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TaeHyung miraba el pizarrón sin intención alguna, simplemente fingiendo que estaba prestando atención, cuando claramente no lo estaba haciendo, pues su cabeza estaba ocupada por otras cosas.
Ya había comenzado a extrañar a Hyun Hee, lo admitía; a pesar de tener a Lisa, no la quería, simplemente había vuelto con ella porque... Ya ni él sabía por qué había vuelto con ella.
Ya era una semana completa lo que llevaba sin ver a Hyun Hee, se había dado cuenta que JeonGguk ya no se encontraba en la cafetería, y no lo había visto por ninguna parte del instituto.
También había comenzado a preguntarles a sus compañeros y éstos le habían dicho que ya no venía al instituto. ¿Por qué? Era lo que TaeHyung no sabía pero quería averiguar.
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Hyun se despertó con pereza, se estiró mientras bostezaba. Suponía que su abuela ya había ido a buscarle un instituto, ya que ellos se levantaban bastante temprano.
Miró el reloj, el cual marcaba las 8:00 AM. Inmediatamente sintió la pereza inundarle el cuerpo, ya llevaba una semana allí y aún no había hecho nada productivo, debía hacer algo por su vida.
Suspiró y miró al peluche de kumamon, sonriendo levemente mientras lo acariciaba.
—Al menos algo me recuerda a YoonGi —sonrió y se levantó de su cómoda cama, la cual ella sentía que la llamaba para quedarse un poquito más, pero su estómago pedía comida.
Se estiró y decidió bajar a tomar desayuno. No había entrado al baño como naturalmente hacía, ya que había tomado confianza y simplemente, al no tener nada que hacer durante el día, ya le daba igual.
—Buenos días, preciosa —saludó su abuelo al ver a una perezosa Hyun—. A esta hora tú estarías en el instituto, ¿verdad? —preguntó, a lo que Hyun asintió con una sonrisa—. Hay un chico que te busca, no me dijo su nombre, dijo que quiere que sea sorpresa —informó y se encogió de hombros, volviendo a su trabajo.
A Hyun Hee se le quitó inmediatamente el sueño, su corazón comenzó a latir con rapidez, sintió el pánico inundarle, sólo esperaba que no fuera quien ella creía. Era imposible, le había dicho a todos que no le dijeran.
Miró a su abuelo e intentó actuar normal, sonriendo nerviosamente.
—¿En serio? Oh, está bien. Dile que tomaré desayuno, me vestiré y vendré a verlo —murmuró, viendo a su abuelo sonreír y alejarse de la casa.
Hyun, sin prestarle mucha más atención al asunto, se preparó unos huevos estrellados. Cuando terminó de desayunar, lavó los platos y corrió a su habitación, ya llevaba haciendo esperar mucho a ese desconocido.
