capitulo 8

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Amanda

Estaba agotada emocionalmente.
Pasamos un gran día con mis padres,
ahora caminaba rumbo a la habitación de Íker, venía detrás mío, iba tan cerca que podía sentir su respiración en mi cuello.

Intentaba que su cercanía no me afectará, era casi imposible controlar mi alocado corazón.

Mis padres quedaron encantados con él. Mamá estaba feliz de que al fin estuviera con alguien. Según ella el amor era lo mejor, paseamos por el jardín de la mansión. Era realmente alucinante.

Mamá no se cansaba de repetirme que y cito: "cuando un hombre te mira como el te mira a ti, tienes que atesorarlo. No todas las mujeres tienen la misma suerte que nosotras"

Sonreí ante ese recuerdo.

Si ella supiera.... estaría decepcionada de su única hija. Siempre fue una soñadora.

Muchas veces desee conocer a un hombre que me mirará como papá miraba a mamá.

Sólo espero salir ilesa de este matrimonio y conocer a alguien que me mire y ame de la forma en la que ellos se aman.

Abrí la puerta de la habitación de Íker y me quedé deslumbrada. Era hermosa y enorme. Hasta había un pequeño living.

- Tu ropa esta en el vestidor. María ordenó todo.- me lo quede mirando y una sonrisa se formó en su rostro.

- tus padres van a ocupar la habitación en la que estabas. Le ordene a María que acomodada tus cosas aquí - dijo

- esta bien - contesté - podrías haberme dicho que ibas a pasar mis cosas aquí - le contesté mirándolo mal
su mirada se volvió fría e intensa. Una mueca de disgusto se formó en su cara. Apretando la mandíbula. Lo malo es que era incluso más apuesto cuando se enojada. Estaba perdida.
Me giré para caminar a la cama, apenas había dado cinco pasos cuando el me tomó de la muñeca, obligándome a enfrentarlo.

- ¿ Qué mierda es lo que pasa contigo?
¿ acaso crees que tienes algún derecho de ponerte altanera conmigo? - apretaba la mandíbula tanto que pensé que se le iba a quebrar, su semblante era duro, en serio daba miedo cuando me miraba de esa forma. La vena de sus brazos y cuello resaltaban. - No vuelvas a hablarme de esa forma - murmuró cerca de mi rostro - No olvides que tengo tu futuro en mis manos.- aclaró como si yo ya no lo supiera. Me quedé en shock después de eso. No sabía que responderle. Mis ojos se llenaron de lágrimas.

- ¿ entendiste ? - mascullo serio tomándome del brazo y empujandome hacia su cuerpo haciendo que una lágrima se escapará saboteando mi autocontrol.
Asenti porque el tenia razón, podía arruinar mi vida con sólo una llamada. Odiaba que me amenazara de esa forma

- Si señor Fredrick - murmuré soltandome de su feroz agarre y caminando hacia la puerta de baño.

¡LO ODIABA!

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Salí del baño veinte minutos después,
mi jefe estaba sentado en el sofá con su netbook tecleando sin parar. Era un adicto al trabajo.

pasé directo al vestidor, me quedé estupefacta al ver ropa de mujer; que obviamente no era mía, colgada en el vestidor que se suponía era mi lugar.

Íker se aclaró la garganta y se acercó despacio a mi lado mirándome con una sonrisa arrogante.

- supongo que no pensabas que te iba a dejar usar todo ese montón de basura que trajiste, al que tu le llamas ropa ¿ verdad ? -

le di la espalda y camine hacia los cajones donde se suponía estaba la ropa interior. No quería que viera que toda la mierda que salía de su boca me afectaba. Tenía lágrimas en los ojos que no pensaba derramar. No iba a darle ese gusto.

agarre un conjunto de ropa interior y un camisón negro que colgaba de una percha y me giré en su dirección.

- ¿po... podrías darme pri... privacidad? - pregunte mirandolo de reojo

su sonrisa se volvió más perversa y levantó una ceja, disfrutando mi incomodidad.

- ¿ tengo que recordarte que todavía no soy tu esposa ?.. le dije.

avanzó con grandes zancadas, parandose a un palmo de distancia. Podía sentir su respiración en mi rostro y pude ver el cambio de humor en sus ojos.
parecía que en cualquier momento se tiraría encima mío.

Dí un paso hacia atrás y el me tomó del brazo ejerciendo una fuerza innecesaria.

- Cuida tus palabras, puedo volver tu mundo un infierno en segundos.- murmuró en mi rostro, presionando más fuerte mi brazo y soltandome cuando hice una mueca por el dolor.

Odie esa maldita lágrima cayendo de mi ojo derecho demostrandole lo mucho que me heria su hostilidad, saboteando nuevamente todo el autocontrol que  intenté mantener en su presencia.

- Entiendo señor Fredrick - susurre dándome la vuelta para no tener que verlo otra vez, mientras que las lágrimas bajaban por mis mejillas sin control.

se me escapó el primer sollozo y en ese instante Íker se fue maldiciendo en voz baja.

Mire mi brazo rojo por la forma en que lo había apretado y supe que eso se convertiría en un moreton.

- IMBÉCIL - murmuré comenzando a cambiarme. Rogaba que este año que tendría que pasar con él no fuera tan largo y doloroso. Estaba jodida.






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