Cobrador

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Me encontraba acostada en la cama, cuando me levantó un gran ruido que provenía de la cocina

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Me encontraba acostada en la cama, cuando me levantó un gran ruido que provenía de la cocina. Salí corriendo: era mi mamá, quien a su edad avanzada no podía hacer magia, pero estaba tratando de hacer el desayuno; su cuerpo no pudo resistirlo y terminó en el suelo, sin fuerzas para levantarse. "Mamá, ¡¿qué haces?! No gastes fuerzas, sabes que ya no puedes usar magia; yo preparé el desayuno", le dije y la mandé a descansar a la sala. Con lágrimas en los ojos, preparé el desayuno con las pocas cosas que había en la cocina; solo daba para una de nosotras y sin pensarlo le di la crema a mi mamá.

Nuestra situación financiera no era la mejor; luego de que mi padre nos abandonara por otra mujer, y nos dejara a mí y a mi madre cuando solo tenía 10 años, a mis 21, era muy poco lo que recordaba de él. Desde entonces, mi madre daba lo imposible por mí; en las noches me contaba mi cuento favorito: "Blue", sobre un pájaro azul rechazado, haciéndome olvidar la ausencia de mi padre hasta que pude superarlo.

Nadie sabe lo que somos y lo que podemos hacer; mi madre siempre me ha dicho que solo use magia si es necesario; por lo cual, nunca me deja usarla en su presencia. Ella está pagando el precio de usar magia para cualquier cosa, el uso excesivo hizo que perdiera fuerza y belleza, pero aún continúa haciéndolo; por mi parte, no tengo más opción que dejarla.

Durante años tuvimos una vida tranquila, nosotras solas y, con mucho sacrificio, abrimos una panadería en el pueblo, pero con el tiempo, por los impuestos del reino, la perdimos y comenzaron a llegar deudas y más deudas que eran imposibles de pagar.

El rey era una persona sin escrúpulos que no dejaba pasar las fechas de pago de la renta; nosotras nos habíamos atrasado por dos días cuando ellos llegaron... los cobradores llegaron a nuestra casa y comenzaron a tocar fuertemente la puerta; mi madre, asustada, me mandó a esconder, cosa que yo no quería hacer, pero con sus últimas fuerzas creó un viento de bruja que me empujó hacia el sótano y me encerró, tapando la puerta con una alfombra. A lo lejos solo escuchaba:

"Señora, hágase a un lado; usted lleva atrasada dos días, le debe al rey diez pesetas de oro. Venimos a embargar su propiedad."

"No, por favor, no haga eso, solo han sido 2 días; no tengo para pagarle."

"Eso a mí no me importa, vieja estúpida; la ley es clara y se debe ser puntual con el pago."

"Viejo cabrón, ¡váyase!"

Fueron las últimas palabras de mi madre. A través de un pequeño agujero en el suelo, pude ver como ella se interpuso frente al hombre y como él la apuñalaba, quitándole la vida; la sangre comenzó a correr por el suelo cayendo hacia el sótano. Con mis manos en la boca, no pude dejar de llorar y gritar mientras veía como sacaban las pocas cosas que teníamos de nuestra casa. Esperé hasta la noche para poder salir y ver el cadáver de mi madre en el suelo.

No podía quitarme su voz de la mente mientras la envolvía en una sábana; fui hacia el río, me dejé caer al suelo y con mis manos invoqué un hechizo que hizo que poco a poco su cuerpo se fuera desvaneciendo, dejando sus cenizas volar y caer al agua.

Volví a nuestra casa para recoger algunas de las cosas que habían tirado: nuestras pertenencias e imágenes, encontrándome un Necronomicón que mi madre había mantenido oculto. Entre sus páginas me vi iluminada al saber cómo podría vengar el asesinato de mi madre.

Me encontraba sin hogar, no tenía a donde ir y solo había una manera de llegar al castillo... Tenía que convertirme en LA PRINCESA FALSA.

 Tenía que convertirme en LA PRINCESA FALSA

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La Princesa FalsaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora