Irresistiblemente Imposible

Capitulo 30

Bueno, bueno, al fin he logrado acabar el capitulo. Espero les guste y me sigan apoyando como lo estan haciendo hasta ahora. De verdad me emociono de saber que la historia l@s atrapa!!!

Gracias y Saluditos!!

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Desperté consciente de que era día sábado y podía permanecer unos minutos más en la cama. Pero el delicado aroma a rosas impregnó mi nariz, haciendo que me incorporara de manera veloz. Tallé mis ojos, hasta que pude acostumbrarme a la claridad de la mañana y jadeé sorprendida cuando vi un enorme ramo de rosas, la mitad eran de color rosado y la otra de un furioso rojo. Una nota acompañaba el ramo y la tomé en mis dedos para leerla.

 «A partir de hoy te demostraré que estar separados no es una opción»

Sonreí y guardé la tarjeta en el interior de mi mesilla, luego bajé hasta la cocina para poner las rosas en agua. Mary estaba preparando el desayuno y me sonrió cuando vio las flores en mis manos. Buscó un recipiente y luego de llenarlo con agua, me lo tendió. Manteniendo la estúpida sonrisa en mi rostro, coloqué las flores en la mesa del comedor y me dirigía en dirección a mi habitación, cuando la voz de Mary me detuvo.

—Yo que tú echaría un vistazo hacia la calle —susurró para luego regresar a sus tareas.

Enarqué una ceja y me encaminé hacia la puerta, olvidando por un momento que me encontraba vestida con mi pijama. Abrí la puerta y cubrí mi boca con mis manos para ahogar el grito que amenazaba con salir de mi garganta. Frente a mi casa estaba colgado un enorme cartel, escrito con pintura, en él estaba escrita una frase que me tuvo prácticamente de rodillas.

«El débil nunca puede perdonar, por que el perdón es el atributo de los fuertes. Tú eres la persona con mayor fortaleza que conozco. Te quiero, Jess»

Limpié las lágrimas que corrían por mis mejillas y negando con la cabeza volví al salón. Recorrí la casa tratando de hallarlo, pero fue en vano y comencé a darme cuenta de que eran esos gestos los que me hacían imposible continuar ignorándolo. Me aproximé a la cocina y luego de dejarme caer en uno de los taburetes, Mary me sirvió el desayuno.

—¿Problemas con el príncipe? —inquirió enarcando una ceja.

Conocía a esta mujer desde que tenía uso de razón y cuando mi madre murió fue ella quién me levantaba cada mañana y me animaba a continuar. Solté un suspiro y dejé caer mi cabeza sobre el helado mármol de la isla. Permanecí de ese modo unos segundos, permitiendo que el frío penetrara en mi cabeza, deseando que de ese modo mis pensamientos se congelaran.

—Convertí al príncipe en sapo y ahora quiere que lo regrese a su estado original —resumí de manera metafórica lo que había sucedido en esos días.

—Recuerda que en el cuento, la princesa debe besarlo para qué el vuelva a ser el príncipe que ella soñó.

—Mary, yo estoy lejos de ser una princesa. Y Caleb, bueno él si podría ser de la realeza…

—Y… —continuó dándome la espalda para retomar sus quehaceres.

—Y con más razón nos va a costar volver a estar como antes. La plebe y la realeza no se mezclan —acabé dando un último suspiro.

—Jess, si me permites quiero darte un consejo —asentí con la cabeza, ella secó sus manos en su delantal de cocina y se sentó frente a mi —. Estás en una edad en qué todo te parece trágico e irreparable. Sé que las relaciones no son fáciles, pero a veces las cosas son más sencillas de lo que creemos. Permite que descargue su culpa tratando de recuperarte, mientras tanto tómate este tiempo para pensar si haber estado enamorada de él todo estos años ha sido un error. Tienes un corazón noble y tengo la certeza que no te habrías fijado en Caleb si él no lo tuviera también. Somos humanos y cometemos errores —palmeó mi mano y se puso de pie —. Piensa que aburrida sería la vida si todo fuese perfecto.