Irresistiblemente Imposible

Capitulo 25

Logré acaba el capitulo, espero les guste. Me tomó un poco más de lo normal por que estaba un poco enfermucha, peor por suerte todo pasó.

Agradezco sus comentarios y por querer esta historia, de verdad me da mucho ánimo saber que tiene aceptacion. 

Saluditos y disfruten de la lectura! 

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—¿En qué estabas pensando? —la voz de mi padre se alzó un poco más de lo normal. Caminaba de un lado a otro en la habitación, hasta que se dejó caer en el sofá —. No, no digas nada. Definitivamente tú no piensas.

—¡Oye! —exclamé —. No fui yo quien comenzó. La perra de Gillian se puso en mi camino, solo me defendí.

—Jessica, no puedes solucionar todo mediante la violencia. No sé qué es lo que esa chica te hizo, pero nada amerita que te vayas a las manos.

—Esa chica es la responsable de las horribles notas y estoy segura que tiene algo que ver con lo sucedido con Caleb —repliqué enfadada porque mi padre no lograra entenderme.

—¿Tienes pruebas? No puedes acusarla sin estar cien por cien segura de que es así. Y con respecto a Caleb, si no te permitió explicarte, no merece que entres en conflictos por su culpa —espetó poniéndose de pie de manera brusca. Se dirigió a su oficina, pero se detuvo ante la puerta. Pasó ambas manos por su rostro y volteó para hablarme sobre su hombro —. Lo lamento, Jessie. Pero estás castigada, nada de salidas por una semana. Del trabajo te vienes directo a casa.

—Pero papá… —resoplé.

—No quiero parecer el malo de la historia, pero necesito ponerte un límite. Lo hago por tú bien —diciendo esto se adentró a su oficina, cerrando la puerta y dejándome en la sala, con unas terribles ganas de lanzarle el jarrón de porcelana china de Margherite por la cabeza.

Pisoteé y grité, sintiendo que nadie me entendía. Aunque no era estúpida, sabía que lo que había hecho estaba mal, no tendría que haber peleado con Gillian. Pero estaba completa y absolutamente segura de que ella era la responsable de todos mis males y estaba dispuesta a sacrificar una semana si eso significaba que podía desenmascararla.

Agradecí que mi padre no tuviera idea sobre castigos y no me hubiera quitado el móvil. Le envié un mensaje de texto a Aaron, acordando reunirnos el lunes siguiente en el instituto. Tenía que saber quién había tomado esa fotografía, era la manera más fácil de obtener las pruebas en contra de Gillian. Suspirando, tomé una manzana de la cocina y me dirigí hacia mi hamaca. Necesitaba el reconfortante silencio que mi lugar preferido me brindaba.

En algún momento de la noche debí haberme quedado dormida y me pareció sentir una caricia en mi mejilla. Cuando desperté estaba cubierta con una manta y me encontré pensando si Caleb había sido quién me cobijo con ella. O tal vez fue mi padre sintiéndose mal por castigarme. Llevé los extremos de la manta a mi nariz y traté de captar algún aroma, pero solo hallé la fragancia de lavanda del perfume para la ropa.

Completamente decepcionada me dirigí a mi habitación, dejando la manta pulcramente doblada sobre el sofá, quien sea que me la haya dado la recogería por la mañana. Me tiré sobre mi cama, sin siquiera detenerme a quitarme la ropa y tomé mi móvil. Tenía mensajes de Cassidy y Aaron.

«Cariño, Josh me dijo lo que pasó con Gillian. Estoy feliz que le hayas dado su merecido, cuidaré tu reputación mientras no estás»

¿Mi reputación? ¿Acaso tenía una? Bueno, al parecer serle infiel al capitán del equipo de hockey con uno de sus compañeros y jalarle el cabello a una de las animadoras, te daban una reputación, aunque dudaba que fuera buena. Omití el mensaje de mi amiga sin saber qué responderle y me concentré en el de Aaron.