rozando el borde de la ropa interior negra también. Para Hyungwon aquello era tan llamativo, seguro que perforarse todos esos piercings había dolido un montón, se preguntaba si se habría hecho todos los huequitos el mismo día o diferentes días, y sobretodo se preguntaba si habían sido por gusto o alguien lo había obligado.

Dystopia [Changkyun x Todos | Todos x Todos]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora