Corre perra

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Fuera de la tienda se oyeron pisadas, aullidos y risitas masculinas.

Daryl me observo y negó, se puso un dedo sobre los labios y señaló el colchón.

Apreté los dientes furiosa.

Jadeos, gemidos de dolor y ropa siendo rasgada resonaron sin cesar, por mas de tres horas.

Súbitamente abrieron nuestra tienda, un rostro sucio, joven y aparentemente satisfecho se asomó entre los pliegues de tela.

-¿Oigan no quieren pasar un buen rato?- 

Con su dedo índice se rasco debajo de la nariz, como si estuviese  preguntando algo totalmente normal, y no la presunta profanación de personas.

Como para enfatizar eso los quejidos y alaridos subieron de intensidad.

Observe a Daryl, quien le dedicó una sonrisa tensa, se acercó a mi y negó.

-Voy a llevarlo a dar una vuelta- elevó sus cejas de manera sugestiva.

El tipo se encogió de hombros y se fue tan rápido como apareció.

Daryl tomo su cuchillo y apuñaló a la pobre cama improvisada, de la cual saco una mochila pequeña y varios sobres de comida.

-Tenemos que irnos ahora-

Rápidamente tome todo lo que pudiese sernos utilidad.

Sin dar explicaciones me tendió la mochila. 

Salimos lentamente de la pequeña tienda alertas, observando nuestro entorno.

Junto a una tienda había unas cuantas botellas con agua, las tome.

Daryl frenó en seco y sin girar me tendió mis cuchillos, los enfunde sin rechistar.

Retomamos nuestro sigiloso andar,  los gritos, aullidos y jadeos se iban reduciendo conforme nos alejábamos.

Hasta que un silencio total nos rodeo, pero aún, no nos habíamos alejado lo suficiente para ello, un disparo resonó, seguido de maldiciones.

La puta madre, la puta madre, la re puta madre.

Echamos a correr, sabíamos que vendrían por nosotros.

Las primeras pisadas comenzaron a oírse detrás nuestro.

Mis pulmones ardían.

Repentinamente sentí, como caía de bruces al suelo sobre mi estómago, un par de manos tomaron bruscamente mi cuello por detrás para ponerme de rodillas.

Daryl paro de correr.

-¡¡Corre estúpido!- grite

No comprobé si lo hizo.

Sin que el que me sostenía lo viera venir, gire, barriendo sus pies con mi pierna derecha, lo que ocasionó que aterrizara sobre su trasero.

Con ambas manos en el suelo me impulse hacia delante, pero un fuerte tirón en mi cabeza me hizo trastabillar y gemir de dolor .

Guiada por la adrenalina del momento gire para propinarle un fuerte puñetazo, el cual esquivó, con dificultad.

-Cuando te ponga las manos sobre ti serás la siguiente perra- se mofo tomando con una de sus manos sus genitales.

Una mirada de asco fue lo que recibió a cambio.

Se abalanzó sobre mi y en un milisegundo uno de mis cuchillos estaba enterrado en su cuello.

Con los ojos abiertos como platos, se tomó el cuello con ambas manos y calló al suelo.

A menos de tres metros había cuatro hombres más corriendo hacia mi, sus ojos sólo prometían dolor.

MI ESTUPIDO ANGEL(Daryl  y Sam)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora