Desvirgada

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En su habitación cálida y bajo la luz del fuego de la chimenea, comenzó a besarme, me puso de espaldas e iba quitándome el vestido poco a poco mientras me besaba el cuello, hasta dejarme en ropa interior; me viré y comencé a besarlo, a saborearlo y pude ver cómo se le marcaba el pene en sus pantalones de cuero.

Lo desvestí e inicié besando su pecho, lamiendo sus tetillas, hasta que me puse de rodillas y comencé a chuparle el pene. Cuando lo tenía sumamente duro, me tiró en la cama y comenzó a dilatar mi vagina que nunca había sido tocada, pasando su lengua y entrando sus dedos poco a poco. Era una sensación nueva y sentía un placer increíble que me hizo humedecer, hasta que entró su pene y me hizo suya mientras apretaba mis pezones, provocando que soltara varios gemidos.

Había manchado las sábanas de sangre, pero no importó, seguimos hasta que me hizo correrme y se vino fuera de mí; agitados permanecimos en la cama un rato.

Nadeen: "Mila, esta noche ha sido magnifica; jamás pensé pasarlo tan bien contigo, ¿estás bien? ¿No te lastimé?"

Mila: "Me siento muy diferente, nunca había sentido esas cosas. Tengo que irme, no me pueden ver."

Nadeen: "Mila... Sabes que me importas y me has hecho sentir cosas que jamás pensé sentir."

Mila: "Siento los mismo que tú. Si soy sincera, al llegar aquí pensé que encontraría a un príncipe engreído y arrogante, pero lo que encontré fue todo lo contrario: eres un buen príncipe, Nadeen, lo que me hace dudar de mí misma; a veces pienso que soy poco para ti."

Nadeen "Jamás vuelvas a decir eso, Mila, no sabes cuánto me alegro de que te hayas quedado conmigo en el castillo; la muerte de mi padre trajo algo bueno a mi vida, me trajo a ti."

Sin contestarle lo besé y abandoné la habitación enojada conmigo misma; el príncipe me había conquistado, lo que juré que no pasaría había sucedido y me hacía dudar de lo que estaba haciendo.

Me encontraba en el área donde dormía la gente más alta de la realeza y una sensación llegó a mi cuerpo, llevándome a la puerta de la habitación de la reina; con un hechizo de espejo sería invisible para los guardias que se encontraban a pasos de la puerta y yo estaba decidida a entrar...

Me encontraba en el área donde dormía la gente más alta de la realeza y una sensación llegó a mi cuerpo, llevándome a la puerta de la habitación de la reina; con un hechizo de espejo sería invisible para los guardias que se encontraban a pasos de ...

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La Princesa FalsaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora