Seguí moviendo mis pies por entre la tierra que comenzaba a inclinarse, estaba tan inmersa en mi ejercicio que no me di cuenta que Agustín se había detenido, así que mi susto fue enorme cuando me encontré con su espalda y estuve a punto de hacerlo caer.
-Perdón, no te vi ahí.
Pero no me escuchó, su mirada apuntaba hacia el cielo que comenzaba a ponerse gris, mucho más gris que todos éstos días juntos. Lo que vi, no me gustó en lo absoluto, y ver la expresión de preocupación de mi profesor, mucho menos.
-¿Qué sucede?
Me miró directo a los ojos y supe que esto no iba a terminar bien.
-Necesito que esperemos a todos antes de hablar. Creo que… -hizo una pausa demasiado larga para mi gusto- se avecinan unos problemas para la excursión.
Créanme, no hacía falta que me dijera que mis sospechas eran ciertas. Ahora estaba inmersa en un miedo racional, porque se venía una tormenta de aquellas que se ven por televisión, y yo sólo con un impermeable, y con Harry llegando por atrás.
-Qué sucede Agustín, por qué esa cara de zombie
“Tal vez porque vamos a morir” pensé. Pero al instante sacudí mi cabeza para alejar eso de mi mente. Lo que menos necesitaba era echarme a morir antes de tiempo, si aún ni siquiera se largaba a llover.
Harry se percató de mi brusco movimiento y me quedó mirando con extrañeza. Seguía conociendo mis gestos a la perfección. Dios, sigo sin entender cómo puedo odiar y amar tanto a alguien al mismo tiempo.
-Creo que desde éste momento, vamos a tener que arreglárnoslas por nuestra cuenta.
La voz del profesor me despertó, el miedo de unos segundo antes se hizo más grande aún, más grande que el que nunca hubiese sentido en mi vida. ¿Tan mal se ve nuestro futuro?
-¿Tan mal se ve la cosa? –dijo Harry como si me leyera la mente. Se sujetaron la mirada unos momentos, y la expresión de tranquilidad de Styles se evaporó en un segundo. Agustín no estaba bromeando, él sabía de éstas cosas, había vivido toda su infancia en el pueblo.
-Se ve que la tormenta será feroz. No tendremos tiempo para esperar a nadie –lo dijo en el preciso momentos en que las últimas dos chicas se acomodaron en sus lugares- sé que suena egoísta, pero estamos hablando de nuestras vidas -las caras de todos los que estábamos ahí se deformaron- yo les daré las indicaciones de cómo llegar al pueblo, de algunos lugares donde puedan pasar la tormenta –hizo una pausa larga y suspiro-, y espero que todos nos encontremos allá para cuando la tormenta termine.
-Pero vamos profe, no creo que sea tan grave. Si ni siquiera ha empezado a llover aún. Dijo Zayn, uno de los trogloditas del grupo.
-Lo siento muchachos, pero el cielo está a punto de caer.
Nos hizo acercarnos más a él formando un círculo realmente cerrado; explicó paso a paso cómo llegar, qué rutas tomar, qué hacer en caso de perdernos, y todo lo que puedan imaginar de cómo sobrevivir en el bosque. Y todo lo hizo en menos de una hora.
-Bueno chicos, creo que es hora de tomar nuestro camino. Trataremos de avanzar lo más que podamos juntos, pero ya les advertí: quienes se queden atrás, no pueden retrasar a los demás.
Unas cuantas gotas comenzaron a caer, todos miramos el cielo. Era real, no era ningún tipo de estúpido sueño donde sobrevives en la selva; estaba a punto de tener el viaje de mi vida, y les juro por todo lo que tengo en mi vida, que no deseaba tenerlo con Harry tan cerca y sin poder sostener su mano.
Flash Back
-Te vi. Ya no puedes negarlo –dije desatando el nudo que se había formado en mi garganta cuando vi la afirmación en sus ojos.
-Perdón
Pero no eran disculpas sinceras. Ni siquiera fue capaz de verme a los ojos cuando lo hizo, ni cuando me lo confesó
-por qué? Le dije con un hilo de voz. Ya todo se había ido de mí. Mi cuerpo era aire, era viento, ya no era materia… sólo un espíritu dañado por el primer amor de su vida.
-No sé.
Y todo el dolor que había sentido, se condensó en una ira que nunca había tenido. Seguía con su cabeza gacha, con las manos dentro de sus bolsillo, como si estuviese a punto de ponerse a tararear; mientras que yo moría por dentro, y a él no le importaba en lo más mínimo.
-Esto llega hasta acá
-Lo sé.
Un grito me sacó de mis recuerdos, y de estar sentada a su habitación, desperté en la roca en la que me había sentado a descansar, con los pies en alto para ver si a las zapatillas se les escapaba un poco la humedad; había cerrado mis ojos porque ya había perdido la cuenta de cuánto llevaba caminando y mirando mi mapa cada cinco minutos. No servía para esto, nunca serví y nunca lo haré.
Hace horas que perdí el rastro de los demás, sentía sus voces y algunos gritos, así que sabía que estaban cerca, pero aún así no lograba verlos por ninguna parte. La lluvia sólo había cesado, así que aproveché para descansar un momento. Creo que ahí fue cuando me quedé atrás, y mi cabeza no había encontrado recuerdo mejor que aquel…
-Cuando la lluvia para es mejor avanzar todo lo que se pueda
Me sobresalté y pegué un salto girándome sobre mi espalda al oír su voz. Su cabello estaba cubierto por una gorra y se le escapaban alguno de sus rulos, llevaba una gran rama en su mano y una mochila enorme en su espalda.
-Me asustase
-Sí me di cuenta. Para la próxima, debes estar más atenta.
Me limité a mirarlo, y como hace tanto tiempo no lo hacía, él me sostuvo la mirada. Nos conocíamos hace tantos años, que las palabras no eran necesarias. Sabía que estaba aterrada, que lo necesitaba más que nunca, pero que el daño era tan grande que nunca sería capaz de perdonarlo. Lo sabía y ahora se sentía culpable.
-Necesitaba descansar mis pies, y si me sentaba mientras llovía me iba a sentir estúpida.
Soltó una risita y bajó su mirada. Sí, me mataba cuando hacía eso; pero cada vez que algo se encendía dentro, otra parte lo opacaba enormemente, el dolor del pasado, del perdón cínico, del engaño que nunca entendí y el que nunca explicó, el dolor del pasado primer amor.
Así que decidí levantar mi rostro y quedarme mirando un punto fijo en la cima de los árboles, o lo más alto que pudiese encontrar, apoyé mis manos en la roca y no me moví para esperar hasta que se fuese.
-Te dije que es mejor caminar sin lluvia
-Lo haré…. Sólo estoy esperando que te vallas para no seguir tu mismo camino –le dije aún mirando hacia arriba. El silencio siguiente me apreció extraño, por lo general, Harry no calla ante un ataque de ese tipo, así que bajé sólo mis ojos; estaba con su vista fija en un punto muerto, no fui capaz de descifrar su expresión. Tal vez lo que dije estuvo de más, pero necesito que sepa que no lo quiero cerca. No pude gritarle un reproche, no pude hacer nada de lo que tuve que hacer para sacarme esta bronca de encima, la dejé toda adentro y ahora Harry se tiene que aguantar.
Hubo otro silencio que se me hizo enorme