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Ya habían pasado cinco días desde el beso de Hyun Hee y TaeHyung. Ahora se encontraba en su habitación, mirando la maleta con tristeza. Sentía que pronto su cabeza explotaría del dolor, y su corazón también estaba haciendo presión, diciéndole que no debía irse.
Debía alejarse de TaeHyung y empezar nuevamente con su vida. Era por eso que había decidido hablar con todos los que sabían que se iría para que no le dijeran.
—Bien, ya está todo listo —dijo, cerrando la gran maleta.
Miró a su madre, la cual se encontraba llorando desconsoladamente. No podía creer que Hyun Hee hubiera decidido independizarse y alejarse de ella, pero entendía que su hija quería empezar un nueva vida, tal vez divertirse con otras personas aparte de las que ya conocía.
Y es que desde siempre Hyun Hee había sido muy tímida con la gente, por lo que no le gustaba estar lejos de su madre, pero ¿ahora? Ahora sería una nueva Choi Hyun Hee.
—No puedo creer que en serio te vayas... —sollozó su madre, sintiendo los brazos de su hija envolverla—. ¿Vendrás a visitarme? —frunció su ceño, sonriendo cuando Hyun asintió.
Bajaron a la sala, mirándose y despidiéndose por unos largos minutos. La madre de Hyun pidió un taxi, por lo que tuvieron que esperar a que éste llegara para llevarla al aeropuerto.
El taxi llegó y Hyun se despidió entre lágrimas de su madre. Salió de su casa, guardando la maleta en el maletero y subiendo en el auto de copiloto. Se asomó por la gran ventana, viendo a su madre llorar.
Todo estará bien, Hyun.
Se repetía una y otra vez que todo estaría a bien, porque estaba haciendo lo correcto y con lo que se sentía más cómoda.
Cuando llegó al aeropuerto, bajó del taxi, bjaando sus maletas y suspirando, mientras miraba el gran edificio con un poco de nervios.
—Allá voy, Daegu —comenzó a caminar a la puerta y entró al aeropuerto.
Apretó sus maletas cuando ya tenía la ubicación de la puerta de embarque y la hora en la que debía entrar. Se dirigió allí y miró la puerta, dispuesta a entrar, pero algo, más bien, alguien, la tomó de la muleca, deteniéndola.
Su ceño se frunció y su labio comenzó a temblar cuando volteo y vio quién se encontraba ahí, llorando a mares, junto a otro a su lado.
—¿No pensabas despedirte? —sollozó e hizo un puchero—. ¡Te volviste nuestra mejor amiga y no te despedirás!
Hyun Hee tragó saliva, mirando a YoonGi, quien sí se veía mal y afectado con la situación. Y es que, ambos sabían que aunque pareciera muy insensible, por dentro era más blando de lo que aparentaba.
—Jiminnie... —murmuró y lo abrazó fuerte. YoonGi les miró y sonrió levemente, haciendo que Hyun Hee también lo hiciera.
—Te extrañaré —besó su mejilla con algunas lágrimas en las suyas—. Promete que vendrás a visitarnos.
