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Capítulo 13: "Nunca te olvidaré"

Recuerdo al despertar sólo sentía una calidez protectora, era extraño. Me gustaba pero no entendía que había pasado luego de llegar juntos al desenlace sexual. Levanté el rostro y lo encontré aun durmiendo, una sonrisa surcó mis labios, me recargué un poco en mi mano al hacer esfuerzo y separarme un poco de él, para besar sus labios. Dulces,  como me gustan.

Acaricié suavemente su cabello, y me estremecí al sentir su brazo rodear mi cintura desnuda.

—Buenos días, meloncita.

—Buenos días, lobito.

Esbozamos una sonrisa, pero de repente no podía enfocarlo, un mareo nubló mis sentidos y no pude hacer nada, una oscuridad me había llevado a algun lugar.









No sé cuando tiempo estuve en aquella oscuridad, pero sólo recuerdo haberme despertado en otra cama, con un respirador automático, y cuando miré mi mano, esta estaba cubierta con aquella mano mostaza y calida, agarrandola como si fuera su vida, como si de esa unión dependiera su vida. Quise intentar hablar pero sólo conseguí toser, despertándolo.

No quería sacarlo de aquel descanso, parecía estar disfrutandolo. Al conectar miradas no hizo falta palabras para decirme lo que sucedía, sus ojeras y debilidad fisicamente se notaban, estaba mas flaco de lo que recordaba. Sentí como una lágrima resbalaba por mi mejilla.

—No llores, mi amor... Estoy bien... N-no te preocupes, ya despertaste, eso es lo bueno —dice Quil, acercandose y besándome la frente.

Lo abracé fuerte, sin palabras que decir, sabía que mi fuerza ya no era como recordaba, quizás parecía él abrazando a un peluche y este intentando corresponderle.

No tardaron en aparecer los Rosalie y Edward, el último me intentaba regalar una sonrisa, pero yo solo pude darle una sonrisa triste, mis días de vida se desvanecían mas rápidos de los que podían ser contados. Rosalie si fuera capaz de llorar, creo que lo estaría haciendo. Se acercó a mi, abrazándome como si fuera que me escaparía de sus brazos, poco le importó si olía a chucho o éste le gruñía. Sólo se dedicó a abrazarme.

Aquel día pude ver como todos intentaban no mostrar como le afectaba mi pronto marchar, Quil intentaba hacerme reír cada vez que podía. Pero Carlisle había dicho que no podría llegar a mi cumpleaños. Mi cuerpo se debilitaba por minutos, los glóbulos rojos disminuían, mis pulmones ya no podían respirar por si solos, y mi memoria cada día disminuía.

Con esfuerzo logré escribir una carta para ellos, me entristecía incumplir la promesa de volver para ver por ultima vez a la pequeña Kile. Con ayuda de Edward pude pedir a Quil que cuando pudiese lo enviara a Paraguay. Pero Alice dijo y prometió que sería ella quién lo entregase. Intenté que entendieran que quizas ellos no eran reales para el resto,  pero no me quisieron escuchar, al parecer querían hacerme aquel favor.

Alice se encontraba triste por ya no poder ver mi futuro, Jasper intentaba aminorar el ambiente siempre. Pero ya no se podía evitar la llegada de la muerte. Y sólo podía dedicarme a ser agradecida por lo que me dieron.

Ahora me encuentro escuchando un poco de música  Blue Foundation - Eyes On Fire.,  en compañía de mi lobito. Me duele saber que el está sufriendo toda mi delibidad, me enojé al principio de saber que me había mordido y marcado al final de hacer el amor, él sabía que no quería que sintiera mi fallecer, pero terco y tonto mi lobo enamorado se hizo del visco e igual nos unión. Ahora él parecía un cadavérico, Carlisle le suministraba medicamentos para evitar que mi enfermedad lo consumiera.

Pero aun así no se podía evitar, estabamos unidos hasta el final, sólo un milagro para él sería vivir para un mejor final sin mi. Ese era un deseo egoista por mi parte, pero él se lo veía feliz de estar conmigo estos ultimos momentos.


『Narrador Omnisciente』

La pareja era vigilada desde hace dos semanas, última semana de noviembre y pocos días de comenzar diciembre. Bruley ya no podía moverse de la cama, su cuerpo ya no podía hacer mucho esfuerzo, se cansaba mucho, y el lado izquierdo ya no le funcionaba. A veces Edward solía escuchar sus pensamientos, pero sorprendentemente siempre eran buenos, y no tristes, siempre estaba agradeciendo todo lo que pudo vivir, lo que conoció, y que le hubiera gustado estar para cuando él se enamorara de Isabella, llenándolo de curiosidad, pero cuando buscaba información de aquello sólo se encontraba con nada, ningun recuerdo mas volvía o retenía. Conforme fue pasando el tiempo sólo recordaba a Quil, no sabía que su cumpleaños estaba cerca.

El 10 de diciembre, Sam y Emily fueron a visitarla, dar fuerza a Quil para que no se desanimara, pero lo encontraron durmiendo a lado de su novia, ambos miraban por tristeza y pena, pero era tan dulce la escena que daban. Bruley abrazando como a un osito a Quil, mientras él la refugiaba entre sus brazos.

AL DÍA SIGUIENTE, diciembre 11

Alice estaba inquieta, quería dar un regalo y festejar el cumple de Bruley, que se fuera con un buen recuerdo, pero antes que pudiese dejar el regalo en la mesa, escucharon una tos seca.

Gritos de desesperación... Quil llamando a Carlisle desesperado... El llanto, y el aroma de algo salado.

—B-bru... Nunca te olvidaré–murmuró Quil con dolor en su corazón al verla con sus ojos opacos.

—... Fuiste...mi mejor... Último deseo... Te amo... ¿Cuídate si?

Esas fueron sus últimas palabras una lágrima resbaló por su mejilla, con una sonrisa feliz y plena, se durmió para siempre.

Los Cullen dejaron de escuchar el latido del corazón de la humana, y Quil gritó de dolor y tristeza al verla partir, abrazándola comi si fuera que volvería a despertar. Todos bajaron la mirada, y si pudieran sus ojos estarían llenos de lágrimas. Aquella tarde Alice y Jasper se encargaron de hacerle un funeral digno, no fúnebre, con sus colores favoritos, y un globito con forma de melón...

Bruley Yosefi Riveros, había fallecido a las 2:30 am del día 11 de diciembre, su cumpleaños, con 30 años.

Último deseo (Crepusculo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora