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Capítulo 12: "Curioseando como niños. Una unión de amor pleno"

Cuando llegamos al lugar, Quil me había llevado cargando por culpa de mis pulmones no había podido continuar sola en la mitad del camino. Me cansé mucho, pero me agradaba estar en sus brazos, la frialdad y temblores disminuían por minutos al estar a su lado, a veces parecía que me daba y seguía dando fuerzas para seguir viviendo.

Esa tarde al llegar a la cabaña, nos sorprendimos mucho al ver que no era extravagante ni muy colorida, era perfecta, Quil se había emocionado y cuando entramos parecíamos dos niños pequeños felices y alucinados con un juguete nuevo, observamos juntos cada rincón.

El lugar poseía una sala con una mini biblioteca, con un sofa con espalda color beige y un sofa cama color negro, la habitación estaba pintada de un color crema, tenía como último detalle una alfombra suave que daba cosquillas a los pies al pasar, según Quil. Luego fuimos por la cocina que contenía mucha comida, tanto en el refrigerador como en las alacenas, en el encimera había frutas incluso helado. Habiamos pausado nuestro recorrido para merendar el helado, que sin duda se tomaron el tiempo para sorprendernos ya que había los sabores cielo, chocolate, dulce de leche, y pave. Una vez nuestros estómagos llenos continuamos con nuestro reconocimiento de la cabaña.

Observamos un pequeño baño del cual contenía un inodoro y un orinal aparte, me dio risa al imaginarme el día que ambos coincidamos en el baño, aunque al principio Quil se avergonzó ante la idea pero luego se puso en modo positivo con la idea de poder cuidarme por mas tiempo y cuidado. A pesar que él fuese tímido poco a poco se abría conmigo, en su mirada se observaba la felicidad que le causaba, y me encantaba ser capaz de ser testigo de este amor tan bello.
También había un jacuzzi mediano para dos personas y una ducha, estaba visto que habían pensado en todo, hasta en los aromas del shampoo habían acertado, Alice era estupenda. Al final acordamos juntos en darle un agradecimiento a Alice por todo. Aunque no sería sorpresa no para ella.

Al final llegamos al dormitorio, el lugar era considerablemente espacioso, incluso Quil en su estado lobo podría entrar, pudimos observar que tenía un armario para dos, un baño individual y solo tenía una luz en el techo el cual parecía una flor pegada al mismo, su luz era blanca pero en ningun momento molestaba.

Cuando llegamos a la cama tragué un poco de saliva al ver lo grande que era el somier, pero claro, como no lo iba a ser, si era matrimonial. Con curiosidad fui la primera en conocer la cama, bajé la mochila del respirador con ayuda de Quil a la cama, luego subí despacio a ella, sintiendo la suave textura del edredón y comoda superficie del colchón, del cual se notaba que no era con esos resortes, los cuales odiaba, por suerte pensaron en todo. Pero cuando llegué a recostar mi cabeza en la cama, de forma que mi espalda descansara sobre el colchón, pude ver que Quil se encontraba mirandome con una dulce mirada.

Le sonreí dulcemente, para luego verlo como suavemente y con mucho cuidado se colocaba encima de mi, claro sin aplastarme, sus piernas estaban a cada costado de mi cuerpo, y sus manos del mismo modo, pero luego fuego flexionando sus brazos hasta quedar muy cerca de mi rostro el suyo. Podíamos sentir nuestra respiración suave y cálida, levanté mi mano para acariciar suavemente su mejilla, haciendo que ronronee un poco al sentir mi caricia, logrando que riera un poco. Era tan perfecto y tierno, mi lobito especial de mi corazón. En el poco tiempo que lo conocía me di cuenta que la unión y conocimiento mismo de estar en pareja o con la impronta hacía que ambos pudieran sentir la unión sentimental de una manera mas fuerte y rápida sin tantas complicaciones humanas, se sentía la confianza, amor y felicidad. Habían veces dentro del día que sin decir algo por medio de palabras, Quil ya entendía lo que necesitaba y quería. Era realmente una unión complementaria tan hermosa, ya que desde que llegó a mi vida no he sentido ese vacío y dolor que las muertes de mis seres queridos habian dejado en mí.

Último deseo (Crepusculo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora