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En la mañana siguiente logré llegar al comedor para desayunar con los demás quienes se alegraron al verme mejor, Enoch solo me dió una corta sonrisa y Abe ni siquiera me miro solo se mantuvo callado, y se levantó de la mesa primero que todos.

-Le diré a Abe si quiere venir con nosotros -Dijo Emma quien iría a comprar unas cosas con Hugh-.

Me iba a dirigir hacia la sala para leer un poco cuando escucho que tocan la puerta principal, me acerco para abrir antes de que la señorita Peregrine lo haga.

-Señorita Katherine -Dijo la señorita Peregrine con algo de sorpresa-.

La señorita Katherine nos miro a las dos y a los pocos segundos rompió en llanto preocupándonos a ambas. La señorita Peregrine se llevó a la señorita Katherine a la cocina para hablar en privado, me quedé sentada en las escaleras esperando a que ambas terminaran de hablar pero la señorita Peregrine fue en busca de Abe para luego irse otra vez a la cocina. Ya no estaba solo también estaba con Emma quien se preocupó al ver a la señorita Peregrine un poco "asustada".

-Tengo que volver con los pocos niños que han quedado, gracias por su ayuda -Dijo la señorita Katherine a Abe y a la señorita Peregrine-.

Abe subió a su habitación algo apresurado seguido de Emma y la señorita Peregrine se mantuvo en la puerta.

-Que fue lo que sucedió? Por qué la señorita Katherine ha venido? -Me atreví a preguntar-.

-Los huecos, aquellos mounstros que han matado a nuestro pobre Víctor han atacado el hogar de la señorita Katherine -La mire preocupada- y ha dicho que hay lobos.

-Que? -Me levanté de las escaleras-.

-Una manada de lobos se han unido a Barron y sus amigos -Allí fue donde todo cobro sentido-.

El sueño que tuve, la manada de lobos grises en aquel lugar era por qué se habían unido a los planes de aquel hombre llamado Barron.
Abe bajo con sus cosas y lo mire confundido.

-A donde vas? -Le pregunte y él pareció ponerse nervioso-.

Los demás no tardaron en parecer y preguntar por qué Abe tenía sus cosas.

-Tengo que seguir con mi misión -Hablo Abe- tengo que capturar aquellas cosas que intentan dañar a todos los niños peculiares que hay en el mundo, por eso debo irme -Todos estábamos sorprendidos y algo tristes por la noticia-.

-Te vamos a extrañar -Dijo Emma y abrazo a Abe-.

Mire a Enoch quien se veía un poco feliz por la despedida de Abe pero de todos modos su expresión seria no se iba. Acompañamos a Abe hasta a fuera donde luego comenzamos a despedirnos de él.

-Espero que te recuperes del todo muy pronto, ahora eres tú quién debe de cuidar a los demás -Me dijo Abe a lo que asentí- eres una persona especial para mí y pensé que para tí también lo era pero creo que ese lugar ya está ocupado -Miro detrás de mis hombros e hizo una mueca- espero que él pueda hacerte feliz, adiós Alaska nunca te olvidare.

-Abe...-Me abrazo para luego besar mi mejilla y dejarme con las palabras en mi boca-.

Vi como le estrechaba la mano a Enoch y se alejaba de todos nosotros...y creo que para siempre. Entramos todos a la casa nuevamente y un silencio de tristeza invadió el lugar, en mi mente aparecían sus palabras y las de la señorita Peregrine sobre de que los lobos grises se habían unido a Barron.

-Dijiste que no iba afectarte su partida -Mire a Enoch quien se sentaba junto a mí con un libro en su mano-.

-No lo hizo, solo me dió pena por los niños -Sus palabras fueron las me habían afectado-.

-A él si pareció afectarle dejarte ir -Mire de reojos a Enoch-.

-Me tomo aprecio como a los demás, se que le dolió mucho dejarnos a todos.

-No lo creo, te tomo aprecio de otra manera y nos lo dejó claro cuando nos vio allí arriba, qué bueno que hice eso -Lo mire confundida-.

-Entonces solo lo hiciste para poner mal a Abe?

-Tenía que hacer que se vaya de aquí, y lo logré. Mejor dicho lo logramos.

-Me utilizaste para que Abe se vaya, yo no quería eso pensé que tú me besaste por qué te gustaba, eres un idiota -Mis ojos se cristalizaron- tendrías que haberte ido tú no Abe!

Subí a mi habitación para sollozar sola y tranquila

𝐀𝐋𝐀𝐒𝐊𝐀 |𝐄𝐧𝐨𝐜𝐡 𝐎'𝐂𝐨𝐧𝐧𝐨𝐫|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora