Capitulo 15

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Íker

- ¿estas lista? - pregunte negandome a soltarla. Quería tenerla entre mis brazos todo el tiempo que pudiera.

- Si - contesto asintiendo con una sonrisa.

- ya tengo todo listo señor- dijo María entregandome la canasta con las provisiones que le había pedido.

Iba a llevar a Amanda a la cascada que estaba atrás de la propiedad.

Era un lugar hermoso y muy especial para mi. Cuando las cosas iban mal en casa, ese era mi refugio en este inmenso lugar.

Tome la canasta en mis manos agradeciendole a María y salí hacia la entrada llendo hacia mi auto.

Abrí la puerta de atrás depositando la canasta en la parte trasera. Amanda estaba parada a mi derecha, olía espectacular.

Tome su cintura y la empuje contra la puerta del auto. Necesitaba besarla.
Pero no quería que ella pensara que esto era sólo deseo, había algo más en mi interior, lo sentía en cada fragmento de mi cuerpo. La estaba dejando entrar en mi vida.

Y estaba aterrado. Muerto de miedo.

- ¿ puedo besarte ? - susurre rozando mi nariz con la suya.

- Si - murmuró bajito rozando sus labios con los míos.

La bese despacio, saboreando su boca, uniendo mi lengua a ese beso tan necesario para mi.

Porque sabía que en este momento había sentimientos. Iba a mostrarle parte de mi vida.

El beso empezó a subir de tono. Su lengua se mezclaba con la mía. Pidiendo más. La temperatura fue subiendo. Empuje mi cuerpo más hacia el suyo.

Nos separamos para poder respirar.

Cuando abrí los ojos para centrarme en ella, todavía tenía sus ojos cerrados, y se aferraba a mi cuello con fuerza.

Deposite un beso en su nariz y una sonrisa de satisfacción apareció en sus labios.

Abrí la puerta del auto, ayudándola a entrar.

Salimos en dirección a la cascada.

- ¿ A dónde vamos ? - pregunto Amanda

- ya te dije - conteste tomando su mano - es una sorpresa - deposite un beso en su palma. Sonriendo como un jodido loco cuando sentí su cuerpo temblar.

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Amanda miraba por la ventana maravillada  con lo que veía.
Las vistas eran increíbles desde donde mirararas.

- es hermoso - susurro sonriendo con su inocencia característica.

- espera a que llegemos y verás - le conteste - se pone mejor sobre esa colina - dije mirándola.

Frene cuando llegue al camino que iba a la cascada. Quería que Amanda vea lo hermosa que era.

Bajamos del auto, tome la canasta con una mano y la otra la pase por la cintura de ella.
La quería cerca, tanto como fuera posible.

- caminaremos desde aqui, vamos.

- esto es hermoso.

Se soltó de mi agarre y corrió por el sendero subiendo la colina, paro abruptamente de correr. Había descubierto adonde la traía.

- ¿te gusta?- le pregunté abrazando su cintura.

- Si - dijo embelezada con lo que veía. Ni siquiera apartaba la vista.

- ven - dije tomando su mano. La conduje por el sendero que llevaba a la casa.

- ¿ Eso es una casa ? - dijo con incredulidad.

- Si - conteste la casa estaba ubicada al costado de la cascada. Es una casita simple. Obviamente tenia sus comodidades. Un lugar donde se puede venir a relajarse, venía siempre que algo me inquietaba , es mi lugar para pensar, para poner los pies sobre la tierra.

- es hermoso  este lugar - susurro parda en el porche de la casa, mirando hacia la cascada.

Abrí la puerta. Me dirigí a la cocina, colocando la canasta con las provisiones en la mesa. Acomode todo en una bandeja, tome dos copas y salí al porche. Puse todo en la mesita que estaba allí.

Amanda se volteó hacia mi. Su sonrisa  era de felicidad. Le encantaba el lugar.

- ¿ quieres comer ? - le pregunté señalando la bandeja con las provisiones que María había preparado.

- Si, muero de hambre - su sonrisa no desapareció en ningún momento. Estaba feliz, podía verlo en toda su cara.

Se sentó en el sillón enfrente al mío.
Tomo un sorbo del vino que le había servido.

- ¿ que ? - dijo mirándome insegura.

- nada - conteste. Me la quedé mirando fijamente, eso la había puesto incómoda.

tome un sándwich y empeze a comer.

- No sabía que esto estaba aquí - murmuró Amanda.

- mi padre compro esta propiedad sólo por esto. - conteste -  cuando tenía 6 años.

- es espectacular - dijo - debe haber sido toda una aventura vivir aqui.

- venía sólo los fines de semana, mis padres estaban separados. - dije mirándola, esperando ver si se acordaba de mi. Después de todo fuimos al mismo colegio.

- ohh - murmuró - No lo sabía.

Nadie dijo nada más después de eso, terminamos de comer en silencio.

- ¿ quieres ir a caminar un poco ? -

- claro - Amanda se levantó, sacudiendo su ropa. - quiero ver la cascada de cerca.

- vamos - dije tomando su mano derecha .

La lleve a ver la cascada, Amanda mojo los pies en la orilla. Viendo como el agua caía.

- nunca había visto nada igual -susurro - No imagine nunca que este lugar estuviera aquí. Es tan privado... Es decir... tienes una cascada en tu propiedad... -

No podía creerlo, estaba encantada con este lugar. No la culpaba, yo lo había amado también.

- siempre venía aquí cuando mi padre
me traía a pasar unos días con el - dije - era el escondite perfecto de todas las discusiones que había en la casa.

- No tienes que contarme si no quieres hacerlo - susurro Amanda tomando mis manos.

- ellos peleaban mucho, mi padre era muy prepotente, teníamos que hacer lo que el quería. Siempre... - dije mirando nuestras manos unidas - mamá, naturalmente se cansó de él, y se separaron... Lo dejo por mi... - confesé con un nudo en la garganta - él  había llegado del trabajo, al entrar por la puerta de entrada, se tropezó con mi mochila... la había dejado tirada cuando volví de la escuela... olvidé guardarla en mi habitación...

- Íker - susurro

- Yo estaba sentado en la sala mirando televisión, esperando que mamá terminará de preparar la cena - apreté sus manos en las mías, odiaba que esto me doliera tanto - papá se enojó mucho, camino hasta donde estaba sentado y me propinó un puñetazo en el rostro... La sangre empezó a salir por mi nariz, tenía el labio partido... - una risa amarga salió de mi garganta -
Mamá se enojó muchísimo, me tomo entre sus brazos, corriendo al baño a limpiarme, la sangre no paraba... mi llanto tampoco.

- lo siento tanto - murmuró mirándome.- no fue tu culpa que ellos se separaran.

- Si lo fue  - conteste - mi madre logró pararme la sangre, puso pomada en mi cara. Dijo que me acostara, ella estuvo conmigo hasta que me dormí...

Cuando desperté al día siguiente el ya no estaba.



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