capitulo 4

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Después de una semana en el mar, Elsa comenzó a echar de menos el placer de sus baños. El pequeño recipiente de agua que le entregaban cada día no era suficiente, y su peor problema era el cabello sucio. Pero después de dos semanas pudo lavarlo, cuando el "Canción del Viento" pasó por la primera tormenta con lluvia del viaje. Tuvo que ir a cubierta, cosa que el capitán desaprobaba severamente, y dejar que la lluvia que chorreaba por las velas cayera sobre su cabeza. Significaba mojarse hasta los huesos y tener que cruzar las peligrosas cubiertas resbaladizas, pero valía la pena.

Se ordenó a los hombres que permanecieran en las cubiertas de abajo, porque el capitán prefería no correr riesgos. Pero con Norte Marivaux y sus oficiales vigilando, y Hada junto a él Elsa se sentía muy segura.
El capitán se reunió con ella varias veces para cenar, y todas las veces insistió en que no debía dejarse ver por la tripulación. Se le permitía salir a cubierta a última hora de la noche, cuando ya la tripulación había bajado, pero sólo si el capitán o uno de los oficiales estaba con ella.
Elsa no comprendía por qué, y el capitán encontraba difícil explicárselo. Finalmente, Elsa preguntó a Hada por qué no podía disfrutar de su libertad en el barco.
-No debes preocuparse por eso, ma chérie -dijo Hada-. Limítate a seguir las indicaciones del capitán.
-Pero tú conoces las razones, ¿verdad, Hada? -insistió Elsa.
-Sí, creo que sí.
-¿Y por qué vacilas en decírmelo? Ya no soy una niña.
Hada sacudió la cabeza.
-Eres inocente, y eres una niña en muchos sentidos. Nada sabes de los hombres, y cuanto menos sepas, mejor.
-No puedes seguir protegiéndome siempre, Hada. Pronto tendré un marido. ¿Debo ser completamente ignorante?
-No... no, creo que tienes razón. Pero no esperes que esta vieja te diga todo lo que quieres saber.

-Bien, dime por qué no puedo tener libertad en el barco -replicó Elsa.

-Porque no debes tentar a la tripulación con tu belleza, niña. Los hombres tienen fuertes deseos, ansias de amar a una mujer, especialmente si es tan hermosa como tú.
-¡Ah! -exclamó Elsa -. Pero seguramente saben que no pueden.
-Si, pero si la tripulación te ve todos los días, comenzarán a desearte. Este deseo de un hombre puede volverse tan intenso que puede llegar a arriesgar la vida con tal de hacer el amor con una mujer.
- ¿Cómo sabes ~ estas cosas, Hada? -preguntó Elsa, sonriendo.
-Nunca me he casado, pero conozco a los hombres. Cuando era joven, no estaba tan protegida de ellos como tú, Elsa.
- ¿Eso quiere decir que hiciste el amor con un hombre?
-Ahora tu curiosidad va demasiado lejos, señorita. Deja en paz a esta vieja.

