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Capítulo 7: "Pesadumbres de Bruley parte 1 y 2"

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En la familia nunca es de decirse o escucharse tan a la perfección que los miembros de la familia se lleven bien, siempre persiste la aparición de la envidia, codicia, tristeza, avaricia y otros buenos, aunque actualmente solo dan mas uso a las principales. Mi familia no era la excepción, a pesar que mis padres hacían todo lo posible para que no hubieran intención ni esos sentimientos entre hermanos, ya que en el pasado, entre los hermanos paternos ya hubo aquel dilema y no terminó muy bien el caso. Mis padres siempre intentaron darnos lo que podían y hasta lo que no podían. Mi hermana mayor Alexandra no había culminado la carrera que había elegido, que era seguir los mismos pasos que nuestros padres, la odontología. Solo digamos como mi madre decía: "Ese no era su momento, habrá mejores cosas en que sepa desenvolverse", y pues digamos que aquella mujer que nos crío practicó mucho su paciencia con Ale, ya que desde pequeña era de carácter rebelde, terca e inmadura. Por cosas del destino un bebé no llegó a ser mi sobrinito, y ella se hundió en lo que yo podía tener y ella no. Empezando a hacerse la convivencia menos amena. Por el lado de mi hermano mayor, el del medio, pues él era el orgullo de la familia, mi ejemplo a seguir. Bernardo había conseguido después de 4 años probar ingresar en la carrera de medicina, y lo logró, terminando la carrera como Kinesiologo y Fisioterapeuta. Trabajaba muy bien, no ganaba mucho dinero pero ya estaba por buen camino. Ambos teníamos buena relación, me apoyaba, me alentaba y lograba hacer reír después de cada malhumor de nuestro padre. Nuestro lazo se rompió en el momento que yo cometí un error que no era para que todo se derrumbara pero mi hermana se aprovechó de la situación y solo quiso -dar una lección de que nada es feliz y lindo en la vida, o lo que según debía pasar como ella lo pasó-. Ella al enterarse de un desliz en mi adolescencia, aquella situación en que las hormonas brotan y haces tonterías, pasas fotos a desconocidos que con el tiempo te enamoraron y luego te pidieron esas fotos, que tanto los padres dicen llevan al altar. Eso fue lo que mató todo mi buen lazo con mi familia, una cosa es decir a nuestros padres que nos cuiden y hablen como para solucionar y entendamos que esta mal lo que hacemos, ¿no?. Pues ella lo hizo tal cual su envidia y celos la dominaron, en ese entonces su novio era hacker, vio lo que hacía y pues se lo contó a ella. Y el chisme cambió a su conveniencia. Dijo: -Ella se la pasa mostrando su cuerpo como una prostituta, no se cuida, ustedes ven pureza en ella, es mas una cualquiera que ni siente ni tiene autoestima. Se anda acostando con cualquiera, y a esa edad ustedes me cuidaban, me regañaban por salir, quiero igualdad de trato, deben cuidarla sino la perderemos y no la voy a apoyar en sus porquerías-, aquello sinceramente me había dolido en el alma, me dio vergüenza que lo supiesen de esa manera, yo me di cuenta de mi error, pero gracias a las palabras que uso y su modo en decir, no causaron un buen efecto y la consecuencia fue una cachetada de tristeza y vergüenza de mi madre, mi padre en el momento solo se quedó callado, pero luego al ver que no reaccionaba, Ale dijo algo que ni siquiera era cierto, que estaba embarazada, y en ese entonces estaba recién terminando el colegio. Ya entenderán el lío que se armó. Mi padre no me habló en un largo tiempo, me sentía la peor persona por dañarlos y mas al ver que mi hermano, mi ídolo, me miraba con asco, y aunque yo tuviese la única verdad, por ser la menor no me creyeron. La verdad de toda la situación solo era lo de compartir fotos, pero nunca me había acostado con nadie, ni siquiera besado, hasta que llegué a los 19 años, con el tiempo se desmintió la mentira de estar embarazada.
Aunque con el tiempo que fue pasando por ver la cruda realidad de no contar apoyo de mi familia e intentar seguir con mis estudios, intentando reivindicar el error, buscando la confianza de mi madre y su cariño. Logré a base de una pesada depresión terminar el colegio, el bachiller, y sacar excelentes notas. A pesar que luego de haber culminado los exámenes y demostrarles lo que había logrado, no bastó para enfurecer a mi hermana, y gritarme que por mi culpa todo se había arruinado, -mi existencia no estaba pensada, fui un error no deseado, pero por lastima y obligación nuestra madre me había concebido-, aquello me mató, era real el de no tener una autoestima muy alta, pero con aquello ya no sabía como lidiar y empecé con un día para cambiar lo que vivía, quizás no fue la mejor acción. En el momento no lo pensé, pero para ese entonces ya estaba anorexica, mis enfermedades respiratorias no ayudaban, me enfermaba con más frecuencia, llegué a tener neumonía y sin contarles. Intenté cuidarme yo, para no ser la molestia que sentía ser, gracias a las palabras de mi hermana. Intenté levantarme de la tristeza que sentía, sonreía cuando mis compañeros intentaban ayudarme, cuando me cuidaban como parte de su familia, a pesar que les negaba, pero ellos querían hacerlo. Aunque no siempre se pudo, ya que las chicas populares se sentían diminutas y empezaban a molestarse conmigo, y se puede decir que no era muy conflictiva, era mas de carácter sumiso, por lo que cada vez que me hacían una broma pesada, me golpeaban o algo, sencillamente tomaba como excusa que me caía por mi torpeza. Siempre busqué una justificación razonable al que me lastimaba y se lo perdonaba, porqué quizás yo era la culpable de esa reacción. Aunque fuese lo incorrecto. Era lo mismo con lo que hacía en casa.

Último deseo (Crepusculo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora