Capítulo 6

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Con la boca abierta. Así nos quedamos Violet y yo después de oír a los chicos.

- ¡Sois increíbles! - exclamó Violet.

- Bah, tampoco es para tanto - dijo Calum modesto.

- Va en serio, sois geniales - le dije.

- ¿De verdad lo piensas? - me preguntó Luke.

Asentí con la cabeza y él esbozó una gran sonrisa.

- Bueno, ya es hora de que os vayáis chicas.

- Que sí, Ashton, ya nos vamos - bufé.

Nos despedimos y nos dirigimos hacia la ventana para volver por donde llegamos.

- Tenemos un problema... - susurró Violet al ver el tablón roto en el césped de la casa de Michael.

- Lo olvidamos - dije un poco nerviosa.

Por suerte, Michael tenía un tablón "de repuesto" en su armario y pasamos (un poco asustadas por si se partía el tablón).

Empezamos a estudiar, y cuando quedaba media hora para que mi madre me recogiera, ya me sabía todo el temario.

- Es más sencillo de lo que parece - dije, refiriéndome a álgebra.

- Eso será para ti, a mí se me da fatal - dijo Violet, y cerró el libro. - Paso. No voy a aprobar de todas formas.

- No tienes remedio.

Las dos reímos y nos tumbamos en la cama, mirando al techo. Cuando paramos de reír, Violet me preguntó:

- ¿Qué te parecen? Ya sabes, five seconds of summer.

- Son muy buenos.

- Sí. Seguro que llegarán lejos.

Entonces sonreí, pensando en que el sueño de Ashton se pudiera hacer realidad. Me imaginé que él y el resto de la banda subían a un escenario en una gala importante, y después iban a recoger su premio.

- ¿Te parecen guapos? - rompió Violet el silencio, pillándome por sopresa con esa pregunta.

- Esto... Supongo que no están mal, ¿no? - respondí sonrojándome.

- Supongo - dijo ella, también roja.

Hubo un largo e incómodo silencio. Sonó el timbre.

- Creo que es mi madre - comenté. - Debería bajar.

- Adiós - me dijo Violet dándome un abrazo.

- Adiós, guapa.

Cogí mi mochila, guardé mis cosas y salí de la habitación de Violet.

- ¡Hola! - me dijo mi madre alegremente.

- Hola, mamá - me acerqué a darle dos besos.

Nos despedimos de la madre de Violet y fuimos hacia la parada de autobús que nos iba a dejar en casa.

- ¿Qué tal hoy en el colegio, hija?

- Ya sabes, la misma mierda que siempre.

Mi madre me pegó un codazo.

- No quiero que hables así, ¿entendido? - gruñó ella.

Asentí. Odiaba que mi madre siempre me preguntara lo mismo pero prefería no enfadarla. Cuando quería, era muy dura y daba castigos muy severos.

Llegó el autobús y mi madre y yo nos subimos.

- ¿Esta Ashton ya en casa? - pregunté, ya dentro.

- No, ¿por?

En ese momento, cuando el autobús estaba cerrando las puertas, oímos unos gritos por detrás.

- ¡Parad, por favor! ¡Esperad!

Reconocí esa voz perfectamente.

- ¡Ashton! - grité.

Ashton y Luke corrían a toda prisa hacia el autobús. Llegaron justo a tiempo y entraron sudando y suspirando. Enseñaron sus billetes al conductor y pasaron.

- ¡Ashton! ¿Qué haces aquí? - preguntó mi madre sorprendida.

- Estaba practicando con la banda al lado de la casa de Violet.

- ¿Y tú lo sabías, _______?

- ¿Cómo iba a saberlo, mamá? He estado estudiando en casa de Violet toda la tarde - le respondí, a lo que Ashton y Luke rieron un poco.

- Muy bien - dijo mi madre sonriendo.

Se quedaron libres tres asientos y nos sentamos Ashton, Luke y yo. Le ofrecí a mi madre mi asiento, pero ella no lo aceptó.

- ¿Por qué vas en este autobús, Luke? - le pregunté.

- ¡Vive en el barrio de al lado! - exclamó Ashton emocionado. - ¿No es fantástico?

- Claro, es maravilloso - dije sarcásticamente.- Qué ganas de ver tu estúpido careto cada vez que vaya a la panadería.

- ¿Quieres olvidarte ya de lo del batido? - dijo Luke, mosqueado. - Además, tampoco fue para tanto.

- ¡Era mi camiseta favorita! ¡Seguro que no conseguiré una igual! - le grité, a lo que mi madre me lanzó una mirada asesina para decirme que bajara la voz.

- Si te encuentro una exactamente igual, ¿te callarás? - me dijo.

- Sí, claro, como si fuera tan fácil.

- Pero si la encuentro, ¿me perdonarás?

- Que sí - le dije malhumorada. - Si la consigues, estaremos en paz.

Mientras, Ashton observaba la escena.

- ¿De verdad crees que la encontrarás? Esa camiseta la compró hace dos años - comentó mi hermano.

- Lo juro.

Escupió en su mano y me la tendió. Entendí a lo que se refería. Hice lo mismo que él y nos dimos la mano. Eso era una promesa. Una promesa que estaba segura de que no cumpliría. Era obvio que no conseguiría aquella camiseta.

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¡Hola! Ya he vuelto :)

Puede que mañana no pueda subir capítulo, pero los demás días intentaré subir seguidos muchos capítulos.

Las que me tengan en wa: se me ha quedado pillado el whatsapp y me lo he desinstalado pero ya cuanto antes voy a intentar arreglarlo >.<


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