Cap. 3

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-¿Que tal por ahí?- preguntó Nora.

-Bueno, seguimos en el avión y, esto es muy raro, Nora.

Miré al rubio, que estaba de frente a mi pero en tres asientos más lejos de mi.

-Ellos están muy integrados ya, incluso la estilista se sienta y habla con ellos y yo, estoy sentada, sola, aislada del mundo. No tendría que haber aceptado- dije bajando la cabeza.

-¿No te llevas con nadie?

-La estilista-dije- y su hija-añadi al ver a Lux caminar por el avión hacia mi.

-¿Cuantos años tiene? 

-Va a hacer tres, ¿que hago? Le cuento a una niña de tres años que no quiero estar aquí- dije preguntando.

Senté a Lux en mi regazo, dejando que se entretuviese con mis rizos.

-No, no es plan de traumatizar a la criatura- río Nora.

-Pasame a Luke por favor, le echo de menos.

Nora se despidió, y a los pocos segundos mi hermano ya estaba saludando.

-¿Que te pasa bicho?

-No tenía que haber venido, Luke. Me saldrían más trabajos con buen sueldo. ¿Que hago rodeada de famosos? Esta no es mi vida.

-Ya veras como todo mejora, solo tienes que dejar que pase tiempo.

-¿Cuanto tiempo Luke? Porque no creo que pueda aguantar mucho más y, a penas acabo de subirme al avión.

-Solo tienes que decirme donde estas y cojere el primer vuelo, Tan.

-Te lo diré si lo necesito- mentí.

-Sonríe, mama querría verte sonreír.

Murmure algo parecido a un sí, y colgué el teléfono.

-¿Tienes sueño, Luxy?

La pequeña asintió, acomodándose en mis brazos para dormir.

La acune ligeramente en el asiento y en cuanto se durmió, tire del plumas doblado del asiento contiguo al mio y nos tape.

Mi Instagram dejo sonar una notificación, así que, lo mire.

"@Niallhoran: La princesa pequeña se duerme."

Me había etiquetado a mí, y a Lou.

Guardé el iphone sin darle a me gusta, y recline el asiento.

Paul me despertó cuando llegamos a Nueva York.

-Es hora Tanya, tapa tu cara con la cazadora y cubrela con tu mano. Lou llevará a Lux.

-Chicos, es hora, ya sabéis, lo mismo de siempre, recordad que a partir de las cintas de las maletas, puede haber paparazzi.

Todos corearon un Sí, señor, y salieron del avión.

Intenté que mi bolsa de mano no se me resbalase de la mano, y la enganché a la maleta en cuanto la tuve.

Niall se pegó a mí,  como un moco, cubriendo mi cara con su chaqueta de nuevo.

Aunque en otra ocasión hubiese dicho que podía sola, agradecía que Niall me tapase.

-Ya falta poco, Tanya- murmuró.

Sentí como me quitaban la maleta y como Niall me abrazaba la espalda, también se la quitarían a él, supongo.

Me metió en el Hammer con cuidado y destapó mi cara.

Fisioterapeuta» N.HDonde viven las historias. Descúbrelo ahora