E.C.F.D.O.G. #6

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Me encontraba de camino a la farmacia más cercana de camino a mi casa. La hermana de Nalu ya iba a llegar, preferí irme antes de que ella llegara ya que, ella sí denunciaría el abuso escolar que había recibido; en parte sí estaría bien que lo haga, pero no quiero problemas con esas chicas, no más de los que ya tengo...

―Lo siento, pero yo no me voy a dejar vencer por tres chicas, sé que tal vez me maten, pero también sé que haré hablar a Taehyung antes de eso, estoy decidida­­­­­­―sonreí. Pensé en voz alta inconscientemente.

Un grupo de chicos pasaron a mi lado justo cuando dije eso. Tenía miedo, porque yo seguí caminando, pero ellos se quedaron mirándome y susurrándose entre sí. No lograba escuchar qué decían, pero sí escuché un "¿Taehyung?" sólo espero que no tengan nada que ver conmigo y mucho menos con él. Debe haber muchos Taehyungs en el mundo, él no puede ser el único.

Las miradas que recibía me quemaban la nuca. Aquellos chicos me estaban siguiendo con risitas traviesas, que yo sepa, mi calle no es peligrosa, deben ser chicos tontos o unos niños que creen que soy la diosa del fútbol o algo por el estilo.

Le agradezco demasiado a Nalu por haberme atendido tan bien hasta lavó, secó y planchó mi uniforme, ella es una muy buena amiga. Me dio de comer, de beber, me vistió, me curó mis heridas, ella es un buen ejemplo de creyente cristiana. Me alegra estar presentable, al menos aquellos chicos no me miran por parecer asesina o que me vino la menstruación en el brazo.

Por lo menos, sé que ellos no me persiguen o se ríen de mí por mi forma de caminar. Quizá sean chicos de mi instituto y sólo quieren mi ayuda en algo o, pues bien, nada fuera de lo usual. No me preocuparé por eso.

Hacía un poco de frío, aunque tenía puesto un jacket morado que me prestó Nalu, para que no se notara los cortes, es decir, "Taehyung". Di la vuelta en una esquina, subí las escaleras de la farmacia, y entré. Al parecer había perdido a los chicos que me seguían. En cierto modo, me alegraba saber que yo no era parte de su "búsqueda"; tal vez pensé demasiado en mí.

Al estar dentro de la farmacia, el aire acondicionado estaba fresco; todo era blanco, a excepción de algunos medicamentos que se encontraban en los estantes. El farmacéutico estaba con los ojos entrecerrados, supongo que no es agradable el turno nocturno, él notó mi presencia gracias a la campanita de la puerta, aunque después de verme por unos segundos, volvió a cerrar los ojos.

Había cuatro estantes grandes que formaban pasillos, me adentré en el que estaba cerca del mostrador en busca de agua oxigenada y gazas para mantener limpias mis heridas mientras tardan en sanar. Mientras progresaba en mi búsqueda, entraron dos de los chicos que me seguían, uno de hombros anchos y alto; otro mediano y un poco delgado, los dos traían jackets de color negro. Me limité a escuchar en silencio.

―Aquí no está tu... Noviecita~―informa con voz burlona.

―Haz silencio ¿quieres?―ordena con autoridad el segundo chico.

―¿Qué desean, chicos?―interroga el farmacéutico tras dar largos bostezos.

―Nada en especial, creo―admite el primer chico con naturalidad―. Pensábamos que una linda chica...―ríe―. Digo, la novia de mi amigo entró aquí.

El primer chico recibe un puñetazo en el hombro por parte del segundo chico.

―Deja de decir eso, no es mi "novia", no soy nada de nadie... ¿entendiste?

―Pero, dijo tu nombre, todos la escuchamos. ¡Jaja! Te debe amar demasiado, TaeTae.

Espera... ¿" TaeTae"? ¿Acaso estoy escuchando bien? ¡¿Esa es su voz?! ¡¿Por qué no me dirigía la palabra en la escuela si él podía hablar?! Alto. Debo evitar que me vea, simplemente no me moveré, no notarán mi presencia si no lo hicieron en un principio.

El Chico Frío De Ojos GrisesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora