Hoy, he decidido quedarme en el salón a la hora de receso. Tengo que saber, por lo menos, si sigue con vida. ¿Va al baño en esa hora? ¿Va a tomar agua? ¿Come? ¿Se estira? ¡¿Por lo menos se levanta de su asiento?!
Faltan segundos para que suene la campana, es la primera vez que ansío que se acabe la hora de ciencias, mi curso favorito. Cuando sonó la campana, ya tenía a mis amigas esperándome en el umbral de la puerta. Salí a decirles mi plan, más bien a excusarme, ya que, no iba a salir con ellas este recreo.
—Hola chicas, —Saludé alegremente.
—¿Vamos? —pregunta mi amiga Paulette.
—Sobre eso...—mencioné un poco nerviosa.
—Es ese de ahí ¿no? —señala a Taehyung—. Se ve tierno —añade mi amiga Nalu.
—Hoy no podré ir con ustedes... —dije sin más.
—Mmm... ¿No te cansas de seguir insistiendo? —pregunta de mala gana Paulette.
Agaché mi cabeza, no sé, pero cada vez que ella me habla de esa manera, me hace pensar que es mi madre. Me siento terrible pero, estoy decidida. Me llené de ánimos y levanté mi mirada; sorprendí a Nalu.
—¿Y a ti qué te dio?—pregunta entre risas.
Me dirijo a Paulette y le digo:
—¿Sabes? La verdad, estoy decidida. Y no, no me canso ni me cansaré, tengo que hacerlo hablar y, entre más pronto, mejor.
Paulette agarró de la muñeca a Nalu, y se la llevó. Ella suele ser así, pero sé que en el fondo me quiere. Ese acto me indicaba que comenzara mi operación: hacer hablar a Taehyung.
Me di la vuelta hacia los escritorios, dirijo la mirada a la esquina y, Taehyung ya no estaba en su escritorio, di unos pasos hacia adelante por la angustia de saber dónde demonios se había metido, si yo estaba en la puerta con mis amigas.
Comencé a buscarlo con la mirada, pero la puerta se cierra detrás mío. Ahogué un grito, me había asustado, me giré casi al instante cuando se cerró la puerta. Supuse que el viento había causado que se cerrara, ya que, siempre pasaba eso; venía el viento y, hacía de las suyas, tirando papeles, volando cabellos, trayendo polvo y demás.
Me encontraba sola en el salón de clases. Veo que alguien puso una nota en mi escritorio, me acerqué a mirar. El papel en la cual fue escrita, era cuadriculado, por supuesto, arrancaron un pequeño papel del cuaderno de matemáticas. No me gusta que la gente dañe sus cosas, pero bueno, me alegra que no sean las mías. Tomé la nota y la leí:
¿Quieres dejar de mirarme? -Tae.
Me quedé paralizada, ¡¿Él me escribió?! Nunca pensé que pasaría, siempre me ignora, nunca me ha hablado; supongo que mi hipótesis de que es mudo, sigue en pie.
Le puse más atención al mensaje, me comencé a ruborizar. ¡¿Cómo rayos se da cuenta de que lo miro?! Él nunca levanta la cabeza cuando lo estoy mirando, ¿tendrá cómplices?... No, la respuesta es obvia, él no socializa con nadie, por lo tanto, nadie socializa con él. Creo que él viene del futuro. Tengo miedo.
—Ahora... —dije para mí misma—. ¿Cómo le respondo?
Sinceramente, los intentos orales habían sido fallidos, ¿qué tal si intentaba por medios escritos? Podría funcionar, creo que es mejor que nada, lo intentaré. Me senté en mi escritorio, y saqué una hoja de raya de mi portafolio, agarré un bolígrafo, y comencé a escribir.
¡Hola! Je~ (/-\) siento mucho el estar mirándote. Lo que pasa, es que siempre me ignoras y, yo quiero conocerte. Soy la delegada en fin y al cabo. Espero que en un futuro (no muy lejano ;3) podamos ser amigos. -Nath.
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El Chico Frío De Ojos Grises
Teen FictionEn esa esquina, allí estaba él, con la cabeza agachada, al parecer, dormido. Quisiera saber el por qué él es así, despreocupado, distraído y dormilón. Estamos en tercer año de secundaria, si reprobamos un curso, no podremos asistir a la fiesta de...