El calor del pecho de Jackson contra el pecho de Mark, su nariz y su boca escondidas en el arco del cuello del americano, su cabello haciendo cosquillas en los párpados del inglés, sus brazos alrededor de la cintura del blondo, su mano sosteniendo la del castaño firmemente contra su estómago, esos eran los mejore sentimientos en el mundo. Así se quedaron dormidos, y era mucho mejor despertar de aquella manera. Jackson exhaló y se permitió ponerle más cerca, robándole un beso en su dulce cuello. Mark suspiró contento y se giró en sus brazos. El americano estaba sonriendo, empujándose en el pecho del castaño aunque sus ojos aún estaban cerrados, los de Jackson estaban parcialmente abiertos pero sonreía ampliamente mientras Mark envolvía sus piernas alrededor de las del inglés y de hecho su mano deslizaba un poco hacia arriba la camisa en la espalda de este. Jackson se quedó sin aliento, pero saboreó el sentir las manos del blondo contra su piel.
Jackson respiró profundamente y soltó un diminuto y cansado gemido. Los ojos de Mark revolotearon abiertos mirándole.
- Buenos días - murmuró, sus labios estaban curvándose en la sonrisita más dulce que el castaño había visto. Le mostró una amplia sonrisa en respuesta.
- Buenos días - murmuró envolviendo más fuerte los brazos del inglés. Ambos se relajaron, sintiéndose completamente cómodos en los brazos del otro. El olor de su cabello era fuerte y Jackson abrió un ojo mirando la luz que se colaba por la ventana, el tiempo centellando en el reloj. A pesar de que ya habían hecho planes para aquel día realmente no querían ir a ningún lado. Jackson estaba completamente bien con quedarse recostado en los brazos de Mark por el resto del día. Mark suspiró de nuevo, sus labios rozaron ligeramente la clavícula del castaño y eso envió su corazón a volar.
- ¿No se supone que íbamos a hacer algo hoy? - murmuró adormilado, Jackson refunfuñó, lo que lo hizo reír y luego se estiró, el pie del castaño escapó de las sábanas y su mano golpeó la cabecera. Ambos miraron hacia los pies de la cama sus dedos y piernas desnudos asomándose debajo las sábanas las cuales estaban enrolladas alrededor de sus extremidades, los pijamas se habían doblado hasta sus rodillas.
Mark comenzó a sentarse pero con un gemido y un llorón "no" Jackson lo jaló hacia atrás sosteniéndolo fuerte en sus brazos.
Mark se rió en el pecho del inglés y se recostó ahí, casi encima de él, el brazo de Jackson estaba alrededor del blondo simplemente mirando al techo, este no podía hacer más que sentir que Mark simplemente encajaba ahí, en sus brazos, justo a su lado. Era como si fueran dos mitades que estaban destinadas a estar juntas. Y sí, tan cursi como pudiera sonar, Jackson se sentía perfecto. Por eso hoy era el día en que planeaba decírselo. No podía soportar el estar ahí viendo cuan bello e increíble era y no ser capaz de hacer algo sobre ello. Le quedaba un poco más de una semana e iba a decirle exactamente que estaba sintiendo y aprovechar al máximo los pocos días que les quedaban.
- ¡Hora del desayuno! - exclamó de repente el americano saltando de la cama y escapándose fuera de la puerta hacia la cocina. Jackson refunfuñó antes de dejarse caer al piso siguiéndolo. Había un ruido en la cocina y se apuró alrededor de la esquina echando un vistazo alrededor de la isla para ver a Mark sentado en el piso en frente del horno luchando con los cacharros de la cocina para sacar una sartén del cajón. Sus pantalones estaban enrollados hasta sus rodillas y sus rubios cabellos cubrían su frente. Jackson se rió de él, Mark se giró para mirarle inocentemente antes de continuar con lo suyo. El castaño abrió la nevera aún tratando de levantarse mientras sacaba unos huevos, queso, unas cebollas y jamón. Mark puso el sartén en el fogón, poniéndole aceite y encendiendo el calor mientras comenzaba a batir los huevos. Jackson sacó un cuchillo y comenzó a picar la cebolla larga. Mark estaba tarareando para sí, tal vez olvidando que Jackson estaba ahí, por lo que empezó a silbar con él. el rubio se rió, pero continuó tarareando mientras el inglés comenzaba a picar el resto de comida antes de mezclarla toda y echarla al sartén.
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Across the Ocean
RomanceMark nunca actúa de manera impulsiva, su vida se había sumido en la monotonía, es por eso que escribe una carta y la mete dentro de una botella sin importar a quién llegue. Jackson vive en Inglaterra, paseando por la playa encuentra una botella c...