-Ah, Hada -suspiró Bettina, porque sabía que Hada no le diría nada más, y había muchas cosas que deseaba saber. Tal vez después de casarse todas sus preguntas obtendrían respuesta. Pero no podía evitar preguntarse cómo sería hacer el amor. Debía- ser un gran placer si los hombres estaban dispuestos a arriesgar su vida por ello. Pero tendría que esperar a casarse; luego sabría lo que era.
Después de tres semanas en el mar, ocurrió un incidente muy desagradable. Elsa estaba sola en su camarote, porque Hada la había dejado para lavar alguna ropa. Cuando se abrió la puerta, Elsa no levantó la mirada, pensando que era Hada que volvía. Pero gritó cuando sintió dos manos que agarraban sus hombros y la obligaban a darse la vuelta. El hombre no parecía oírla. Se limitaba a aferrar sus hombros, y sus ojos vidriosos recorrían lentamente su cuerpo, pero no hizo otro movimiento.
-¡Atrápenlo! -gritó el capitán.
Elsa se sobresalto, y dos hombres entraron en el camarote y atraparon al intruso. Ella los miró confundida, y vio cómo arrastraban al hombre por la cubierta, a pesar de que luchaba por liberarse. Luego lo ataron al mástil mayor y el primer oficial le arrancó la túnica.
El capitán Marivaux apareció ante Elsa, furioso.
-Es lamentable que esto haya sucedido, mademoiselle- El conde de Berk se enfurecerá cuando se entere de que han estado a punto de violarla.
Elsa no miró al capitán, porque sus ojos no podían apartarse del pobre hombre que esperaba su castigo. El primer oficial se acercó al hombre con un látigo en la mano. El látigo cm de cuero de un metro de largo, con muchos nudos.
El capitán habló duramente a su tripulación, pero Elsa estaba demasiado perturbada como para escuchar sus palabras. Luego el capitán Marivaux dio la señal y el primer oficial hizo sonar el látigo en el aire dos veces y luego lo aplicó con fuerza brutal a la espalda del hombre. Se vieron correr gotas de sangre por la espalda temblorosa. Luego apareció otra marca cuando el látigo volvió a bajar.
-¡No, por Dios! ¡Basta! -gritó Elsa.
-Hay que hacerlo, mademoiselle Swon. La tripulación recibió advertencias, de manera que no es culpa suya.
Una y otra vez el horrible instrumento cayó sobre la espalda del hombre, cuya sangre salpicaba la cubierta y las ropas de quienes estaban cerca. Elsa corrió hacia la barandilla casi sin darse cuenta. Tal vez fue cuando el hombre empezó a gritar, pero eso no duró mucho. Cuando terminó de vomitar, todavía oía el horrible sonido del látigo que azotaba la carne del hombre, y eso era todo lo que se oía.
Finalmente terminó. Se le habían dado treinta latigazos, según le dijeron más tarde, el hombre estaba medio muerto. Elsa pensaba que ese hombre sólo la había asustado, y que por eso le infligían este horrible castigo que lo dejaría inútil durante el resto del viaje.
Elsa lloró esa noche, y vomitó tres veces más, siempre pensando en la horrible escena. Un hombre había estado al borde de la muerte por haber intentado violarla. ¡Violarla!
-¿Qué quiso decir el capitán, Hada, cuando dijo que el hombre estuvo a punto de violarme? -preguntó
Elsa esa misma noche-. Sólo me miró, y por eso sufrió ese horrible castigo.
Madeleine, tendida en su camastro, miraba el techo del camarote. Estaba tan perturbada como Elsa por lo sucedido ese día,
La miró con expresión preocupada.
-Habría hecho algo más que eso si el capitán no hubiera llegado a tiempo. Yo tengo la culpa, Elsa. No tendría que haberte dejado sola.
-¡Pero ese hombre no hizo nada, y ahora lo han arruinado para toda su vida por mí!
-Desobedeció las órdenes y por eso fue azotado.
Se advirtió a los hombres que no se acercaran a ti, Elsa pero él no escuchó la advertencia. Te habría sometido si el capitán no te hubiera oído gritar -dijo Hada en voz baja.

-¿Entonces por qué dijo eso en lugar de decir que estuvo a punto de violarme?

-¿Tú querías que el hombre te tocara?
-Por supuesto que no -replicó Elsa.
-Bien, él no habría tenido en cuenta tus deseos. Te habría forzado contra tu voluntad, y eso es una violación.
Elsa se recostó en la almohada, con un remolino en la mente. Entonces eso era una violación. Hacer el amor con mujeres que no lo deseaban. ¡Qué terrible! Pero de todas maneras, aún no sabía qué era hacer el amor. ¡Ah, qué estúpida era! ¿Cuándo aprendería? ¿Cuándo descubriría cómo era hacer el amor? Cuando estuviese casada, se recordó a sí misma, y ello sucedería muy pronto.

Continuara....

Amor PirataDonde viven las historias. Descúbrelo ahora