Capítulo 1

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Me encuentro en mi habitación, leyendo un libro, se llama "El lado explosivo de Jude". Ya lo leí varias veces, me encanta, es una trilogía muy buena. Me gustan las historias de amor, aunque a veces me parecen demasiado cursis. En mi adolescencia, a esa edad de los 15, me encantaban las historias así, después uno empieza a ver como es la realidad y se da cuenta que eso no existe, todo eso que está en los libros, en las películas, no pasa; o si, pero solo a algunas pocas personas. No creo tener esa suerte, el universo me odia. Pero me permito leerlos, me permito ver esas películas; siempre uno puede soñar, además me encantan, no se los voy a negar.

- ¡La cena está servida! –grita mi mamá desde el piso de abajo.

- ¡Ya voy! –le contesto gritando.

Me levanto de la cama, dejo el libro a un costado, y me dirijo a la cocina. Una vez que llego veo que mi familia ya comienza a sentarse. Mi familia consiste en mi padre, mi madre, y mi hermano mayor. Los amo a los tres, me hacen muy feliz, aunque a veces nos peleamos, como cualquier familia. Somos unidos pero tampoco tanto, no somos de demostrarnos mucho lo que sentimos, pero sabemos que nos amamos y eso es lo importante.

Empezamos a comer, no se habla mucho en la cena. Mis padres miran la televisión y opinan de lo que pasa. Mi hermano habla un poco de su día en el trabajo, y yo igual. Mi hermano, Baltazar, es músico, y trabaja en un estudio de grabación. Él ama la música, es su razón de ser y vivir, y se le nota contento, pero sé que su sueño es triunfar como músico y no trabajar en un estudio toda su vida. Tiene talento, así que sé que lo va a lograr. Todo llega, o al menos eso dicen.

Por mi parte, yo trabajo de recepcionista en una empresa. No es el trabajo de mis sueños, pero es lo que ahora puedo conseguir. No está tan mal, me pagan bien, pero me gustaría hacer algo relacionado a lo artístico, todavía no sé qué, pero espero descubrirlo pronto.

Una vez que terminamos de comer, agarro los platos y demás cosas y las llevo a la cocina. Comienzo a lavar todas las cosas para ayudar a mi madre. Ella llega a casa agotada, trabaja todo el día y mi padre también, por eso por las noches trato de ayudarles lo más que puedo; aunque también estoy agotada del trabajo, pero yo salgo antes. Mi hermano no es de hacer tareas de la casa porque no está mucho aquí, vive en ese estudio básicamente, es un tema bastante delicado.

Termino de lavar todas las cosas y me despido de mis padres y de mi hermano.

- Adiós papá –le doy un beso.

- Adiós mamá –le doy un beso a mamá.

- Adiós Ámbar –contesta mi madre.

- Buenas noches Balta –él me da un beso en la frente.

Subo las escaleras y me voy a mi habitación. Me acuesto, estoy muy cansada, hoy fue un día agitado en la empresa, luego fui al gimnasio y llegué a casa. No doy más. Mañana ya por suerte es sábado, voy a poder dormir todo el día.

Al día siguiente...

Son las doce del mediodía. Me acabo de despertar, lo único en lo que puedo pensar es en el hambre que tengo en este momento. Voy a hacerme un rico desayuno. Y sí, deben estar pensando: ¿desayuno? Son las doce del mediodía. Pero es que amo los desayunos, también las meriendas, me gustan más que la cena y el almuerzo, es raro, lo sé. Pero bueno, digamos que soy un poquito rara.

Me levanto y voy al baño. Lo primero que hago es darme una ducha calentita, ya que hace mucho frío, estamos en pleno julio aquí en Buenos Aires. Luego de ducharme, me pongo una bata y comienzo a secar mi cabello largo y castaño, termino y me pongo un aceite en las puntas para que no se me abra. Me vuelvo a poner el pijama, hoy pienso estar todo el día así.

MILTONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora