Bruja

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Entré a su habitación para llevarme la imagen que jamás había imaginado: la reina leyendo un Necronomicón... La reina estaba hablando en varias lenguas, hechizando a su hijo, ella era una bruja al igual que yo y estaba envenenando la mente de su hijo; provoqué un viento de bruja que apagó todas sus velas, haciendo que se diera la vuelta y me observara con una mirada malvada.

Toena: "Me descubriste, maldita cabrona; soy igual que tú."

Mila: "¿Lo sabes?"

Toena: "Desde el momento que entraste olí la magia sobre ti."

Mila: "Que bien; si sabes por qué estoy aquí, sabes lo que te pasará."

Toena: "Sé porque estás aquí, desde lo que le pasó a Rakza con una magia tan rústica até clavos; eres la hija de la panadera deudora."

Mila: "Esa panadera deudora era más mujer, madre, bruja y más cercana a ser una reina que tú, maldita"

Toena: "Déjame agradecerte por la muerte del rey, él sabía que yo era bruja y siempre andaba con un inhibidor que lo hacía intocable."

Mila: "De nada, pendeja, tú serás la próxima; no puedo creer lo que le estás haciendo a Nadeen."

Toena: "Nadeen ha perdido el rumbo y tenía que hacerlo entrar en razón; solo bastaba con entrar en su mente."

Con la rabia que sentía en mi interior, pude sacar energía del fuego de la chimenea y lanzárselo, ella lo esquivó fácilmente y me arrojó contra la pared, diciendo: "Mal movimiento, pendeja"; pude lanzarle un cuadro encima que nos hizo caer.

Ambas nos miramos y un remolino de viento comenzó a extenderse en el cuarto, haciéndonos levitar; me acerqué hacia ella, la sostuve del cuello y comencé a quemarla con la mano gracias a un pequeño conjuro de calor; ella me cegó con la luz que salía de su mano dejándome desorientada.

Caí al suelo y me tomó por el cuello, levantándome, dejándome sin aire... Hasta que sentí la presencia de mi madre.

"Mi niña, Mila, hasta dónde has llegado por mí; te amo, pero jamás te hubiera pedido que hicieras todo esto. Estás muy cerca de lograr lo que quieres, aclara tus sentimientos, vuelve a ser tú y elimina a esta perra".

Haciendo que mi cuerpo estallara emanando una gran energía, el viento se disipó, era su luz contra la mía: "¡Cabrona! ¡Esto es por mi madre, por el reino, por Nadeen!", mi luz consumió su piel hasta que quedó carbonizada en el suelo.

Haciendo que mi cuerpo estallara emanando una gran energía, el viento se disipó, era su luz contra la mía: "¡Cabrona! ¡Esto es por mi madre, por el reino, por Nadeen!", mi luz consumió su piel hasta que quedó carbonizada en el suelo

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