Shadow of the colossus

Final

Poco después de matar al coloso, el chamán Ros llegó a la Tierra Prohibida y atravesó el puente hasta el templo, tras lo que bajó a la sala de adoración, donde vio los ídolos destruidos.
-¡Lord Ros! - gritó un hombre, y el ídolo del último coloso se derrumbó.
-No... - dijo Ros.
Entonces, se quitó la máscara y vio el cuerpo de Sarah en el altar, así que fue hacia ella y empezó a recitar alguna especie de conjuro. Poco después, John volvió al templo, y su espada resonó hasta que se clavó en el suelo. John intentó levantarse mientras las sombras lo seguían. Estaba completamente deteriorado; tenía el pelo negro como si estuviera quemado, tenía la piel más pálida que un vampiro, los ojos como los colosos y dos pequeños cuernos en la cabeza.
-No puedo creerlo... - dijo Ros - Así que eras tú. ¿¡Tienes idea de lo que has hecho!? No solo has robado la espada e invadido esta tierra maldita... - mientras tanto, John intentaba llegar hasta Sarah - Quedar reducido a semejante aspecto... Solo te estaban utilizando. Erradica la fuente del mal - dijo a uno de sus guardaespaldas -. Míralo... Está poseído por los muertos. ¡Hazlo, ahora!
Entonces, el guardaespaldas de Ros disparó una flecha en la pierna izquierda de John. John cayó al suelo, y uno de los guardaespaldas de Ros se acercó a él y preparó su espada.
-Es mejor enterrarlo dignamente que dejarlo vivir en este estado horrible.
Entonces, el hombre apuñaló a John en el corazón pero, sorprendentemente, John no murió. Expelió sangre negra, se levantó e intentó llegar hasta Sarah una vez más, pero no pudo, así que se sacó la espada y cayó muerto al suelo mientras una sombra lo rodeaba, una muerte idéntica a las sufridas por los colosos. Ros miró a Sarah, pero entonces, Dormin poseyó el cuerpo de John y creció hasta convertirse en un gigante, y las sombras se fusionaron con él.
-Has cortado nuestro cuerpo en 16 fragmentos durante una eternidad para sellar nuestro poder - dijo Dormin -. Nosotros, Dormin, volvemos a alzarnos.
-¡Ha resucitado! - gritó Ros.
-Hemos tomado prestado el cuerpo de este guerrero.
-¡Sella todo el templo antes de que sea tarde! - gritó Ros.
Ros y sus guardaespaldas huyeron cogiendo la espada de John y esquivando los ataques de Dormin. Llegaron a la entrada del templo, donde tenían sus caballos.
-Prepara mi caballo - dijo Ros, y entonces se acercó al borde - ¡Desapareced, bestias malditas! - gritó lanzando la espada al lago que había en la parte baja.
Se creó un torbellino que arrastró a Dormin y a John hasta el lago. Ros y sus guardaespaldas huyeron por el puente, que empezó a derrumbarse por una fuerza extraña. Mientras tanto, en el templo, Sarah volvió a la vida según John había acordado con Dormin. Entonces, apareció Ansel cojeando y con la pata trasera izquierda rota.
-Ansel - dijo Sarah.
Entonces, avanzaron hasta el lago, donde encontraron un pequeño bebé con cuernos. Entre todo esto, Ros y sus guardaespaldas llegaron a la entrada de la Tierra Prohibida, y el puente terminó de derrumbarse.
-Pobre alma impía - dijo Ros -. Así ningún hombre volverá a pisar esta tierra. Si sigues vivo... Si es posible existir en esta tierra sellada, quizá algún día te redimas por lo que has hecho.
En cambio, Sarah y Ansel subieron hasta la entrada del templo y continuaron subiendo por fuera hasta llegar a un jardín donde había animales y frutas. Se asentaron allí y Sarah siguió teniendo al bebé en sus brazos.